La inflamación de las vías respiratorias puede causar o exacerbar afecciones como asma, bronquitis crónica, rinitis alérgica y tos crónica, y potencialmente agravar enfermedades pulmonares. En ello se centra, precisamente, un estudio realizado por investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) junto con homólogos de la Universidad Johns Hopkins y ...
La inflamación de las vías respiratorias puede causar o exacerbar afecciones como asma, bronquitis crónica, rinitis alérgica y tos crónica, y potencialmente agravar enfermedades pulmonares. En ello se centra, precisamente, un estudio realizado por investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) junto con homólogos de la Universidad Johns Hopkins y la Universidad de Carolina (EEUU), cuyos resultados sugieren que respirar aire seco es un factor desencadenante de respuestas inflamatorias e inmunes del organismo, con implicaciones para afecciones respiratorias como asma, bronquitis crónica y tos crónica. Situaciones que podrían incrementarse en la segunda mitad de este siglo, debido a las temperaturas más altas y al aire más seco.
El equipo de investigadores se centraron, en concreto, en un elemento termodinámico de la atmósfera conocido como "déficit de presión de vapor" (DPV), ligado al aumento de las temperaturas a consecuencia del cambio climático. El aumento de las temperaturas debido a dicho fenómeno implica que se prevé que el PDV en la atmósfera aumente rápidamente.
En una serie de experimentos y cálculos, los autores de este trabajo, publicado en 'Communications Earth and Environment', descubrieron que respirar en una atmósfera más seca, con una alta presión de vapor (VPD), deshidrata las vías respiratorias superiores por evaporación. Esto diluye la mucosidad de las superficies y crea presión sobre las células que recubren las vías respiratorias. Esta presión desencadena las respuestas inflamatorias e inmunitarias del organismo.
Los autores del trabajo advirtieron, además, que esta deshidratación e inflamación pueden empeorar con la respiración bucal (que está aumentando debido a enfermedades como la obesidad y la rinitis alérgica), así como con el aumento de la exposición al aire acondicionado y la calefacción en interiores.
Estos hallazgos fueron confirmados por un estudio en el que ratones modificados genéticamente que no podían hidratar sus vías respiratorias fueron expuestos intermitentemente a aire seco durante una semana. Las vías respiratorias, ya inflamadas inicialmente, mostraron una mayor inflamación con daño tisular y cambios en la actividad de las células inmunitarias.
Según concluyeron los investigadores, "se necesita más investigación para determinar por qué algunas personas son más propensas a los efectos de la deshidratación de las vías respiratorias, además de encontrar maneras eficaces de rehidratar las vías respiratorias individuales, ya sea mediante cambios de comportamiento, aerosoles u otras terapias".