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Entender la miopía en profundidad es relevante, y más cuando somos conocedores del incremento constante de la prevalencia en los últimos años. En España, en el año 2000, 1 de cada 40 niños entre 5 y 7 años era miope; hoy lo es 1 de cada 41. Franja de edad ...
Entender la miopía en profundidad es relevante, y más cuando somos conocedores del incremento constante de la prevalencia en los últimos años. En España, en el año 2000, 1 de cada 40 niños entre 5 y 7 años era miope; hoy lo es 1 de cada 41. Franja de edad en la que, según la norma, estos niños tienen que ser hipermétropes.
En la edición de marzo del año pasado, ya hablamos de la importancia de proteger la visión de nuestros pacientes con buenos hábitos visuales, con medidas tan simples como hacer descansos durante el trabajo en cerca cada 30 minutos, alejar los textos, objetos o dispositivos durante la actividad en visión próxima al menos 30 cm, limitar el uso de los dispositivos digitales, mejorar el nivel de iluminación ambiental en interiores o aumentar el tiempo al aire libre2,3,4,5.
Estas indicaciones, conocidas como pautas de ergonomía visual, ganan sin duda una importancia mayor cuando conocemos la figura del paciente pre-miope.
Entonces, ¿qué es la pre-miopía?
Como el propio término indica, es el estado previo antes de que aparezca la miopía y se extiende hasta los 11 años de edad (edad en la que la miopía, de forma natural, empieza a crecer de forma desacelerada). Si somos capaces de identificar al paciente pre-miope, podemos empezar a tratar de forma temprana, porque mantener el estado de pre-miopía es clave, y más cuando sabemos que, cuanto antes aparezca la miopía, más riesgo de que progrese velozmente y más riesgo de que se convierta en miopía alta6.
Debemos tomar conciencia de que, si la miopía aparece entre los 3 y los 6 años, o si progresa durante 5 años seguidos, nuestro paciente será miope alto a la edad de 11 años7.
Y ¿cómo podemos identificar a un paciente pre-miope?
Son diferentes los signos que nos deben alertar en nuestra consulta, siendo el primero de ellos la graduación, ya que se espera que el paciente presente una reserva de hipermetropía que será menor con la edad. Entre los 6 y 7 años, mínimo, deberíamos observar una hipermetropía superior a +0.75 D; entre los 8 y 9 años, de +0.50 D; entre los 9 y 10 años, de +0.25 D, y a partir de los 11 años podemos observar graduaciones neutras (por ello, el estado de pre-miopía se extiende hasta esa edad)6.
Y, sobre todo, debemos prestar atención a posibles cambios refractivos, porque el año antes de la aparición de la miopía hay un cambio miópico importante. Por ejemplo, si el paciente presenta una hipermetropía de +0.75 D con 7 años, pero al año siguiente, con 8, tiene una graduación neutra, estamos ante una pre-miopía que progresa y que pronto se convertirá en miopía.
Además, generalmente, la graduación está íntimamente relacionada con el tamaño del globo ocular y, por ello, podemos fijarnos en el crecimiento ocular si tenemos la medida. Como ocurre con la graduación, lo más importante es detectar si hay un crecimiento elevado de un año para otro, siendo este gran aumento en un periodo corto de tiempo, un factor decisivo ante el debut miópico.
También debemos fijarnos en su historia familiar, porque la miopía es, entre otras cosas, hereditaria. Y si un progenitor la tiene, hay un 25 % de probabilidades de que nuestro paciente la presente; y si la tienen los dos, las probabilidades ascienden hasta el 46 %. Si, además, la etnia de dicho paciente es asiática, la posibilidad también asciende.
Sin duda, debemos vigilar a aquellos pacientes que presenten antecedentes familiares y cuya ascendencia sea asiática.
Y una vez detectado el paciente pre-miope, ¿podemos hacer algo?
Aunque la miopía no esté instaurada, sí podemos actuar.
Actualmente, hay dos vías de intervención, según el enfoque del profesional, pero ambas vías concuerdan en la monitorización constante.
La vía más conservadora aboga por esas revisiones continuas para una detección y actuación precoz, y por un refuerzo de las ya mencionadas medidas de ergonomía visual, mientras que la vía proactiva también sostiene esas revisiones constantes y ese refuerzo de la ergonomía visual; pero, además, siempre que sea posible, pauta tratamientos para gestionar dicha miopía desde antes de su aparición.
Recordemos que estos pacientes no son miopes, aunque están a un paso de serlo por sus factores de riesgo, pero hay diferentes tratamientos que han mostrado eficacia preservando el estado de pre-miopía durante más tiempo y consiguiendo así que el defecto refractivo aparezca lo más tarde posible, siendo augurio de un mejor pronóstico.
Entre estos tratamientos están la atropina diluida al 0.05 % y la Tecnología D.I.M.S. comercializada bajo el nombre de MiYOSMART. Ambas soluciones, por separado, han mostrado una eficacia notable manteniendo la fase pre-miope8,9.
De sobra es conocido que dicha tecnología D.I.M.S., incluida en MiYOSMART, es un método eficaz, no invasivo, seguro, que no presenta efectos adversos asociados al uso, ni siquiera el tan temido efecto rebote para gestionar la miopía de los pacientes10,11,12. Pero es que, además, las investigaciones más recientes muestran que, en su forma neutra, sin graduación, no sólo es eficaz retrasando la aparición de la miopía, sino también la alta adaptación que presentan estos pacientes pre-miopes en edad preescolar13.
Sin duda, la tecnología D.I.M.S ha resultado ser una de las soluciones más versátiles y rigurosas para gestionar la progresión miópica, puesto que ayuda a los profesionales a tratar no sólo la miopía al uso, sino también la pre-miopía y, gracias a su expansión del rango de fabricación a -13.00 D, también la alta miopía.
Porque eso es lo que buscamos los profesionales: soluciones polivalentes que nos aporten tranquilidad en la recomendación, y MiYOSMART, con las más de 50 publicaciones científicas que la avalan, nos garantiza esa tranquilidad tan necesaria14.
No queremos despedir este editorial sin hacer una importante reflexión: sólo tenemos una oportunidad para comenzar a tratar la miopía, y de ello dependerá todo el curso del tratamiento. Hagámoslo con rigor.
Si quieres saber más sobre MiYOSMART, puedes contactarnos en miyosmartspain@hoya.com.
No dudes en revisar sus más de 50 publicaciones en: https://www.hoyavision.com/es/productosdevision/miyosmart/pruebas/
Autora:
Laura V. Llorente Sanz
Óptico-optometrista col. 25656 | Máster en Optometría Clínica | Equipo HOYA MiYOSMART
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Referencias: