El ejercicio suele ser un componente esencial en el tratamiento del cáncer, pero, al igual que con los medicamentos, no hay una receta única para todos: existen distintos tipos e intensidades de ejercicio que son apropiados durante las distintas fases del tratamiento de un paciente. Los médicos también deben considerar cómo interactúa el ejercicio con otros tratamientos a los que se somete el paciente.

En ello se ha centrado un reciente estudio realizado en la Universidad de Alberta (Canadá), dando lugar a un nuevo marco para ayudar a los facultativos a integrar eficazmente los tipos adecuados de ejercicio en el tratamiento del cáncer en los momentos clave para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos para los pacientes.

"El objetivo es que los médicos e investigadores tengan en cuenta el ejercicio como parte de un paquete de tratamientos y no como un tratamiento único", explicó la Dra. Kerry Courneya, oncóloga del ejercicio en la Facultad de Kinesiología, Deporte y Recreación y Cátedra de Investigación de Canadá en Actividad Física y Cáncer.

El programa, denominado 'Ejercicio en el continuo postdiagnóstico del cáncer (EPiCC)' , proporciona una terminología clave y una forma estructurada de abordar el papel distintivo que tiene el ejercicio en el cuidado del cáncer, desde el tratamiento hasta las intervenciones de apoyo.

"En el pasado, pensábamos que el tratamiento del cáncer era algo único: se iniciaba el tratamiento y luego se dejaba. Con el panorama actual de tratamiento del cáncer, tenemos tantas opciones disponibles, y los oncólogos clínicos están tratando de descubrir cómo combinarlas, cuáles deberían ir juntas y cómo secuenciarlas", señaló la Dra. Courneya.

Al respecto, el marco ofrece orientación para incorporar el ejercicio como parte del plan de tratamiento y atención primaria, y como parte del plan de recuperación y atención complementaria. También destaca las futuras direcciones de investigación y las preguntas que los oncólogos especializados en ejercicio deben considerar al determinar cómo ubicar el ejercicio dentro de un plan de tratamiento.

Seis períodos clave

Este equipo de profesionales identifica seis períodos clave en el tratamiento del cáncer en los que el ejercicio juega un papel importante: antes, durante y entre los tratamientos, así como inmediatamente después del tratamiento, durante la supervivencia y durante el final de la vida después de que el tratamiento no haya tenido éxito.

Existe la idea errónea de que el ejercicio siempre es beneficioso, pero la Dra. Courneya señala que "la prescripción ideal de ejercicio requiere el mismo nivel de pensamiento en términos de tipo, duración e intensidad que decidir la dosis adecuada de un medicamento para un paciente en particular".

Ponen el ejemplo de que a un paciente que está pasando por una ronda de quimioterapia difícil, lo mejor sería reservar la mayor cantidad de energía posible para el tratamiento, por lo que el ejercicio puede suponer más riesgos que beneficios. Por otro lado, un paciente recién diagnosticado puede querer centrarse en mejorar su estado físico mientras se prepara para una ronda de tratamiento.

El marco EPiCC propone, por tanto, que los roles específicos del ejercicio como tratamiento de la enfermedad y como intervención de cuidados paliativos varien dentro de diferentes combinaciones de tratamientos oncológicos existentes en la actualidad.