Su autorización se basa en la mejora de la supervivencia global que aporta esta terapia antiangiogénica frente a la quimioterapia en solitario.
Tras décadas sin avances relevantes en cáncer de cérvix, se acaba de incorporar al arsenal terapéutico contra este tumor la primera terapia biológica. Avastin (Bevacizumab) fue el primer tratamiento antiangiogénico aprobado para un proceso oncológico, el primero, por tanto, en demostrar los beneficios de actuar sobre la angiogénesis, proceso a ...
Tras décadas sin avances relevantes en cáncer de cérvix, se acaba de incorporar al arsenal terapéutico contra este tumor la primera terapia biológica. Avastin (Bevacizumab) fue el primer tratamiento antiangiogénico aprobado para un proceso oncológico, el primero, por tanto, en demostrar los beneficios de actuar sobre la angiogénesis, proceso a través del cual el tumor induce la creación de nuevos vasos sanguíneos que le permiten seguir creciendo. El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad acaba de aprobar la financiación para su uso en el Sistema Nacional de Salud como tratamiento para el cáncer de cérvix, del que se detectan anualmente en España más de 2.500 casos.
La indicación autorizada es en combinación con quimioterapia, bien paclitaxel más cisplatino, o bien paclitaxel más topotecan (si la paciente no puede recibir platino) en mujeres con cáncer persistente, recurrente o metastásico. Esta combinación ha mostrado incrementar una tasa de supervivencia que en este tumor difiere de forma sustancial según la fase en la que se detecte: en fase inicial se estima que el 90% sobrevive a los 5 años; una cifra que baja al 15-20% cuando el tumor se ha diseminado en el momento del diagnóstico.
Para la doctora Annarita Gabriele, directora médico de Roche España, con la disponibilidad de Avastin para el tratamiento del cáncer de cérvix se da respuesta a una necesidad médica no cubierta. “Esta aprobación es una muestra más del compromiso de Roche con algunos de los tumores de mayor impacto en la salud de la mujer. Un compromiso, que en el caso concreto del cáncer de cérvix va más allá de la disponibilidad de nuevas terapias: pasa también por mejorar la detección precoz. La compañía ha desarrollado el test Cobas VPH para diagnosticar en las mujeres la presencia del Virus del Papiloma Humano, responsable del 99% de los casos de tumor de cérvix. Avastin es la única terapia antiangiogénica -añade- que está aprobado para seis tumores distintos: colorrectal, pulmón, mama, riñón, ovario y, ahora, cérvix”.
Hasta la autorización de este tratamiento, la supervivencia media de estas mujeres era de 12 meses. “Bevacizumab ha cambiado claramente el pronóstico”, según la doctora Ana Oaknin, oncóloga del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y vicepresidenta del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Ovario (GEICO). Este grupo cooperativo ha sido el responsable en Europa del estudio que ha facilitado la aprobación de este tratamiento. “La introducción de esta terapia supone que se haya logrado alcanzar una supervivencia de 17 meses. Aumentar la esperanza de vida es el gran objetivo frente a esta enfermedad que apenas ha incorporado novedades más allá de la quimioterapia”, añade.
Hay que remontarse al año 2006, en que la Food and Drug Administration (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la combinación de cisplatino con topotecan como tratamiento estándar, para encontrar una mejora de la supervivencia global frente al uso de cisplatino solo. “Aun así”, aclara esta experta, “las pacientes seguían con una supervivencia que no superaba el año”.
La mayoría de los casos se diagnostican en mujeres entre los 35 y 50 años, una etapa en la que la mayoría de ellas están creando una familia y desarrollándose profesionalmente. Tal y como explica el doctor Lucas Minig, jefe del Servicio de Ginecología de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología, el diagnóstico suele tener un impacto especial en las mujeres. Cerca de un 20% tiene menos de 35 años cuando recibe el diagnóstico de un tumor de cérvix, y muchas de ellas con las expectativas de ser madre aún no cumplidas. “Para ello deben pasar por un tratamiento que supone bien quitar el útero en etapas iniciales, bien recibir radioterapia en las fases más avanzadas. En cualquier caso, ambas estrategias son incompatibles con sus deseos de tener hijos. Sin embargo, en casos muy seleccionados es posible tratar el cáncer de cérvix y conservar la fertilidad de las pacientes”.
El doctor Minig insiste en que la prevención pasa por que las mujeres entre los 25 y los 65 años de edad se sometan a una citología del cuello de útero de forma periódica. “Esto permitirá diagnosticar lesiones pre malignas del cérvix antes de que progresen a cáncer, o el cáncer en etapas muy tempranas. Aquellas mujeres con parejas sexuales ocasionales deben utilizar preservativo en todas sus relaciones y durante todo el acto sexual. También se debe evitar el consumo de tabaco y reducir las situaciones de estrés crónico que llevan a un estado de inmunodepresión del sistema inmune. Desde el año 2008, además, se ha incluido en el calendario la vacuna frente al VPH para niñas entre los 12 y los 14 años”, recomienda este especialista.
La autorización se ha basado en los datos del estudio fase III GOG-0240 en el que España ha sido el único país europeo que ha participado, con 7 hospitales y 18 pacientes. Una investigación del Grupo de Oncología Ginecológica (GOG), que ha contado con el apoyo del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI). El estudio cumplió su objetivo primario al demostrar un aumento estadísticamente significativo de la supervivencia entre las mujeres tratadas con Avastin en combinación con quimioterapia frente a aquellas que fueron tratadas únicamente con quimioterapia. Concretamente, las pacientes experimentaron una reducción del riesgo de muerte estadísticamente significativa del 29%, lo que supuso un incremento de la mediana de la supervivencia de cerca 4 meses respecto a las tratadas solo con quimioterapia: mediana de supervivencia global de 17 meses frente a 13.3 meses.
“El objetivo de cualquier tipo de tratamiento oncológico”, afirma la doctora Oaknin, “es fundamentalmente mejorar la supervivencia global y esta terapia lo consigue. Pero además es muy importante ampliar el porcentaje de respuesta, es decir, que el tamaño del tumor disminuya y que se prolongue el tiempo hasta que se evidencia de nuevo una reaparición de la enfermedad. Con Bevacizumab hemos comprobado que hay una mejoría en todos estos aspectos que utilizamos como parámetros de beneficio en un tratamiento oncológico”.
La angiogénesis es el proceso a través del cual un tumor induce la creación de nuevos vasos sanguíneos que le permitan seguir creciendo. Cuando su tamaño supera el milímetro necesita desarrollar su propia red de vasos que le aporten los nutrientes necesarios. Avastin actúa bloqueando un elemento esencial en este fenómeno: el receptor del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF, por sus siglas en inglés). Para la especialista del Vall D’Hebron, “la angiogénesis juega un papel altamente relevante en cáncer de cérvix, estando implicada en su desarrollo desde el mismo momento en que se produce la infección por el VPH y constituye un factor de mal pronóstico”.