Investigadores de diversos centros chinos han desarrollado un nuevo inhibidor (IHCH9033) de las histona-deacetilasas de clase I, que reduce un 91% el crecimiento de las células de leucemia mieloide aguda (LMA) humana resistentes a quizartinib, injertadas en ratones. El tratamiento indujo apoptosis, o muerte celular programada, y redujo tanto la ...
Investigadores de diversos centros chinos han desarrollado un nuevo inhibidor (IHCH9033) de las histona-deacetilasas de clase I, que reduce un 91% el crecimiento de las células de leucemia mieloide aguda (LMA) humana resistentes a quizartinib, injertadas en ratones. El tratamiento indujo apoptosis, o muerte celular programada, y redujo tanto la fosforilación de FLT3 como la expresión de dos proteínas esenciales en la reparación del ADN en las células cancerosas. In vitro, este último efecto fue potenciado en presencia de quizartinib, indicando que ambos fármacos ofrecen sinergia. Ésta pudo ser confirmada en el modelo animal, en el que la reducción del crecimiento tumoral alcanzó el 97%, frente al 25% con quizartinib en monoterapia.
Notablemente, la combinación de ambos fármacos en ratones portadores de LMA procedente de un paciente de avanzada edad y la mutación FLT3-ITD ofreció beneficio, ocasionando una disminución de la carga tumoral en la médula ósea, el bazo y la sangre periférica y erradicando casi completamente la enfermedad. Así lo afirma Jianjun Cheng, científico de la Universidad Shanghai Tech y codirector del estudio, quien prosigue indicando que en todos los modelos in vivo examinados la terapia careció de efectos adversos significativos.
El investigador señala que la mutación FLT3-ITD ocurre en hasta el 30% de los pacientes con LMA, asociándose a relapso temprano y peor prognosis. El desarrollo de inhibidores específicos de esta mutación, tales como quizartinib, no ha ofrecido los beneficios terapéuticos esperados, ya que la respuesta a la monoterapia suele ser transitoria, con rápida generación de resistencia, asegura Cheng. La combinación ahora explorada podría representar una opción de tratamiento curativo, que merece ser examinada en ensayos clínicos, concluye el científico.