IM MÉDICO #57

im MÉDICO | 57 71 Envejecimiento saludable e inmunidad La Dra. De la Fuente subrayó que “no puede asociarse envejecimientoaenfermedad, sinoquehayqueentenderlocomounproceso biológico natural e inevitable que se convierte en el más largo de la vidade laspersonas y comienza, principalmente, cuandosealcanza la edad adulta, a partir de los 20 años, cuando se ha culminado el procesodedesarrollofisiológico”. El envejecimiento, como recordó, “conlleva un deterioro de los sistemas homeostáticos: endocrino, nervioso y el inmunitario, en el que juega un importante papel el estrés oxidativo e inflamatorio”. En concreto, el deteriorode la inmunidad se conoce como inmunosenescencia,“que constituyeun riesgodemorbilidad, al considerarse el sistema inmunitario como el mejor marcador de salud por estar compuestoporunagranvariedadde subpoblaciones celulares y de moléculas. Todo ello da lugar a la respuesta inmunitaria que es la que permite defender al organismo de agentes dañinos como infecciones, tumores, entre otros agentes extraños o nocivos”. En este sentido, aludió a la importancia de “mantener un equilibrio relacionado con la inflamación, una pieza clave en la respuesta inmuneal desencadenar lamovilizaciónde las células inmunitarias ante agentes dañinos para el organismo”. Sin embargo, con el envejecimiento, el sistema inmunitario experimenta una serie de cambios tanto cuantitativos como cualitativos. Estos últimos más importantes, desde su punto de vista, “al considerarse marcador y modulador de la velocidad a la que cada persona envejece”. La inmunidad puede modular la velocidad a la que se envejece. A partir de la cantidad de oxidantes que genera el organismo que, por una parte, son necesarios, van a tener capacidad para ir deteriorando nuestras estructuras. De ahí la importancia, como destacó, “del equilibrio entre la cantidad de oxidantes que se generan y la de defensas antioxidantes, que, por otra parte, se va perdiendo a medida que se envejece, junto con un incremento del estrés inflamatorio, que, con el paso del tiempo, se irán cronificando”. Respecto a las estrategias de estilo de vida que pueden contribuir al cuidado y refuerzo de la inmunidad que, en función de su estado, puede acelerar el proceso de envejecimiento, la Dra. De la Fuente se refirió a la actividad física moderada, el control del estrés, junto con las relaciones sociales, además de una buena nutrición mediterránea, rica en frutas, verduras, acompañada de cantidades adecuadas de antioxidantes, y de probióticos, van a contribuir adisminuir lacantidaddeestrés oxidativo y antiinflamatorio, además demejorar la inmunidad y el sistema homeostático. Destacó la importancia de la microbiota presente por todo el organismo, sobre todo, en el tracto digestivo donde es más abundante y, en concreto, en el intestino grueso, “y que tiene mucho que decir sobre la forma de envejecer”, indicó la experta. Se caracteriza por su función protectora frente a patógenos, y su influencia sobre los sistemas homeostáticos, con los que se mantienen en constante comunicación. A medida que se envejece, tal como explicó, “la microbiota va modificándose con una disminución de la biodiversidad de microorganismos, relacionándose laedadbiológicacon lamicrobiota alteradaodisbiosis, relacionadaconmás de300enfermedades”. De ahí la importancia de “mantener dicha microbiota en las mejores condiciones a lo que pueden contribuir los probióticos, siendo los más utilizados los lactobacilos y bifidobacterias”. Segúnexpuso,“losprobióticosmodificanfavorablemente lacomposiciónde lamicrobiotay tienenefectosmuypositivos sobre síntomas deenfermedad, sobre todo, de tipo intestinal, y, endefinitiva, ayudan “Los probióticos modifican favorablemente la composición de la microbiota y ayudan a mantener la salud de manera preventiva”

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