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Asocian la FA diagnosticada antes de los 70 años con un mayor riesgo de desarrollar demencia

El Hospital Universitario de Bellvitge ha presentado en el congreso EHRA 2025 los resultados de un estudio que vincula la fibrilación auricular diagnosticada en personas menores de 70 años con un aumento del 21% en el riesgo de demencia. La investigación subraya la importancia de un diagnóstico temprano y un control adecuado para prevenir complicaciones cognitivas a largo plazo.

Estado: Finalizado

04/04/2025

Un estudio liderado por el Hospital Universitario de Bellvitge y presentado en el congreso científico EHRA 2025 de la Sociedad Europea de Cardiología, que se celebra esta semana en Viena, revela que la fibrilación auricular (FA), una alteración del ritmo cardíaco, diagnosticada antes de los 70 años se asocia con ...

Un estudio liderado por el Hospital Universitario de Bellvitge y presentado en el congreso científico EHRA 2025 de la Sociedad Europea de Cardiología, que se celebra esta semana en Viena, revela que la fibrilación auricular (FA), una alteración del ritmo cardíaco, diagnosticada antes de los 70 años se asocia con un incremento del 21 % en el riesgo de desarrollar demencia y hasta un 36 % en el caso de la demencia de inicio precoz (antes de los 65 años). La asociación es más fuerte en personas jóvenes y se diluye en mayores de 70 años.

"Se trata del mayor estudio europeo de base poblacional realizado hasta ahora para evaluar la relación entre FA y demencia", explican el Dr. Julián Rodríguez García y el Dr. Andrea Di Marco, especialistas de la Unidad de Electrofisiología y Arritmias del Área de Enfermedades del Corazón del Hospital de Bellvitge. "La relación es especialmente marcada en pacientes menores de 70 años, y muy significativa en los casos de demencia de inicio precoz", añaden.

La fibrilación auricular provoca un ritmo cardíaco irregular y es relativamente frecuente, con una prevalencia estimada de entre el 2 % y el 3 % de la población general, aumentando con la edad.

Hasta ahora, diversos estudios habían apuntado a una posible asociación independiente entre FA y demencia, pero con resultados contradictorios. La solidez de esta relación y su vínculo con el ictus siguen siendo objeto de debate. "Identificar los subgrupos con mayor riesgo puede ayudar a comprender mejor los mecanismos implicados y orientar estrategias preventivas más eficaces", apunta el Dr. Ignasi Anguera, jefe de la Unidad de Electrofisiología y Arritmias e investigador del grupo Bio-Heart del IDIBELL.

Los datos de la población catalana, analizados por el Dr. Jordi Blanch, de la Unidad de Apoyo a la Investigación Girona del Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol), proceden del Sistema de Información para el Desarrollo de la Investigación en Atención Primaria (SIDIAP), que recoge información anonimizada de más del 80 % de la población. Se trata de un estudio observacional de base poblacional, iniciado en 2007, con personas de 45 años o más y sin diagnóstico previo de demencia.

La demencia se identificó mediante códigos de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) y prescripciones de medicación específica. Se consideró demencia de inicio precoz aquella diagnosticada antes de los 65 años. El periodo de seguimiento fue de 15 años, hasta 2021.

En total, se incluyeron 2.520.839 individuos, con una media de seguimiento de 13 años. Al inicio, 79.820 pacientes (3,25 %) tenían un diagnóstico de FA. El análisis multivariable ajustado por factores de confusión mostró que la FA es un predictor estadísticamente significativo pero globalmente modesto de demencia (con un aumento del riesgo del 4 %).

Sin embargo, la edad juega un papel determinante: la intensidad de la asociación entre FA y demencia disminuye progresivamente con la edad. De hecho, la asociación es máxima en pacientes de entre 45 y 50 años y pierde significación a partir de los 70 años.

Así, en pacientes diagnosticados con FA antes de los 70 años, el riesgo de demencia aumenta un 21 %, y en el caso de la demencia de inicio precoz, hasta un 36 %.

Según los investigadores, "la demencia es una condición multifactorial, con múltiples causas neuropatológicas. Esto podría explicar por qué la FA tiene un mayor impacto en pacientes más jóvenes, en los que puede actuar como uno de los factores principales. En cambio, en edades más avanzadas, otras causas como la neurodegeneración asociada a la edad pueden diluir el efecto de la FA".

Los análisis de sensibilidad, que excluyen a pacientes con antecedentes de ictus, refuerzan los resultados: la FA sigue asociada a un incremento del 6 % en el riesgo de demencia global, del 23 % en pacientes diagnosticados en la mediana edad, y del 52 % en los casos de demencia de inicio precoz.

Por tanto, la asociación entre FA y demencia podría deberse también a otros mecanismos más allá del ictus. Algunos de estos mecanismos podrían ser, según los autores, la aparición de microinfartos, microhemorragias o ictus silenciosos, solo detectables mediante técnicas como la tomografía computarizada (TAC) o la resonancia magnética.

Además, "la FA puede provocar alteraciones hemodinámicas y disfunción autonómica que afectan a la circulación cerebral. La inflamación sistémica asociada a la FA podría reforzar estos efectos y generar una vía sinérgica hacia la demencia", indican.

"Nuestro estudio evidencia una asociación clara y relevante entre dos de las grandes amenazas sanitarias del siglo XXI: la fibrilación auricular y la demencia. Será necesario analizar si una detección precoz y un control más intensivo de la FA en pacientes jóvenes puede ayudar a prevenir o retrasar la aparición de la demencia", concluyen los autores.

Autor: IM Médico
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