IM MÉDICO #21

ANÁLISIS im MÉDICO | 21 12 Más allá de la asistencia: el poder del entorno Tabla 4: Esperanza de vida en el área metropolitana de Baltimore Cuando eficacia no es lo mismo que efectividad Adentrándose más en el marco de la gestión clínica, Carles Illa fijó algunos conceptos clave para conocer su naturaleza. En primer lugar se refirió al término coste-efectividad, encargado demedir la relación entre los resultados obtenidos y los recursos empleados para ello. En esa relación, la objetivación de los cos- tes y resultados permite optar entre distintas alternativas dentro de un contexto de recursos limitados. Por ello, “la elecciónde una actuación coste efectiva sintetiza el concepto de gestión clínica” , según Illa. Entendida ese coste-eficacia como un conjunto que engloba la productividad y el binomio eficacia-efectividad. De la primera dijo Illa que “es la relaciónentre las actuaciones realizadas y los recursos empleados. Se trata de una relación, por tanto, que está desvinculada de los resultados y sólo computa la actividad de médicos y laboratorios por año” . En cuanto a la eficacia, el experto afirmó que se ciñe a las condiciones registradas en laboratorio, mientras que la efectividad se observa bajo condi- ciones reales. Ambas coinciden en su capacidad para medir los resultados logrados en las actuaciones ejecutadas. Pero es en lo que únicamente coinciden, ya que “puede haber actuaciones notablemente eficaces que, en un contexto de aplicación real, ofrezcan una escasa efectividad. De ahí que resultemuy necesario prestar una especial atencióna los pacientes nodiagnosticados y a las situaciones enque existaescasaadherenciaa los tratamientos” , tal como razonó el directivo. Dentro de este esquema general, el grado de objetividad por la cantidadde informaciónquebrinda es alto a efectos de los recur- sos disponibles y las actuaciones emprendidas, pero insuficiente en los objetivos perseguidos y, especialmente, en los resultados alcanzados. (Tabla 3) Enorme coste de los cuidados sanitarios También aportó Illa un esquema muy interesante, extraído de un análisis epidemiológico de salud realizado por Dever GEA en 1976, y que aún man- tiene su vigencia. En el mismo se confrontan por- centajes de reducción potencial de la mortalidad y su efecto en los gastos sanitarios de EEUU. En el mismo, se aprecia que en el año estudiado, el 90% de los gastos de salud correspondieron a la función asistencial, a pesar de contribuir sólo en un 11% a la referida reducción posible de la mortalidad. De manera opuesta, se observó que los estilos de vida saludable, con potencial para bajar la morta- lidad en un 43%, supusieron un gasto en Estados Unidos del 1,5%. Porcentajes que en el caso del en- torno y las condiciones ambientales fueron de 19%, como efecto reductor posible de la mortalidad, con un impacto en gasto del 1,6%. Completando este cuadro con los factores que comprenden la biolo- gía humana, fundamentalmente por su dimensión genética, cuyo impacto reductor en mortalidad fue del 27%, dentro de un gasto asistencial del 7,9%. (Tabla 4) Determinantes de salud - contribución Tabla 3: Distribución de los condicionantes de la salud humana, según el modelo Dever GEA

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