IM MÉDICO #43

im MÉDICO | 43 73 parte, demandan también formación en competencias digitales, competencias “laterales” yhabilidades “blandas”. Así, la formación que se da a los médicos de Atención Primaria debería ir más allá de los aspectos clínicos y fomentar, por ejemplo, la creatividad en la resolución de problemas; mejoras de las competencias digitales; formación en entrevista clínica y comunicación con el paciente, entre otros. Incorporar al ciudadano en el proceso de cambio, y poner al paciente y la familia en el centro del nuevo modelo asistencial, es algo indispensable. La Atención Primaria tiene “la responsabi- lidad y la oportunidad en esta dinámica de cambio y conseguir su colaboración en la implementación de los cambios organizativos y asistenciales”. Hay que implicar al paciente en su autocuidado. Finalmente, en el informe aseguran que se debe fomentar la participaciónde los profesionales deAtenciónPrimaria y apostar por la creacióndenuevas figuras profesionales, comopueden ser perfiles administrativos sanitarios más resolutivos o médicos y enfermeras responsables de residencias dentro de los Equipos de Atención Primaria. Nuevas maneras de hacer Rediseñar los procesos es clave para que la transformación en la Atención Primaria sea una realidad. De hecho, rediseñar es la palabra clave para Sedap, para quienes es indispensable reenfo- car la Atención Primaria a su papel fundamental de prevención y control de la enfermedad; redefinir los procesos de urgencias y emergencias; revisar los procedimientos de control (crónicos, niños sanos, salud sexual); garantizar la continuidad asisten- cial a través del fomento y la implementación de procesos de seguimiento telefónico; establecer unidades asistenciales en cada Equipo de Atención Primaria con formación y dotación de material y dando responsabilidades a todos los miembros del equipo; implantar procesos de comunicación en relación a las expectativas y la necesidad de flujos ágiles de información; ges- tionar la innovación como un proceso transversal que impacta en todos los procesos, incorporando la tecnología comopalanca de cambiode los procesos asistenciales; redefinir los procesos de triaje para una adecuada respuesta a la demanda, implicando a administrativos sanitarios y enfermería; potenciar las “visitas de acto único”(médico y enfermera) en el control y seguimiento de procesos crónicos, y definir planes de actuación de crisis para escenarios de catástrofe, aprovechando lo ya aprendido con el Covid-19. Con todo, hay que “desequilibrar” la balanza, dejando de lado el hospitalocentrismo, y toca reforzar el peso y la capacidad de re- soluciónde laAtenciónPrimaria. Hay que darlemayor capacidad dedecisiónydeautonomía, pero tambiénapruebasdiagnósticas, y tener presupuestos finalistas en Atención Primaria. A la hora de redefinir estos procesos, se debe de hacer de una manera transversal, diseñando y unificandoprotocolos, de forma multidisciplinar y con acuerdos. Tienen que desarrollarse pautas para los procesos del ámbito clínico y también adminsitrativo. También es el momento de redefinir cómo accede el ciudada- no a la Atención Primaria. Para ello, es interesante rediseñar el acceso al sistema, “ potenciando el triaje telefónico y presencial en los centros de Atención Primaria, con respaldo de protocolos que definan el perfil profesional que debe llevarlo a cabo y defina las competencias específicas a desempeñar, con respaldo normativo y jurídico ”; potenciando la ya mencionada consulta no presencial; rediseñando la atencióndomiciliariaprotocolizada; flexibilizando los horarios de atención y habilitando las agendas de enfermería a la población para citación a demanda. Y, como no puede ser de otra manera, también hay que dejar de hacer lo que no aporta valor. En este aspecto, la Sedap habla de adecuar el númerode visitas presenciales en el control de proce- sos crónicos a las necesarias; eliminar la burocracia innecesaria o definir las intervenciones “no hacer”, usando metodología Lean en la redefinición de procesos. Para concluir este apartado, para que el cambio sea real, hay que desarrollar rutas transversales integradas para potenciar la coordinación entre los niveles asistenciales; reforzar la Salud Pública yComunitariaenel senode laAtenciónPrimaria; apostar por una Atención Primaria orientada a resultados de salud, que se midan, se valoren periódicamente y que implante acciones de mejora continuada. Y, por último, pero no menos importan- te, la Atención Primaria debe apoyar al paciente y potenciar el autocuidado. + Hay que “desequilibrar” la balanza, dejando de lado el hospitalocentrismo, y toca reforzar el peso y la capacidad de resolución de la Atención Primaria

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=