IM MÉDICO #56

im MÉDICO | 56 88 SALUD MENTAL Por otro lado, Pérez Solá remarca la innovación en tratamientos farmacológicos. “Enpsicoterapia también se estáhaciendomucha innovación, pero el problema es la formaciónde los psicólogos ode los terapeutas para implementar esa innovación, y eso es algo que se puede resolver con formación”. Mientras que con los fármacos reconoce que hay problemas: “Desarrollar fármacos para enfermedadesmentales esmuy costoso. Así como en cáncer o en cardiovascular, se pueden desarrollar fármacos entre cinco y siete años, en salud mental tardas entre 12 y 15 años. Es mucho más costoso porque el cerebro es más complicado y lo conocemos menos. Cuesta muchísimo que los laboratorios inviertan en el tratamiento de la enfermedadmental, porque tienen que invertir mucho dinero, y nos encontramos con que estos tratamientos tienen muchísimas trabas para ser aprobados por las agencias reguladoras o por el Ministerio de Sanidad. Estos fármacos, muchos no salen por desgracia, además tienen muchísimas trabas, y un potencial uso enmiles de pacientes y, por lo tanto, las repercusiones para el presupuestode farmaciadel país son muy importantes”, puntualiza el doctor. La lucha contra el estigma social La enfermedadmental tradicionalmente sehaocultadoporque si se contaba había unas consecuencias horrorosas en el trabajo.“Y socialmente sehaetiquetadoal enfermomental comoalguien raro, yesoespeculiar, porqueunadecadacuatropersonas vaa tener una enfermedad mental a lo largo de su vida. Entonces, pensar que la persona conuna enfermedadmental es alguien raro cuando es tan frecuente, es complicado. Y los enfermos viven continuamente con la ocultación de los síntomas, y eso hace que la gente no conozca qué es lo que le pasa, retrasa muchísimo el tiempo que tarda en ir al especialista, porque no queda bien decir que vas a un psiquiatra. Vas al cardiólogo, vas al neumólogo y lo dices a los compañeros. Vas al psiquiatra y no se lo dices a nadie, con lo cual a la gente le cuesta mucho ir al especialista y eso empeora el pronóstico de la enfermedadmental”, destaca Víctor Pérez Solá. Para el doctor hablar de la enfermedad mental no mata, pero no hablar sí que mata, con lo que hay que hacerlo. “Tradicionalmenteno sehablabadel suicidio. Yuno ignoraque semueren3.441 personas en 2021, y que es la primera causa de muerte evitable, la primera causa de muerte en gente joven”. El doctor también destaca que ante la prevención y en lucha contra el estigma, es importante que la sociedad hable de la enfermedad mental en primera persona y demuestre que no es algo que es para toda la vida y que se puede vencer, “y que siguen siendo profesionales de éxito -Mercedes Milá, Dani Martín...-, estos profesionales que han tenidouna enfermedad y la cuentanayudanmuchísimoaque baje el estigma de la enfermedadmental”. Además, el psiquiatra remarca la asignatura pendiente en este tema: las intervenciones que se puedan hacer en la infancia y en la adolescencia.“Lasoluciónal estigmade laenfermedadmental es quedentrodel currículumacadémico lagente sepaque la enfermedadmental es algo con lo cual va a convivir, porque todos tenemos personas con enfermedad mental alrededor, o la tenemos personalmente en algún momento, y sepa cosas tan importantes como que las emociones existen y que hay que aprender a manejarlas. A nadie le han enseñado a controlarlas”. Por esto, el doctor explica que hay países que tienen en el programa docente el manejo de emociones y otros una asignatura sobre la salud mental. Falta de recursos, la gran baza El doctor recuerda que la salud mental, hasta la década de los 80, no estaba dentro de sanidad, estaba dentro de Servicios Sociales. “Hace relativamente pocos años, y la inversión que se ha hecho en salud mental dista mucho de ser la que se hace en otros países. Necesitamos realmente que haya una inversión más potente. Es cierto que para muchas CCAA la salud mental, después de la Covid-19, es una prioridad y se están aumentando dew forma importante las inversiones, pero tenemos un ‘gap’ respecto a los países de nuestro entorno tan importante que necesitaremos unos años para conseguirlo. Eso si tuviéramos a los profesionales, que no los tenemos”. El presupuesto para salud mental es algo complejo. Según el doctor, por ejemplo, el presupuesto de cáncer está todo en sanidad, excepto ayudas sociales o invalideces, que están en otros ministerios, pero en el caso de la salud mental, hay un presupuesto dentro de sanidad, pero hay un montón de presupuestos, en justicia, en las cárceles, en fuerzas de seguridad, en servicios sociales, en vivienda, que no están dentro de sanidad, con lo cual hay una dispersión de presupuestos, que la estrategia de salud mental intenta aunar pero, “por decirlo de alguna manera, no hay nadie que mande en el presupuesto, está muy parcelado, y eso es muy difícil para dedicarlo a la salud mental”

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