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Las respuestas inmunitarias a la vacunación muestran una variación interindividual sustancial y con frecuencia son subóptimas en las poblaciones con mayor riesgo de enfermedades infecciosas. No obstante, cada vez hay más pruebas de que la microbiota intestinal es un factor importante y abordable que puede, al menos en parte, explicar estas ...
Las respuestas inmunitarias a la vacunación muestran una variación interindividual sustancial y con frecuencia son subóptimas en las poblaciones con mayor riesgo de enfermedades infecciosas. No obstante, cada vez hay más pruebas de que la microbiota intestinal es un factor importante y abordable que puede, al menos en parte, explicar estas diferencias interindividuales e interpoblacionales en las respuestas inmunitarias a la vacunación. "Sabemos desde hace tiempo que las bacterias intestinales desempeñan un papel importante en la configuración del sistema inmunológico, pero este estudio proporciona evidencia sólida de que los antibióticos en las primeras etapas de la vida pueden alterar ese proceso de una manera que debilita las respuestas de las vacunas", según el prof. David Lynn , profesor de Inmunología de Sistemas en el Flinders Health and Medical Research Institute (Australia) desde donde se ha llevado un estudio con el objetivo de comprobar los efectos de los antibióticos en los bebés que tienen que ser vacunados.
Respuesta reducida a la vacuna
Para el estudio, publicado en 'Nature', se siguió a 191 niños sanos desde el nacimiento hasta los 15 meses, rastreando cómo respondían sus sistemas inmunes a las vacunas. El equipo de investigación pudo constatar que los bebés que recibieron antibióticos presentaban menos bacterias intestinales beneficiosas, en particular Bifidobacterium, al momento de la vacunación. Esta reducción se relacionó con respuestas inmunitarias más débiles cuando los investigadores midieron los niveles de anticuerpos seis y catorce meses después.
Este trabajo también reveló que los bebés cuyas madres recibieron antibióticos durante el parto no presentaron una respuesta reducida a la vacuna. Los investigadores creen que esto podría deberse a que el tratamiento directo con antibióticos durante las primeras semanas de vida tiene un impacto más persistente en las bacterias intestinales que la exposición durante el parto. "Esta es una distinción importante porque sugiere que no toda exposición a antibióticos conlleva los mismos riesgos en lo que respecta al impacto en las respuestas inmunes del bebé", indicó el profesor Lynn.
Asimismo, el estudio destaca la necesidad de considerar el impacto más amplio del uso de antibióticos en los primeros años de vida, más allá de las preocupaciones sobre la resistencia a los antibióticos.
No obstante, sus autores consideran que se necesita más investigación para discernir si otros factores también influyen en la respuesta inmunitaria a las vacunas. "Estudios futuros analizarán con mayor detalle cómo los antibióticos afectan a los diferentes tipos de vacunas, ya que algunas parecen depender más de las bacterias intestinales que otras. Los antibióticos son esenciales y es absolutamente necesario usarlos cuando sea necesario, pero nuestra investigación sugiere que deberíamos ser más conscientes de sus posibles efectos a largo plazo sobre el sistema inmunológico", concluyó el prof. Lynn.