IM MÉDICO #44

im MÉDICO | 44 [ ANUARIO 2020 ] 13 Nuño: fallaron “todas las agencias de seguridad que deben prever la magnitud de una amenaza de este calibre” salvo para el retorno de residentes españoles en el extranjero. Así pues, el 14 de marzo a las 00.00 entraba en vigor un Real Decreto que otorgaba al Gobierno el control total de la situa- ción en la lucha contra el coronavirus, asumiendo incluso las competencias autonómicas. Salvo para trabajadores esenciales, fue el inicio de un confina- miento domiciliario prácticamente total. La inmensa mayoría de la población estaría prácticamente sin salir de sus residen- cias durante más de tres meses. Las calles de España vacías, mientras los hospitales empezaron a soportar una presión asistencial mayúscula, que además fue progresivamente amás. El 2 de abril se registró el mayor número de muertes por coro- navirus en un día (950). Cuidados intensivos hasta arriba, res- piradores escaseando y sanitarios sin dar a basto se convirtió en la tónica general del sistema de salud durante estos meses. A la vez, la “perturbación sin precedentes” en la economía de la que alertaba el Banco de España agravaba aúnmás la situación. En este sentido, el Gobierno reclamó a la UE un plan contra la crisis, y urgió a los demás partidos a alcanzar un gran pacto nacional para relanzar la economía tras la pandemia. Asimismo, se encargó de aprobar nuevas medidas económicas y sociales, entre ellas, la moratoria en las cuotas a la Seguridad Social, la prohibición de desahucios y cortes de suministros básicos, ayudas al alquiler y prestaciones de desempleo. En el plano sanitario, Sanidad toma el control de los labora- torios privados para acelerar los test y controlar los precios a mediados de abril, a la par que las restricciones empezaron a dar sus frutos. Un mes después del comienzo del estado de alarma, los fallecimientos y los contagios alcanzan las tasasmás bajas desde el inicio de la pandemia. No obstante, el Congreso de los Diputados fue autorizando sucesivas prórrogas, hasta seis veces. Demanera que las medidas adoptadas por el Gobierno central durante esta primera fase de la crisis sanitaria lograron reducir la incidencia hasta lograr el control de la misma. Desescalada y “nueva normalidad” El 28 de abril, el Ejecutivo de Pedro Sanchez aprobó un plan de desescalada en cuatro fases, con una duración prevista de entre 6 y 8 semanas. Gradualmente las limitaciones del confinamiento se fueron minimizando, aunque no todas las comunidades siguieron este proceso al mismo ritmo. Finalmente, el 21 de junio venció definitivamente el estado de alarma y España entraba en la “nueva normalidad”. Según el Centro Europeo de Enfermedades Infecciosas (ECDC), nuestro país había tenido una evolución similar a la del resto de Europa, mostrando una incidencia de casos por debajo de 10 por cada millón de habitantes. Desafortunadamente, el exceso de confianza y las inmensas ganas de aprovechar el tiempo perdido sirvieron de cataliza- dor para los rebrotes que fueron registrándose a lo largo del verano. Imparable de nuevo la infección, en agosto, España se convirtió en el segundo país europeo con más casos, 343.000, y, sin freno, el 21 de octubre superó el millón de contagios. A dvertía el ahora jefedel Comitéde Emergenciade laOMSde expertos independientes sobre Covid-19, Didier Houssin a principios de 2020, que “el nuevo brote de coronavirus es una emergencia de salud pública de interés internacional” . Sin embargo, por aquel entonces, ningúnmandatario imaginabaque unproblema sanitariooriginadoenChinapudiese llegar a causar en el resto del mundo una crisis de tal envergadura. Pocas voces discordantes dieron la voz de alarma, de modo que la Comisión Europea se limitó a suspender y posponer todos los viajes no esenciales al país asiático. Pasó poco tiempo, no obstante, hasta que todo se precipitó fuera de las fronteras del país asiático. En cuestión de semanas, el coronavirus ya golpeaba fuerte a Italia, causando miles de hospitalizaciones y fallecimientos. España se encontraría en las mismas apenas 15 días después. El primer caso de infección por SARS-CoV-2 diagnosticado en nuestro país fue el 31 de enero de 2020 en la isla de La Gomera. Al conocerse la noticia, Fernando Simón , director del Centro de CoordinacióndeAlertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) , todavía lejosdeconvertirseenun rostromediático, declarabaque “España no va a tener, comomucho, más allá de algún caso diagnosticado” y que esperan que “no haya transmisión local y en ese caso sería muy limitada y muy controlada”. El 13 febrero el virus se cobraba su primera víctima en territorio español, si bien poca inquietud seguía causando el ‘virus chino’. Los propios expertos se encargaron en todo momento de tran- quilizar a la población. El 16 de febrero Simón volvió amostrarse tajante al respecto. “EnEspaña yanohay casos, y nuncahahabido transmisión del virus. Uno se infectó en Francia y otro enAlemania”, aseguraba en una entrevista. Estado de alarma y confinamiento Verdaderamente era difícil presagiar que en cosa de un mes la situaciónepidemiológica sedispararía como lohizo. Nadieestaba preparadoparahacer frente aunenemigode tal calibre y tandes- conocido. El 14 de marzo el número de casos notificados a nivel nacional ascendía a 5.753, la tasa de incidencia marcaba 12,23 casos por 100.000 habitantes, se contabilizaban 136 fallecidos y 293 personas ingresadas en la UCI. Ese mismo día, enfrentando una situación tan insostenible, el ConsejodeMinistros, tras sietehoras de reunión, decidió aprobar ladeclaracióndeestadodealarmaen todoel territoriodurante15 días naturales, con medidas de severa restricción al movimiento de personas y la actividad económica. Los desplazamientos se limitaron a lo imprescindible, las fronteras quedaron cerradas

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