El 40% de pacientes con enfermedad Crohn pueden tener fístulas y abscesos perianales. La mitad no responden a los tratamientos farmacológicos y necesitan cirugía.
Una terapia con células madre procedentes de la grasa es eficaz para tratar las fístulas en la enfermedad de Crohn. En un estudio, que publica la revista The Lancet, este tratamiento ha demostrado que, en un 50% de los pacientes, se logra la curación completa de las lesiones, incluso en ...
Una terapia con células madre procedentes de la grasa es eficaz para tratar las fístulas en la enfermedad de Crohn. En un estudio, que publica la revista The Lancet, este tratamiento ha demostrado que, en un 50% de los pacientes, se logra la curación completa de las lesiones, incluso en casos de fracaso previo de todas las alternativas terapéuticas disponibles. De esta manera se evita que tengan que pasar por quirófano.
El investigador principal del estudio, en el que ha participado 49 hospitales de Europa e Israel, es el Dr. Julià Panés, jefe del Servicio de Gastroenterología del Hospital Clínic Clínic y del equipo Enfermedad Inflamatoria Intestinal del IDIBAPS. El Dr. Damián García-Olmo, jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz-Grupo Quirónsalud, ha sido el encargado de establecer el protocolo quirúrgico del trabajo. Se trata del primer estudio de fase III en el mundo que prueba una terapia celular para las fístulas de la enfermedad de Crohn.
El Crohn es una enfermedad que afecta a dos de cada 1.000 personas. Una de las complicaciones de esta patología que más afecta a la calidad de vida de los pacientes es la aparición de fístulas en el recto y de abscesos perianales. Se dan en algún momento del curso de la enfermedad en un 40% de los pacientes. Los tratamientos farmacológicos existentes son eficaces para tratar esta complicación en un 50% de los casos. Para el otro 50%, hasta ahora, la única opción era la cirugía, que puede suponer para algunos pacientes la resección definitiva del recto.
En el artículo que publica la revista The Lancet se ha probado un tratamiento con células madre mesenquimales, producido por la empresa TiGenix, que se obtienen a partir del tejido adiposo (grasa). El tratamiento consiste en una única aplicación local en la que se inyectan las células directamente en el trayecto de las fístulas. En el estudio, multicéntrico y de fase III, han participado 212 pacientes, a la mitad de los cuales se les administró el nuevo tratamiento y, a la otra mitad, placebo. Los resultados demuestran que, con una sola inyección, hay una mejora significativa con respecto al cierre de las fístulas y un mayor porcentaje de pacientes curan esta complicación. "Un 60% de los pacientes responden al tratamiento, y el 50% logran la curación completa", explica el Dr. Julià Panés, coordinador del estudio.
"Se trata del primer estudio de fase III que prueba una terapia celular para las fístulas en Crohn con resultados muy positivos", señala el del Dr. Panés. Y añade que "el estudio tiene dos implicaciones importantes: por una parte, los pacientes que hasta ahora no respondían a los tratamientos con medicación pueden conseguir la curación y evitar las cirugías; por el otro, se trata de una alternativa segura para el grupo de pacientes con enfermedad de Crohn en los que las fístulas son la única o principal manifestación de la enfermedad. En estos pacientes, el tratamiento con una sola inyección local evitaría el uso de medicamentos que suprimen el sistema inmunitario de manera general e inespecífica y aumentan el riesgo de infección".
Por su parte, el Dr. Damián García Olmo, coordinador de la rama quirúrgica del estudio, señala que esta nueva terapia, pionera a escala mundial, “abre un nuevo escenario para estos pacientes, que sometiéndose a una única inyección de células madre procedentes de la grasa verán mejorar notablemente las fístulas, una complicación para la que hasta ahora el único recurso era la cirugía”.
Asimismo, el Dr. García Olmo destaca que la gran ventaja de este procedimiento es que, “a diferencia de los abordajes clásicos, no altera el mecanismo esfinteriano, por lo que no produce incontinencia fecal, lo que supone a su vez un gran mejora en la calidad de vida de los pacientes”. “En definitiva, los resultados abren una puerta a la esperanza para un problema sin solución médica actual y cuya prevalencia está aumentando en nuestro país”, agrega.