HEMATO-ONCOLOGÍA im MÉDICO | 58 [ ANUARIO 2022 ] 80 blicado un estudio con resultados positivos en una enfermedad autoinmune como es el lupus. Igualmente, en el tratamiento de personas con linfoma que tienen infección por VIH. Por ello, “el avancecon las terapiasavanzadas, con los linfocitosCAR-T sequeda parael tratamientopotencialmentecurativodemuchasenfermedades hematológicas, pero tambiénprobablemente, de caraal futuro, comoun servicio central que pueda abordarse enotras enfermedades en los tumores sólidos, enenfermedadesautoinmunes, enel VIH. Esdecir, que laexpansiónpuede ser tremenda”. Por esoes el avance más significativo de los últimos años. Entre los avances, del mismo modo hay terapias dirigidas contra otras enfermedades como es la anemia falciforme o la parasitosis, que es una hemoglobinopatía. Y está la llegada de la terapia génica a enfermedades como la hemofilia. Asimismo, la Inteligencia Artificial en los análisis de Big Data está dando resultados muy importantes. Para Córdoba Mascuñano, uno de los principales avances en el campo de los tumores hematológicos ha sido la aparición de estrategias “libres de quimioterapia”. En la actualidad, tumores hematológicos como el mieloma múltiple, algunos linfomas y algunas leucemias, se pueden tratar con tratamientos basados en inmunoterapia con anticuerpos monoclonales y con terapias moleculares dirigidas, siendoen sugranmayoría tratamientos de administración por vía oral. Un segundo avance que menciona ha sido el uso de la terapia celular contra el cáncer hematológico con estrategias como los linfocitos CAR-T, en los que se utilizan los linfocitos de los pacientes (un tipo de glóbulo blanco) y se modifican genéticamente en el laboratorio para que reconozcan y destruyan únicamente al tumor hematológico. En España tenemos dosmedicamentos de linfocitos CAR-Tpara algunos pacientes con linfomas agresivos y algunos pacientes con leucemia aguda linfoblástica. Existenotrosmedicamentosque, si bienestán autorizados en Europa, aún no lo están en España. Y, “en tercer lugar, el conocimiento demarcadores genéticos ymoleculares han permitidohacer una ´medicinade precisión´, siendomuy relevante dichos avances en los tumores hematológicos”. Detección precoz Reconoce que, durante la pandemia, hubo diagnósticos que se retrasaron porque el sistema sanitario estaba saturado y porque los propios pacientesmuchas veces teníanmiedo de acudir a los hospitales. El diagnóstico se hizomás tardío.“En el caso concreto de lahematología, por supuestoque puede haber ocurrido. Si bien, creoque la situación ya está completamente normalizada”, expreEs conocido que la incidencia de cáncer aumenta con la edad. Y ocurre lo mismo con los tumores hematológicos. Todos los tumores hematológicos, a excepción de la leucemia aguda linfoblástica y el linfoma de Hodgkin, se diagnostican alrededor de los 65-70 años, por lo que la mayoría de los pacientes que se atienden en las consultas de hematología son de edad avanzada. “Además, con el envejecimiento aparecen otras enfermedades que llamamos comorbilidades, lo cual nos hace más complicado elegir el mejor tratamiento que un paciente mayor pueda tolerar. Por eso, es importante determinar el estado de reserva funcional que tiene el paciente mayor con cáncer, y eso lo hacemos con la ayuda de los geriatras a través de la valoración geriátrica integral”, informa Raúl Córdoba Mascuñano. La edad prácticamente en todas las enfermedades hematológicas es un factor pronóstico adverso. La edad cronológica avanzada lleva asociada una serie de deterioro del estado físico, del estado general, aumento de comorbilidades que, cuando le añades a esa senescencia natural, que la población general tiene, una enfermedad hematológica, un cáncer hematológico, obviamente es un factor de estrés adicional que hace que empeore su pronóstico. Sin embargo, Mª Victoria Mateos remarca que cada vez se están desarrollando tratamientos más novedosos en los que el perfil de seguridad es muy bueno. Si el paciente es candidato para recibir un tratamiento activo y la tolerancia es buena, “puede que cumpla su expectativa de vida recibiendo una única línea de tratamiento”. “Esa situación sería un poco capaz de revertir lo que la edad cronológica avanzada le da a esa enfermedad hematológica de mal pronóstico”, asevera. En el paciente de edad avanzada, hay que considerar no sólo la enfermedad hematológica, sino las oportunidades que tenga. Cada vez se instauran más las escalas de fragilidad. En la SEHH, hay un Grupo Español de Hematogeriatría. Mateos piensa que los geriatras deben ser incorporados cada vez más para valorar la edad y la fragilidad de los pacientes con enfermedades hematológicas. El objetivo es adaptar el procedimiento para que el paciente mayor pueda recibir tratamientos activos. La integración de los médicos especialistas en geriatría en los equipos multidisciplinares de tumores hematológicos es aún escasa en España, pero centros como el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz en Madrid y el Hospital Duran i Reynals en Barcelona, pueden servir como modelo para realizar un verdadero abordaje integral del paciente mayor con cáncer. Córdoba Mascuñano destaca que “tan importante es no infratratar a los pacientes robustos que pueden tolerar bien los tratamientos, como no sobretratar a los pacientes frágiles, los cuales pueden tener toxicidades inaceptables por los tratamientos”. Gracias al avance en la investigación de nuevos fármacos antineoplásicos como la inmunoterapia y las terapias dirigidas, el perfil de seguridad de estos fármacos tan favorable hace que puedan emplearse con seguridad en pacientes de edad avanzada. Pacientes de edad avanzada
RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=