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Falta de fármacos curativos y diagnósticos muy tardíos explican las dificultades en Trastorno Bipolar

Denominada por los expertos como la Enfermedad de las Emociones, el Trastorno Bipolar ha protagonizado el simposio internacional celebrado este martes, 3 de octubre, en la Fundación Ramón Areces de Madrid. Durante el mismo, se ha debatido sobre la necesidad de adelantar los diagnósticos y de advertir a la población más joven de los peligros del Cannabis.

04/10/2016

Este martes, 4 de octubre, la Fundación Ramón Areces volvió a ser un faro de ciencia para centrarse en un tema de crucial importancia para la Salud Mental: El Trastorno Bipolar, no muy bien conocido por la sociedad y no siempre bien tratado por la asistencia sanitaria. Fue durante el ...

Este martes, 4 de octubre, la Fundación Ramón Areces volvió a ser un faro de ciencia para centrarse en un tema de crucial importancia para la Salud Mental: El Trastorno Bipolar, no muy bien conocido por la sociedad y no siempre bien tratado por la asistencia sanitaria. Fue durante el Simposio Internacional: El trastorno bipolar, la Enfermedad de las Emociones, en el siglo XXI. Actuaron como coordinadores del encuentro los psiquiatras Jerónimo Saiz Ruiz del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, y Eduard Vieta Pascual, especialista del Hospital Clínic y la Universidad de Barcelona, siendo ambos miembros de CIBERSAM, Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental.

Al igual que en el homenaje que se dedicó en la fundación hace unos meses a una figura clave de la Psiquiatría española, el doctor Juan José López Ibor, la mesa inaugural también estuvo ocupada en esta ocasión por personalidades de primer orden. Participaron concretamente el director de la Fundación Ramón Areces, Raimundo Pérez-Hernández y Torra, el vicepresidente del Consejo Científico de la entidad, José María Medina, y el psiquiatra y director científico del CIBERSAM, Celso Arango López, considerado por muchos de sus compañeros de profesión como el exponente más brillante de su generación.

En el ecuador de la jornada, los coordinadores de la misma hicieron una pausa para resumir el evento a los medios de comunicación. El doctor Jerónimo Saiz Ruiz describió la enfermedad como la aparición recurrente de episódios alternos de exaltación eufórica y depresión. Estas oscilaciones bruscas en el estado de ánimo permiten hablar de Psicosis Maniaco-Depresiva, dada su gravedad. Se trata de una ruptura con la realidad similar a la de la esquizofrenia. A continuación, el psiquiatra madrileño distinguió dos clases de trastorno bipolar, los tipos 1 y 2, donde el primero suele ser, teoricamente, más fácil de detectar al provocar conductas más aparatosas como, por ejemplo, desnudarse en público o realizar conductas que desembocan en hospitalización. Como principal problema del abordaje de este trastorno, Saiz identificó el retraso diagnóstico que puede tardar más de 10 años en producirse, ya que a veces la enfermedad se confunde con otras patologias mentales como la depresión o la esquizofrenia. Así mismo, también avisó sobre las tendencias suicidas que sufren los pacientes, especialmente del tipo 2.

Tras una conferencia sobre la  Realidad y las expectativas de tratamiento del trastorno bipolar para el siglo XXI, el doctor Eduard Vieta Pascual repasó las estrategias farmacológicas que actualmente se utilizan en trastorno bipolar. Como estabilizador del ánimo se utiliza el litio, entre otros, así como también se emplean fármacos antimaniacos y antipsicóticos para los síntomas de la patología. En cuanto a los antipresivos, que nunca deben usarse como terapia única o para las fases maniacas, pueden administrarse de forma muy controlada durante las fases depresivas. Así mismo, el experto destacó el notable efecto que se está observando con la ketamina y algunos de sus derivados. De momento, su uso en los hospitales españoles es compasivo, aunque en Estados Unidos ya se están produciendo demasiados casos de sobrediagnóstico.

Al tratarse de un simposio internacional, el encuentro contó con algunos expertos de talla mundial, junto a alguno de sus colegas españoles. Fue el caso del doctor Heinz Grunze, de la Universidad de Medicina Paracelso de Salzburgo (Austria) y de la doctora Dina Popovic, del Centro Médico Sheba de Tel Aviv (Israel). Mientras que el primero impresionó al auditorio asegurando que el 60% de los pacientes bipolares abusan de las drogas con tasas de suicidios del 15-20%, la experta de Israel afirmó que, a pesar de que la concomitancia de la patología con el consumo de alcohol y otras drogas hace que los síntomas sean más graves, persistentes y resistentes a los tratamientos, existen mejoras terapéuticas novedosas y replanteamientos efectivos de estrategias ya conocidas.

El resto de la jornada fue completado por la doctora Ana González-Pinto Arrillaga (Hospital Universitario Araba, Vitoria), que analizó la relación que existe entre el consumo de Cannabis y la aparición de los primeros episodios psicóticos. La doctora Anabel Martínez-Arán, psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona, que analizó intervenciones psicológicas innovadoras en el trastorno tratado, como la psicoeducación 2.0, la técnica de psicología clínica mindfulness y la rehabilitación funcional. El doctor José Manuel Montes Rodríguez, del equipo del doctor Saiz Ruiz en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, quien procuró trascender el enfoque de los síntomas clásicos, dadas las dificultades que existen para el diagnóstico y el manejo del trastorno bipolar. La doctora Carmen Moreno, psiquiatra del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, que intentó traspasar las fronteras que podrían delimitar el trastorno bipolar infanto-juvenil. Mientras que, finalmente, el doctor Guillermo Lahera Forteza, de CIBERSAM Madrid y la Universidad de Alcalá, centró la problemática del trastorno bipolar en los daños neurocognitivos que provoca, más allá de ser una enfermedad del estado de ánimo.

Pie de foto:   Los doctores Eduard Vieta Pascual (Izda), psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona; y Jerónimo Saiz Ruiz, jefe de psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal

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