El ejercicio previene los cambios estructurales cerebrales asociados a la demencia
En la edad madura, la actividad física previene la pérdida de volumen cerebral y mantiene la integridad de la sustancia blanca.
Diversos estudios epidemiológicos han demostrado que la práctica continuada del deporte, particularmente en la madurez, reduce la probabilidad de sufrir demencia. Sin embargo, hasta ahora se desconocía cómo tiene lugar ese efecto beneficioso. Investigadores de la Universidad de Minneapolis han dilucidado esa cuestión examinando los datos del estudio CARDIA, en ...
Diversos estudios epidemiológicos han demostrado que la práctica continuada del deporte, particularmente en la madurez, reduce la probabilidad de sufrir demencia. Sin embargo, hasta ahora se desconocía cómo tiene lugar ese efecto beneficioso. Investigadores de la Universidad de Minneapolis han dilucidado esa cuestión examinando los datos del estudio CARDIA, en el que 565 de los participantes fueron sometidos a un test de esfuerzo 20 años después del inicio del estudio y, 5 años después, a una exhaustiva resonancia magnética (MRI) cerebral.
En el examen ergométrico se contabilizó el tiempo de ejercicio hasta los primeros signos de cansancio. Se constató que los que toleraron el ejercicio durante más tiempo fueron los que habitualmente practicaban deporte. En este grupo, la MRI demostró que el volumen cerebral y la cantidad de sustancia blanca (WM) de apariencia normal fueron significativamente mayores que los del grupo con menor resistencia al ejercicio. La anisotropía fraccional, un reflejo del daño microestructural de la WM, fue asimismo inferior en el primer grupo.
El nivel de entrenamiento no tuvo ningún impacto sobre el grado deirrigación de la WM ni en la proporción de tractos nerviosos de apariencia anormal. La significancia de las diferencias entre los dos grupos se mantuvo incluso considerando factores como edad, género, índice de masa corporal y consumo de alcohol o tabaco, función pulmonar, colesterol, diabetes, dieta o nivel de formación. Los autores concluyen que la actividad física retrasa la atrofia cerebral en la edad avanzada y que puede aumentar la reserva cognitiva en la demencia de inicio.
