El mayor estudio aleatorizado realizado hasta ahora demuestra que esta terapia puede reducir los tics motores y vocales y, en algunos casos, incluso los elimina.
El síndrome de Tourette (ST) es una alteración neuropsiquiátrica caracterizada por la ocurrencia de movimientos corporales súbitos y exabruptos de lenguaje en la ausencia de estímulo externo que los justifique. Aunque en la mayoría de los casos estos síntomas alcanzan su máximo en la pubertad para luego reducirse progresivamente, en ...
El síndrome de Tourette (ST) es una alteración neuropsiquiátrica caracterizada por la ocurrencia de movimientos corporales súbitos y exabruptos de lenguaje en la ausencia de estímulo externo que los justifique. Aunque en la mayoría de los casos estos síntomas alcanzan su máximo en la pubertad para luego reducirse progresivamente, en una proporción de pacientes aquéllos persisten en la edad adulta y no responden a los tratamientos habituales. Ahora, investigadores dirigidos por Zinovia Kefalopoulou han publicado en la revista Lancet Neurology los resultados del mayor estudio en el ST refractario, en el que ha sido examinada la eficacia de la estimulación cerebral profunda.
A todos los pacientes les fueron implantados electrodos en la región anteromedial del globo pálido interno, un área cerebral considerada de bajo riesgo. En la mitad de los pacientes el estimulador permaneció inactivo durante los primeros 3 meses, tiempo tras el cual fue activado en estos pacientes e inactivado en la otra mitad. Al inicio del ensayo los participantes exhibían una media de 88 puntos en la escala YGTSS (Yale Global Tic Severity Scale), en la que valores superiores a 50 son indicativos de enfermedad severa. La estimulación activa redujo la media a 68 puntos, con mayor impacto en los síntomas motores que en los vocales. La terapia también mejoró la calidad de vida de manera ostensible. A partir de los 6 meses, la estimulación estuvo activa en todos los pacientes durante 1 año, período tras el cual la media en la escala YGTSS alcanzó los 51,5 puntos.
El grado de mejora fue muy variable entre los diferentes pacientes, uno de los cuales no respondió a la terapia. Así mismo, se registraron algunos efectos adversos neuropsiquiátricos. Los autores opinan que, a pesar del éxito global de la terapia, son necesarios estudios adicionales para comparar diferentes lugares de estimulación.