Los inhibidores de la bomba de protones fueron el segundo grupo de fármacos más consumidos en España, con un importe aproximado de 600 millones de euros en la sanidad pública.
Los IBP (Inhibidores de la bomba de protones) son uno de los grupos farmacológicos más prescritos por los especialistas del Aparato Digestivo y por Atención Primaria. Se consideran medicamentos seguros, cómodos y eficaces incluso cuando se usan diariamente. Sin embargo, en los últimos años han aparecido distintos artículos y publicaciones ...
Los IBP (Inhibidores de la bomba de protones) son uno de los grupos farmacológicos más prescritos por los especialistas del Aparato Digestivo y por Atención Primaria. Se consideran medicamentos seguros, cómodos y eficaces incluso cuando se usan diariamente. Sin embargo, en los últimos años han aparecido distintos artículos y publicaciones que anunciaban posibles efectos adversos a largo plazo que han causado alarma entre los pacientes y la sociedad. Por este motivo, la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) ha puesto en marcha la redacción de un documento de posicionamiento sobre los IBP que aporte evidencia respecto a las dudas planteadas. Una sesión científica ha abordado esta temática en el LXXIV Congreso anual de la Sociedad Española de Patología Digestiva, en el marco de la Semana de las Enfermedades Digestivas (SED).
Los fármacos inhibidores de la bomba de protones (IBP) actúan sobre las células parietales del estómago bloqueando y disminuyendo la secreción del ácido clorhídrico, necesario para realizar la digestión de los alimentos. Han supuesto una revolución en el manejo de enfermedades muy prevalentes relacionadas con la secreción de ácido clorhídrico, como la úlcera gástrica, la úlcera duodenal, la infección por Helicobacter pylori, el esófago de Barret y, más recientemente, se ha ampliado su indicación en la esofagitis eosinofílica y en la insuficiencia pancreática exocrina.
“Los IBP son fármacos seguros, avalados por los millones de personas que - desde los años 80- han sido tratados con estos medicamentos, en muchos casos de forma crónica prolongada en el tiempo”, explica el Dr. Carlos Martín de Argila, especialista del Aparato Digestivo y experto de la SEPD, “como muchos otros medicamentos, los IBP pueden tener algunos efectos adversos ocasionales, pero si ponemos en una báscula los riesgos y beneficios de estos fármacos, ganan claramente los beneficios”.
La alarma ha surgido con la publicación de algunos artículos que advertían de algunos efectos secundarios negativos de los IBPs que han tenido una importante repercusión en internet y en las redes sociales. En opinión del Dr. Martín de Argila “muchos de estos trabajos son estudios observacionales o de casos-controles, no diseñados de forma específica para investigar esos posibles efectos adversos y, por lo tanto, sus resultados deben ser tomados con cautela en tanto en cuanto no se realicen estudios con una metodología más rigurosa y adecuada y diseñados específicamente para estudiar esas posibles complicaciones”.
Uno de los aspectos que más alarma han generado son las posibles alteraciones analíticas y sus complicaciones en los pacientes que los consumen de forma crónica, como el déficit de vitamina B12, y magnesio, efectos neurológicos, el aumento de riesgo de facturas óseas, especialmente de cadera en personas mayores, un mayor riesgo de infecciones entéricas, neumonías, complicaciones en pacientes con cirrosis hepática o la interacción con algunos medicamentos que se utilizan en la prevención de complicaciones cardiovasculares (clopidogrel).