im MÉDICO | 56 87 No es nada nuevo. Ya hace décadas que determinadas enfermedades mentales aumentan. Pero ahora la cifra es alarmante. Conversamos sobre esta situación con el doctor Víctor Pérez Solá, director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar y presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y SaludMental. El experto reconoce que siguen aumentando especialmente aquellas relacionadas con depresión, ansiedad y abusos de tóxicos, y adicciones conductuales sin tóxicos videojuegos, juego patológico, etc. Además, reconoce que, en 2020, llega la Covid, “nos sometemos a un estrés muy importante que también, por otro lado, ha servido para visibilizar la salud mental, porque todos hemos tenido la sensación de que teníamos riesgo para nuestra saludmental”. La Covid ha sido un impulsor de enfermedad mental en todas aquellas personas que lohanpasadomal, tanto los pacientes que han padecido la enfermedad como en las familias que muchas veces nohanpodidodespedirsede sus familiares correctamente. “Eso ha conllevado -porque afortunadamente lo hemos evaluado- que laCovidhaaumentado las tasas dedepresiónydeansiedadun 25%. Y, en este caso, ha habido una situación que es especialmente dramática, yes el aumentode laenfermedadmental engente joven, en niños y adolescentes, y en concreto el aumento de la conducta suicida, quenodel suicidioafortunadamente. EnCataluña tenemos un registro bastante fiable y estamos hablando de un aumento del 100% o del 200% en gente entre los 14 y los 25 años”. Así, en este tiempo, y según Pérez Solá, han aumentado las conductas suicidas, las autolesiones, los trastornos de la conducta alimentaria y ladepresióny la ansiedaden jóvenes:“Nospreocupa lo que está pasando porque ello aumentó cuando empezamos con el aislamiento social, pero ahora que ya volvemos otra vez a tener una vida social más omenos normal, no hemos conseguido volver a las cifras previas”. “Una estrategia nacional de salud mental con buenas intenciones, pero algo naïf” Como presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, Victor Pérez Solá explica que, en un primer momento, no iban a firmar la estrategia nacional de salud mental porque “estaba cargada de buenas intenciones, pero nos parecíamuy naïf. Era un PDF, no era una estrategia. No tenía ni objetivos, ni presupuesto. En el proceso de aprobación eso se corrigió. Y, tras muchos meses de discusión, conseguimos dos cosas: una, que hubiera unos objetivos claros y concisos y que supiéramos cómo vamos a medir el impacto de la estrategia; y la otra es que hubiera un presupuesto para implementar la estrategia”. Si bien reconoce que es un presupuesto absolutamente simbólico de 100 millones de euros en cuatro años, “pues si lo divides por lo que toca para los 45millones de españoles para cuatro años, “Nos preocupa el aumento de las enfermedades mentales en jóvenes” te sale una cifra absolutamente ridícula, pero es un gesto -y así lo entendimos en la sociedad y por eso lo apoyamos- para intentar incentivara las comunidadesautónomas, queson lasque realmente tienen el presupuesto”. Así, el profesional la apoya porque la estrategia nacional sí tiene una hoja de ruta, unos indicadores para que las comunidades autónomas conesepresupuestoponganenmarchamecanismos para la prevención del suicidio, para el tratamiento de la psicosis, la prevención de las conductas adictivas..., “y en ese sentido, a nosotros nos parece un éxito haber podido aprobar una estrategia de saludmental y estamos francamente contentos conel resultado, aunque sigo diciendo que nos parece muy naïf”. La integración, de suma importancia El expertodestaca el hándicapactual deesta especialidadporque no hay suficientes profesionales,“ynovamos a tener a los psiquiatras, psicólogos, enfermeras oenfermeros necesarios para cubrir las plazas de los que se van jubilando”. Además, están intentando integrar en la salud mental a perfiles profesionales como, por ejemplo, rehabilitadores, integradores sociales, educadores sociales o trabajadores sociales, que ya estaban en algún programa, “Debemos hacer un esfuerzo para que se integren porque nos van a ayudar muchísimo amejorar la salud mental de la población”. El doctor también desataca la integración de los “peer to peer”, es decir, pacientes que han tenido una enfermedadmental, que ahora están bien, y que participan en los procesos de saludmental de otros pacientes. “Cuando hay una enfermedad mental, los médicos y los psicólogos y la enfermería te pueden informar, pero lo que realmente es trascendente es que otra persona que ha pasado por esa situación te cuente, ‘yo estaba así hace tres años, hice esto, y mira cómo estoy ahora’. España, líder en el consumo de benzodiazepinas Para el doctor, las benzodiazepinas son fármacos de riesgo de caídas, de problemas cognitivos, y que tienen un potencial adictivo muy importante. “El porcentaje de psiquiatras es bajo, pero el de psicólogos es aún más bajo en nuestro país, y se han utilizado durante años las benzodiazepinas como una forma de tratar la ansiedad, porque son tremendamente eficaces. El problema es que cuando pasa el efecto, la ansiedad vuelve a aparecer. Y durante años en nuestro país tuvimos muy pocos mecanismos para controlar el uso de las benzodiazepinas. Eso hizo que muchas personas se acostumbraran a ellas y tuvieran problemas de adicción. En estos momentos hay campañas muy potentes y, sobre todo, las oficinas de farmacia han pasado a tener un papel protagonista en el control de la dispensación de benzodiazepinas, y eso es lo que nos va a permitir que disminuya su uso, espero”.
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