IM MÉDICO #44
im MÉDICO | 44 [ ANUARIO 2020 ] 39 no haya anticuerpos. Una vez que haya anticuerpos, esa PCR deja de ser positiva, esa persona deja de ser transmisora. La PCR es una técnica cuyos resultados, al menos inmedia- tamente, no podrían agilizarse. Son más rápidos los test de antígenos. Soriano insiste en que estos últimos tienen una capacidad de detección algo menor. “ Las técnicas de PCR de momento son las que son y seguro que evolucionan, que mejo- rarán o que se podrán acelerar, pero de momento, o al menos inminentemente, no ”, argumenta. Lo que tiene claro es que “ desde que empezó la pandemia hemos mejorado ”: “ Hemos evolucionadomucho en cuanto a diagnóstico y detección. Antes sólo detectábamos el 10% y ahora más del 60% de los casos ”. Una cosa es que las técnicas que se emplean hoy sean las mismas que se utilizaban antes en cuanto a PCR, pero lo que se está logrando es hacer PCR a muchísima más gente. Durante los meses de marzo, abril y mayo, sólo le efectuaban una PCR prácticamente al que ingresaba en el hospital. Hoy, también los centros de Salud ambulatorio. En el presente, se hacen infinitamente mayor número de tests, no sólo a las personas que van a los hospitales. De hecho, siempre se ha su- gerido que sería una buena estrategia el efectuar el máximo número posible para tratar de identificar la mayor cantidad de casos y evitar que esos casos transmitan la enfermedad a otras personas. Detectamos más porque se le hace a más gente, no porque las técnicas sean muy distintas de las que se disponían, por ejemplo, en el mes de junio. ¿En breve daremos un salto hacia adelante en alguna técnica más o en mejor interpretación? Pumarola no lo cree. Conside- ra que“ la interpretación la conocemos perfectamente bien ”. No hay demasiado problema en esto. Los marcadores continúan siendo los mismos: detección de ácido nucleico, detección de antígenos, detección de anticuerpos. Son los tres. Está de acuerdo en que “ en lo único que podemos ir mejorando es en la capacidad del sistema ”. Por un lado, tener reactivos en grandes cantidades, para hacer la técnica de una forma sen- cilla y rápida. Eso sería algo eficaz. Por otro lado, se requieren técnicas que permitan fácilmente la descentralización del diagnóstico fuera del laboratorio. “ Ya lo hemos hecho con el antígeno en la Primaria, pero con una pequeña pérdida de sensibilidad ”, observa. Lo ideal sería que esa descentralización que se ha llevado a cabo en la Primaria se pueda hacer “ con una mayor sensibilidad ”. La población se ha familiarizado con las pruebas; con el PCR, con el test antígenos y con la serología. Soriano reitera que, cuando se tiene fiebre y se empieza con tos, las técnicas que valen para diagnosticar de forma aguda la enfermedad fun- damentalmente son la PCR, que es lo que detecta ARN, el virus en la faringe o en la nariz, o el test de antígeno, que detecta una parte del virus. Son las dos técnicas que sirven de forma aguda. Luego, el test de anticuerpos, que en algún momento se utilizó, “ pero ya se vio que no tenía utilidad para el diagnós- tico de la enfermedad aguda, porque los anticuerpos aparecen por regla general a partir de una semana, diez días o incluso un poquito más ”. Antes, no hay anticuerpos y por lo tanto no vale para hacer el diagnóstico. Sí sirve para comprobar que se tuvo hace un tiempo. Puede ver si tienes anticuerpos, lo que quiere decir que se pasó la enfermedad. Tienen esa utilidad; “ pero, para el diagnóstico de la enfermedad, no son ”. Cepas Cuestionamos a los expertos si el hecho de que el virus mute, la cepa británica o la cepa brasileña, entre otras, puede hacernos variar en lo que es la detección. Pumarola y Soriano cuentan que estas variantes no dan problemas en la detección. Que el virus mute puede afectar al diagnóstico. Esto es conocido de muchos otros microorganismos. Con estas variantes, hay algún reactivo concreto, de alguna casa comercial en concreto, que dan un positivo diferente. Eso va muy bien, porque lo usan como cribado inicial. ¿Corremos el riesgo de que pueda mutar el virus hacia algo que sea más difícil de identificar? Soriano contesta que, teóricamente, se podría dar esa circunstancia, “ pero lo cierto es que las técnicas que empleamos detectan diferentes genes y que podríamos decir con claridad que es harto improbable ”. Sobre el diagnóstico, Soriano asevera que se han dado cuenta de que, prácticamente, “ cualquier persona que tenga clínica de virus respiratorios hoy tiene un Covid-19 y, por ende, hay que manejarlo de esta manera ”. Se tiene capacidad diagnóstica y merece la pena hacer el diagnóstico mediante PCR o con un test de antígeno, e incluso si ese test de antígenos es negati- vo, pero hay una alta sospecha quizá convenga corroborarlo con una PCR. Piensa que la clínica no tiene mucha pérdida y que lo importante es identificar a los pacientes que tienen riesgo de evolucionar mal. La mayoría de los pacientes tiene una enfermedad leve. La mayoría quiere decir que el 80%, o más de las personas que la padecen, lo pasa de forma moderada o leve y no requiere ingreso hospitalario. El problema es identificar qué persona que empieza hoy los síntomas al cabo de tres, cuatro o cinco días va a requerir ingreso. “ Cuanto antes actuemos, mejor. Sobre todo, ahora que disponemos de algunos medicamentos más que son eficaces. Entonces, en ese sentido, lo que sí hemos aprendido es que las personas, sobre todo mayores, de más de 70 años, y las personas que tienen otras enfermedades asocia- das, del corazón, del pulmón, de riñón, que tienen patologías asociadas, comorbilidad, esos pacientes tienen más riesgo de acabar siendo una enfermedad grave ”, detalla. En este contex- to, con esos pacientes, hay que vigilarlos más de cerca. Hay que monitorizarlos. Si persiste fiebre alta al cabo de cuatro o cinco días, convendría volverlos a revisar clínicamente. Y, ante la duda, derivarlo a un centro hospitalario. Pumarola: “En lo único que podemos ir mejorando es en la capacidad del sistema”
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