im MÉDICO | 53.2 47 En el escenario actual, la dermatitis atópica es una enfermedad que ha despertado un creciente interés tanto en España como a nivel mundial. Esto se debe, “a que se está reconociendosuverdadera importancia”, tal y comoexplica el doctor Pedro Herranz, jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Universitario La Paz de Madrid. A su modo de ver, “esta consideración radica en reconocer cómo afecta a la calidad de vida de las personasque lapadecen, quepuedenpresentar grandesproblemas psicoafectivos e incluso patología psiquiátrica”. Afortunadamente, “estánapareciendonuevos tratamientosdegran eficacia que nos permitiránmejorar las lesiones cutáneas ymejorar de la calidad de vida de los pacientes atópicos”, agrega el experto. Mayor incidencia, pero también más visitas a las consultas Al respecto de los pacientes que la sufren, Herranz señala que la dermatitis atópica es una enfermedad predominante en niños y adolescentes, “pero que puede persistir en adultos de forma muy intensa”. Se calculaqueunas 300.000personas adultas estándiagnosticas con dermatitis atópica demoderada a grave en España. “Muchos de ellos sonadultos diagnosticados en la infancia, o en los que la dermatitis aparece más tarde y sin antecedentes claros de enfermedades alérgicas”, indica. Además del aumento de incidencia en los últimos años, los especialistas han comprobado que los pacientes acuden más a las consultas. En opinión del jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario La Paz, “probablemente por unamayor divulgación sanitaria de la enfermedad”. Y la mayor información sobre nuevos tratamientos, comenta, “hace que los pacientes solicitenayudaal dermatólogo, en lugar deautomedicarseoacudir a fuentes de información erróneas y problemáticas”. Sin embargo, sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada, según el doctor, “porque anteriormente no se le había dado la importancia que tiene”. A día de hoy “su diagnóstico se basa, principalmente, en criterios diagnósticos clínicos, ya que todavía no se dispone de biomarcadores o pruebas complementarias”. Por ello, “sigue siendo básico el contacto del dermatólogo con el paciente”, recalca. En cuanto a los síntomas que suelen presentar las personas adultas que sufrendermatitis atópica, el queel especialista señala como “clave” es el picor, que está presente en todas las edades. Asimismo, con frecuencia viene acompañado de dolor cutáneo, “aunque muchas veces se infraestima”. Juntos, subraya Herranz, “estos síntomas producengran impactoenel ámbito social, laboral, de interacción, y problemas psicológicos enmuchos casos”. De la misma forma, puede llegar a ser una patología grave. No en vano, pese a que no se asocia a mortalidad, “la morbilidad y las manifestaciones clínicas y psicológicas son impactantes; con dermatitis atópica grave no se puede llevar una vida normal”, remarca, detallando cómo les afecta a los pacientes la enfermedad en su cotidianidad. “Con picor constante no se pueden establecer relacionesnormales, lesafectaenel trabajo. Además, el sueñode los pacientes con dermatitis atópica se ve afectado porque no pueden dormir con picor y, desde luego, tampoco pueden trabajar o hacer una vida normal si no descansan correctamente. La dualidad pérdida de sueño-prurito es lo que realmente complica la vida de los pacientes atópicos”. En este sentido, el experto desarrolla las opciones terapéuticas que existen hoy en día para estas personas. “Todos los pacientes con dermatitis atópica tienen que pasar por una revisión de los primeros cuidados higiénico-dietéticos habituales. Además, inicialmente seaplicanemolientes, y tratamientos tópicos concorticoides e inhibidores de calcineurina”. A partir de ahí, a medida que la gravedad de la enfermedad aumenta, se sugieren tratamientos sistémicos tradicionales o tratamientos biológicos como dupilumab, tralokinumab y las nuevasmoléculas sintéticas que son los inhibidores de JAK como, por ejemplo, baricitinibyupadacitinib. “Eseesel nuevoescenariode tratamientos con losquecontamoshoyendía. Los vamosutilizando en la medida en que va agravándose la enfermedad, cuando van requiriendo nuevas alternativas terapéuticas”, explica. El auge de los tratamientos novedosos En palabras de Herranz, “no es que hayan cambiado mucho en los últimos años, es que estamos actualmente enmitad de un gran cambio”. Así, apunta, “estánapareciendo tratamientos novedosos, y las perspectivas son muy buenas, ya que suponen alternativas terapéuticas que nos permitenmejorar las lesiones y reducir el picor desde los primeros días de tratamiento y aportar, de esa manera, calidad de vida a pacientes que no podían ni siquiera descansar bien a causa del prurito”. No obstante, a pesar de todas las opciones terapéuticas disponibles hoy por hoy, la dermatitis atópica todavía no se cura. “Pero sí tenemos, en laactualidad, laposibilidaddecontrolarlaen lamayoría de los casos”, aclara el facultativo. De hecho, “el paciente puede llegar asentirsecuradoporquepodría llegaraestar totalmenteasintomático, pero, por ahora, no tenemos evidencia de que podamos modificar la historia natural de la enfermedad”. Ycomocomplementoal tratamiento farmacológico, “laeducación sanitaria y los cuidados higiénico-dietéticos son fundamentales en estospacientes” para aliviar los síntomas. “Es importantemantener la barrera cutánea, la emoliencia, evitar los irritantes, e identificar otros desencadenantes individuales”, manifiesta. A su juicio, las principales asignaturas pendientes en el abordaje de la dermatitis atópica en España tienen relación también con el empoderamiento del paciente y cree que la más significativa es “ahondar en el conocimientode la enfermedad, la educación sanitariaatodos losniveles”. “Es importantehaceruntrabajoconjunto multidisciplinario, de dermatología, Atención Primaria, y el resto de las especialidades a las que se le pueda requerir ayuda. También es necesario facilitar el acceso a los nuevos tratamientos, para que esténdisponiblesparatodos lospacientesque losnecesiten”, agrega. Actualmente la dermatología, en cuanto dermatitis atópica, “tiene un escenario muy optimista por la concienciación social, la investigación sobre sus mecanismos, y las nuevas posibilidades de tratamiento disponibles para los pacientes”, reflexiona el especialista. Lo que hace falta, bajo su punto de vista, “es trabajar en conjuntocon las asociaciones depacientes, que sonabsolutamente imprescindibles, y todos losestamentosquenosayudenparafacilitar el acceso de los pacientes a estos nuevos tratamientos”.
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