IM MÉDICO #28
POLÍTICA SANITARIA im MÉDICO | 28 16 cultivan con mimo la flor que es su medicamento, contemplen con pavor que lleguen los “ Gilabert de turno” a podarla en sus aspiraciones mercantiles. Lo que no le impidió al gestor justifi- car el filtro autonómico que se aplica de manera contable a los nuevos medicamentos. Según el responsable catalán de consumo farmacéutico de su importante consorcio hospitalario,“ hay una creciente influencia del financiador en el acceso al mercado, junto a unas condiciones de precio y financiaciónmás complejas, según términos de coste- eficacia incremental, además de compras por valor y resultados cada vezmás vivas en el debate relativo a los nuevosmedicamen- tos” . Sin olvidar nuevas modalidades como, por ejemplo, los pagos por indicación. Superar el coste unitario en precio Gilabert propuso a las compañías “rebajar los precios de los nuevos medicamentos, sin establecerlos a partir de los costes de investigación y fabricación, para establecerlos desde el valor que aportan” . Lo que implica, según su criterio, “dejar de cobrar por unidades (coste unitario) para hacerlo por los resultados en salud que se obtienen con los medicamentos” . Razonó el gestor público que “ las aspiraciones de las jefaturas de las compañías y sus equivalentes en la Administración son las mismas, pero según se desciende en los escalafones, las priorida- des respectivas cambian, a veces, hasta terminar en una batalla campal, por sus posiciones antagonistas” . Por lo que propuso que las compañías ofrezcan las condiciones de sus productos de manera alineada con los objetivos de los pagadores finales, acosados muchas veces por altas cotas de incertidumbre. En un esquema propuesto por Gilabert en el que hay que “incluir indicadores de seguimiento y datos de impacto presupuestario y aportación de valor, en un modelo colaborativo compartido. Como superación del mantra “precio-precio” y el coste unitario” , magnitudes a superar según el gestor catalán. Dicho lo anterior, Gilabert apostó por idear de antemano la evo- lución del binomio coste-efectividad de las nuevas propuestas terapéuticas que ofrece la industria, para lo que recomendó una monitorización permanente de los fármacos en estudio. Fiel lector de la prestigiosa publicación TheNewEngland Journal of Medicine , tomó el directivo sanitario catalán de la misma su certero enfoque sobre la gestión del coste de oportunidad. Un criterio según el cual, existe la norma de no financiar todo aque- llo que suponga un coste elevado y una evidencia insuficiente. Abrió Gilabert la puerta a estudiar y aplicar en su caso condicio- nes específicas de acceso. Entre ellas contempló la posibilidad de aplicar descuentos hasta la constatación de la evidencia o diferir parte del pago, en depósito, hasta su confirmación. Así como financiar desde el erario público según los costes de fabri- cación o penalizar o, incluso, retirar la financiación, los ensayos al efecto que no respaldan la evidencia científica esperada. Lo que requeriría, según Gilabert, profundizar en los necesarios estudios de post-autorización (Fase IV). En estas dinámicas, razonó el gestor sanitario, “ existen compañías que cobran por resultados, sin que en ocasiones sean plenamente consciente de ello” , dada la complejidad de las negociaciones entre el labora- torio y la Administración. Volver a posiciones de confianza Tal como estimó el Instituto Quintiles IMS en diciembre 2016, la pérdida de patentes en Estados Unidos supondrá una pér- dida de 143,5 billones de dólares en el periodo comprendido entre los años 2017 y 2021. Según su informe, sobre costes de investigación y valor, 2018 es el año cenital en la pérdida de ingresos industriales debido a la extinción de exclusividad de los fármacos innovadores. Con un esperado -37,3%, el año en curso se alejará del 27,4% observado al principio del periodo estudiado y del 21,2% que se anotará en 2021. Situándose, por tanto, muy lejos del -16,9% visto en 2016, ó el -12,8% de 2014, años con menor número de patentes agotadas. Siendo todas estas cifras que dan cada vez más relieve a las estrategias de Market Access de las compañías farmacéuticas. En esta dinámica de freno al valor de las inversiones industriales, junto a la entrada en juego de los genéricos y los biosimilares, surgen voces desde la administración pública que estiman procedente un cambio de orientación sobre el encaje de la innovación terapéutica. Es el caso, por ejemplo, del director ge- neral de coordinaciónasistencial de laConsejería de Sanidad de la ComunidaddeMadrid , el doctor AntonioAlemany , que también participó en la cuarta edición del congreso CNRI. Para Alemany los gestores sanitarios públicos tienen mucho que aprender de sus interlocutores en los laboratorios, fundamentalmente valores como la flexibilidad y la resilencia. De forma que los responsables de la macro gestión están llamados a dejar a un lado apriorismos del pasado y establecer cauces de confianza con la industria farmacéutica. Una confianza que noha presidido siempre los flujos relacionales entre ambos canalizadores de la innovación terapéutica. En aras de un mayor entendimiento Confrontadas las dos posiciones, desde la más sincera cordiali- dadpersonificada enCéspedes yGilabert, cupopresumir que las actividades de acceso al mercado serán cada vezmás complejas y exigentes, dentro de una actitud más proactiva. Sin restarles un ápice de su importancia, sino todo lo contrario. Para lo cual, atendiendo a los razonamientos de una y otro, será preciso a un tiempo que las administraciones flexibilicen sus procedimientos y que las compañías farmacéuticas piensendesde el principio en hacer razonablemente reembolsables sus nuevos medicamen- tos, al tiempo que avanzan en su comprensión de la importante y difícil tarea que siempre tienen ante sí los gestores públicos. : La Administración debe priorizar la asignación de recursos destinados a inversión pública en nuevas terapias
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