IM MÉDICO #53.2 ESPECIAL DERMATOLOGÍA

im MÉDICO | 53.2 38 ¿Por qué se produce la rosácea? El sol, la comida picante, el calor, el deporte, desencadenan el fenómeno de flushing. Insiste en que la rosácea empeora con el sol. “A las personas con rosácea siempre les aconsejamos que utilicen protección solar, pero no es la causa fundamental. De hecho, como en tantas enfermedades, la causa concreta no se conoce. Se sabe que existe una desregulación del sistema inmune a nivel local, tanto del innato como del adaptativo. A nivel cutáneo, hay una mayor producción de catelicidinas, péptidos capaces de aumentar la reactividad vascular y la inflamación local. Como hay más liberación de estas moléculas, los vasitos de la piel reaccionan y se dilatan de forma más llamativa”, expone. Por otro lado, está la implicación de un ácaro que pertenece a la flora bacteriana y que vive en las glándulas sebáceas que se llama demodex folliculorum. Este ácaro vive de forma normal en los folículos de la piel facial, pero su frecuencia es mayor en personas con rosácea. Con tratamientos que ayudan a eliminarlo, la rosácea mejora. La relación de la rosácea con el microbioma intestinal, así como la presencia de helicobacter pylori, no han sido suficientemente demostrados a día de hoy. Asimismo, los vasos cutáneos en las personas con rosácea son más reactivos a los estímulos que en personas sin la enfermedad. Pueden estar más dilatados de base, que es lo que le da ese color rosado a la piel, esa presencia como de venitas superficiales, y, al mismo tiempo, en muchos casos, son más reactivos ante estímulos que en otras personas no reaccionan. En personas con rosácea, esos vasos tienen una dilatación mayor y eso genera sensación de calor y rojez en la piel. Como tantas otras enfermedades de la piel, la rosácea, una vez se presenta, tendrá un curso crónico. “Habrá personas que tenganmuchísimos brotes y personas que tenganbrotes de forma puntual. En función de ese curso, establecemos un tratamiento u otro”, declara. Como medidas generales, siempre se recomienda la protección solar. “El paciente, normalmente, reconocemuy bien los estímulos que le provocan unmalestar o un brote, por lo que se le da unas pautas para intentar evitarlo. No tomes mucho alcohol. El alcohol provoca ese ´flushing´, comidas picantes, etcétera. Todo dentro de un sentido común. Si hace calor, tendrá que exponerse al calor y lo pasará un poquito peor”, matiza. Abordaje Anivel médico,“existeunabordaje tópicoconcremas yunabordaje sistémico”. Por lo general, se empieza con tratamiento tópico, peromuchas veces se respalda con el tratamiento oral. El tratamiento tópico va sobre todo encaminado a la rojez, a los granitos o a ambos, según los síntomas de cada persona. En cuanto a la rojez, es difícil de controlar. A pesar del gran número de productos cosméticos comercializados para mejorar la rojez de la piel con la etiqueta antirrojeces, la realidad es que su efectividad es muy limitada. En este sentido, sólo una molécula ha demostrado evidencia científica, que es la brimonidina, un agonista de los receptores alfa-2 de los vasos que, al unirse a ellos, evita la vasodilatación. La oximetazolina no está comercializada como tal en España. Al final, son medicamentos vasoconstrictores, que lo que hacen es que, durante unas horas, cierran los vasos superficiales de la piel y reducen el eritema, la rojez. Para tratar esta rojez, también se pueden utilizar técnicas físicas como el láser o la luz pulsada, que lo que hacen es, por fototermolisis selectiva, cerrar los vasitos de la piel. Los coagula, los calientamucho. Ese calor se transmite al vaso y éste se destruye. Esto alivia mucho los síntomas de la rojez. En personas con un flushing muy llamativo, muy repetido, a veces se emplea algún medicamento tipo betabloqueante. Bagazgoitia deja claro que “hay que personalizar”. En cuanto al tratamiento de los granitos, se recurre a medicamentos orientados a minimizar la cantidad de demodex. Esto puede hacerse conmetronidazol, ivermectina o ácido azelaico. En general, se puede priorizar el metronidazol “porque no tiene efectos adversos, no es irritante y es un poquito más económico, aunque la ivermectina suele ser más efectiva”. En los casos en que esto no funcione, se utiliza tratamiento oral. Los aliados más frecuentemente usados para brotes puntuales son los antibióticos; generalmente doxiciclina o azitromicina (en pulsos de tres días) durante varias semanas. En casos muy recurrentes se puede utilizar isotretinoína, cuya indicación es el acné, fuera de ficha técnica a dosis bajas, con lo que se suele obtener un buen control de los síntomas. Le preguntamos si en rosácea se está investigando el tratamiento conmedicamentos biológicos, como en psoriasis o dermatitis atópica. Afirma que hay algún estudio con algúnmedicamento, pero que no cree que se esté planteando eso. “El punto quemás podría influir en el desarrollo de la rosácea es investigar más en su patogenia o en los mecanismos, porque al final da la impresión de que es una especie de enfermedad cajón de sastre”, sugiere. Es difícil conocer la prevalencia exacta de la rosácea, pero ciertos estudios realizados en Europa y Norte América indican que la padece alrededor del 5% de la población adulta. “Siempre se dice que posiblemente esté infradiagnosticada, porque haya personas que tengan granitos y rojeces, no vayan al médico y no tengan suetiquetade ´tengo rosácea´. Sinembargo,muchas veces los médicos, dermatólogos y no dermatólogos, tendemos igual a sobrediagnosticar rosácea, porque se tiende a etiquetar cualquier tipo de rojez facial de rosácea y eso tampoco es así. Posiblemente, dentro de la rosácea, hay personas que se diagnostican porque tienen mucho eritema o porque tienen mucho ´flushing´. Otras tienen unos granitos agrupados en la cara y les decimos que es rosácea. Te das cuenta que, dentro de lo que llamamos rosácea, hay cosas clínicamente diferentes”, argumenta. A su entender, “posiblemente, la investigación en los próximos años vayaunpoco endefinir si, dentrode todoestoqueahoraetiquetamos de rosácea, estamos hablando en realidad de cuadros”. “Muchas veces los médicos, dermatólogos y no dermatólogos, tendemos a sobrediagnosticar rosácea”

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