ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES im MÉDICO | 56 54 Propuestas para mejorar el proceso asistencial del SCA Este empieza una vez que el paciente toma contacto con el sistema sanitario ante los síntomas comunes. En Cardioalianza creen que son necesarios una serie de requisitos para que sea más efectivo. Por parte de los centros sanitarios, definir y detallar su propio proceso asistencial integrado (PAI) adaptado al contexto local, teniendo en cuenta la estructura y los recursos disponibles en atención hospitalaria, primaria y comunitaria. Además, los resultados en salud deben basarse en la transparencia por el bien de la calidad asistencial en general y de los pacientes en particular. Establecer indicadores hará más sencillo medir los resultados que aseguren una mejora continua. Unamanera útil sería realizando auditorías internas o externas. Sin dejar de lado el contexto pandémico, el informe concreta que el sistema sanitario “debe reorganizarse” para atender esta situación con rutas seguras para los pacientes sospechosos de SCA. Y recuerda que organizaciones de pacientes y cardiólogos “hacen un llamamiento”para que los afectados contacten con sus servicios sanitarios ante cualquier síntoma. Primera fase: ingreso en el hospital Desde Cardioalianza reivindican que la hospitalización “más que nunca debe verse como una oportunidad” en el contexto de la pandemia actual. Más aún si se tiene en cuenta que, durante la primera fase de la crisis sanitaria, el 69% de las personas con enfermedades crónicas se vieron afectadas por la cancelación de diversas consultas, entre ellas las hospitalarias (46,3%) o de Atención Primaria (19,3%), según un estudio de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes. Para que el ingreso sea efectivo, deben eliminarse las inequidades entre centros con respecto a los tiempos de aplicación del tratamiento después de un infarto, que abordan estudios como SEC-RECALCAR 2020 (con datos de 2019) de la SEC. En ellos se demuestra dicha inequidad entre pacientes que han sufrido un infarto de miocardio con elevación del segmento ST (IAMCEST), dependiendo del nivel asistencial del hospital donde ingresa (comarcal o terciario). Estas diferencias también siguen existiendo en función de las CCAA (donde más se manifiestan) aunque Cardioalianza confía enque “seamortigüen, yaque todasdisponendeunCódigo Infarto”. Sea como fuere, todo centro sanitariodebería tener unprotocolo clínicode atenciónprecoz al SCA, que sepuedeelaborar inspirándose en las guías de práctica clínica publicadas a nivel europeo (ESC) y español (SEC). Esta última dispone de dos documentos de referencia para la correcta atención a un SCA: SCACEST y SCASEST. Ambos contemplan los protocolos para identificarlo, las pruebas diagnósticas complementarias a realizar, el tratamiento adecuado y los indicadores a tener en cuenta. Segunda fase: alta hospitalaria El informe de alta es “clave”. Determinará la comunicación entre paciente y atención hospitalaria y Primaria. Debe ser lo más completo posible, abordando información sobre el diagnóstico, los tratamientos, los planes de vacunación, los indicadores objetivo respecto a factores de riesgo, el estilo de vida que debe adoptar el paciente o el calendario de seguimiento. En cuanto al entorno del paciente afectado por el SCA, el informe de alta debe detallar aspectos de su vida sociolaboral (reincorporación al trabajo o actividad sexual), las asociaciones, los programas de escuelas de salud o paciente experto, webs y apps de referencia en los que se puede apoyar. También deberá aportar teléfonos de contacto de urgencia en caso de que detecte síntomas de alerta (que vendrán también especificados). En el momento del alta, la asociación recomienda que toda la información que aporte el cardiólogo al paciente se haga con un familiar o cuidador presentes, al igual que se le garantice la inclusión en un programa de Rehabilitación Cardiaca (RC) tras la hospitalización. Tercera fase: hospitalización extendida Para Cardioalianza es una de las medidas fundamentales: “Es necesario avanzar en el modelo de ‘hospitalización extendida’ para garantizar una buena transición de cuidados tras el alta, pues la Covid-19 ha puesto de manifiesto que hace falta desarrollar nuevos programas con otras modalidades que garanticen esta continuidad asistencial”. En este modelo, enfermería recobra un papel esencial para garantizar el seguimiento y el plan de cuidados. Por su parte, recomienda que el especialista sea el que realice la primera visita post-hospitalización. Y ve imprescindible que a todos los niveles asistenciales se mejore la información en la primera consulta tras el alta, optimizando la gestión asistencial con la filosofía de ‘acto único’. Al mismo tiempo, hace falta reforzar la colaboración y comunicación entre hospitalaria y Primaria. Y también, como se ha visto desde el comienzo de la pandemia, incorporar modalidades no presenciales en la medida que sea posible, como el exitosomodelo de telemedicina del Área Sanitaria de Santiago de Compostela (Galicia). Última fase: rehabilitación cardiaca “Todos los pacientes deben poder seguir un programa de RC tras el alta: han demostrado mejorar el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes tras sufrir un SCA. Además de disminuir el gasto económico”, zanja la asociación, que insta a instruir en “educación sanitaria” a los pacientes. La estructura de RC debe ser holística, pero tendiendo hacia una mayor personalización en base al perfil de riesgo de cada paciente. Procedimientos como una ergometría (idealmente con análisis de gases) o una valoración de la función ventricular (ecocardiograma) son necesarios. En caso de que el paciente sea de riesgo elevado, el programa de RC con ejercicio físico monitorizado se realizará en el hospital, mientras que, si es de riesgo medio/bajo, se desarrollará en Primaria o comunitaria, apostando cuando se posible por programas de RC virtuales.
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