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relacionadas, como MDM2 y Wrap53, como importantes dianas
moleculares implicadas en dicho balance
”.
Como grupo del IBSAL, que es el núcleo del Hospital Univer-
sitario de Salamanca, los investigadores pueden combinar la
investigación preclínica y la clínica de manera que “
podemos
corroborar en muestras de pacientes de ictus lo que observamos
en los animales
” como ha ocurrido en la demostración de que
el polimorfismo de p53 tiene una importante función como
biomarcador del pronóstico funcional de los pacientes de ictus.
En la actualidad, el grupo sigue trabajando en el estudio de los
mecanismos que regulan la reparación cerebral tras un daño
hemorrágico. Almeida explica que se pretenden identificar
nuevos biomarcadores genéticos para intentar establecer una
batería que permita predecir de unamanera sólida el pronóstico
funcional de estos pacientes. También tienen interés en esta-
blecer nuevas vías de actuación terapéutica que promuevan la
reparación cerebral, fundamentalmente del sistema vascular,
lo que permitiría mejorar la recuperación funcional y disminuir
la discapacidad de los pacientes de ictus
”.
Falta de financiación
Si en el pasado la recuperación tras un ictus era difícil, hoy los
avances en el diagnóstico y en el tratamiento permiten hablar
de “
recuperación total en un porcentaje importante de pacientes,
fundamentalmenteenpacientesdeictusisquémico,querepresentan
aproximadamente el 85%de los ictus
”. En cualquier caso, Almeida
insiste en que“
el talóndeAquiles sigue siendo lahemorragia intra-
cerebral
”, que representa el 15%de ictus y para la que“
desafortu-
nadamenteaúnnoexisteuntratamientomédicoespecífico, además
dequeeltratamientoquirúrgicoestálimitadoadeterminadoscasos
”.
Almeida hace hincapié en este sentido en la importancia de esta-
blecer marcadores de riesgo y pronóstico,“
uno de nuestros princi-
pales intereses
”. También recuerda que, en la actualidad, se llevan
a cabounagrancantidaddeproyectos de investigacióny ensayos
clínicos tanto sobre el tratamientode la fase aguda del ictus como
sobre labúsqueda de estrategias deprotección y reparación cere-
brales.“
Porsupuestoelbalanceespositivo,aunquenuestrosesfuerzos
sevenamenudolimitadosporlafaltadefinanciaciónparaproyectos
de investigación, especialmente en los últimos años
”, lamenta.
Necesitamos más apoyo, más recursos humanos y financiación,
sin lacual nopodemos continuar connuestras investigaciones. Hay
quedestinarmás recursosa la investigaciónquepermitandescubrir
nuevas vías terapéuticas y establecer estrategias de reparación ce-
rebral para limitar el daño en el cerebro y favorecer la recuperación
de los pacientes”
, insisteAlmeida, que aboga además pormejorar
la atención sanitaria tanto en la fase aguda como en la crónica y
por establecer un plan de atención nacional al ictus“
que permita
eliminar las inequidades existentes al accesoen los tratamientos
”.
:
actuación terapéutica tanto en las enfermedades neurodegene-
rativas, especialmente en el Alzheimer, como en el ictus
”.
En los últimos años, de hecho, el grupo de investigación ha
centrado su interés en el estudio del balance entre muerte
celular y reparación cerebral tras la isquemia cerebral, tanto
en modelos in vitro, como son los cultivos celulares, como in
vivo, en modelos animales transgénicos. Como resultado de
esas investigaciones,“
hemos identificado a p53 y otras proteínas
“La determinación de este
biomarcador permitirá conocer la
susceptibilidad genética al daño
cerebral de un ictus”
Larga trayectoria
Ángeles Almeida Parra, doctora en Farmacia por la
Universidad de Salamanca en 1993, es investigado-
ra principal del grupo Neurobiología Molecular del
Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca
(IBSAL) del Hospital Universitario de Salamanca.
Gracias a la concesión de un contrato postdoctoral
de
Wellcome Trust
se incorporó al grupo del profesor
Clark en el
Institute of Neurology del National Hos-
pital for Neurology and Neurosurgery
de Londres.
Durante su estancia (1994-1995), Almeida Parra de-
mostró la importancia de la función mitocondrial en
la muerte neuronal tras la isquemia.
Posteriormente, fue galardonada con una Ayuda de
Reincorporación de Doctores y Tecnólogos del Minis-
terio de Educación y Ciencia (1996-1999), lo que le
permitió regresar a la Universidad de Salamanca
para estudiar la relación entre el estrés oxidativo, el
daño mitocondrial y la muerte neuronal en el neonato
tras una hipoxia. Además, demostró que los radica-
les libres inducen el daño energético y la consecuente
muerte neuronal en los procesos excitotóxicos.
En el año 2000, Almeida se incorporó a la Unidad de
Investigación del Hospital Universitario de Salaman-
ca, gracias a un contrato de Investigadora del SNS
(actual Miguel Servet; ISCIII), en el que creó su gru-
po de investigación en el hospital sobre Neurobiología
Molecular. En 2006, su posición se estabilizó como In-
vestigadora I3SNS, Jefe del Grupo. En 2011, se creó
el Instituto de Investigación Biomédica de Salaman-
ca (IBSAL) del Hospital Universitario de Salamanca,
acreditado como IIS en 2013, del que también es sub-
directora científica.
Hasta el momento ha dirigido más de 20 tesis docto-
rales, trabajos de máster y fin de grado. Es investi-
gadora principal de proyectos de investigación finan-
ciados por el programa Europeo H2020, Instituto de
Salud Carlos III y Junta de Castilla y León, además
de que pertenece a la Red de Investigación Coope-
rativa de Enfermedades Vasculares Cerebrales del
ISCIII desde 2008.
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