IM MÉDICO #59.2 ESPECIAL ENFERMEDADES MINORITARIAS

im MÉDICO | 59.2 25 El promedio de edad de inicio de la hemoglobinuria paroxística nocturna (HPN) se sitúa en torno a los 30 años y puede afectar a hombres y mujeres de todas las razas, entornos y edad sin ningún antecedente.4,5 Se trata de una patología crónica, progresiva, debilitante y potencialmente mortal caracterizada por la hemólisis intravascular crónica (la destrucción de glóbulos rojos en el interior de los vasos).6,7 “El origen de la HPN, causada por mutaciones somáticas en el gen PIG-A que se producen en las células madre hematopoyéticas, se debe a la carencia en la superficie de las células sanguíneas (hematíes, leucocitos y plaquetas) del anclaje necesario para que los inhibidores fisiológicos de la activación del complemento puedan ejercer su función”, explica la Dra. Mónica Ballesteros, del Servicio de Hematología del Hospital Gregorio Marañón (Madrid). Estas mutaciones provocan que parte de las células sanguíneas de los pacientes con HPN presenten una sensibilidad anormal a la acción hemolítica del complemento. La activación incontrolada del complemento conduce a complicaciones sistémicas, principalmente a través de la hemólisis intravascular y trombofilia. 8-13 La hemólisis intravascular crónica que caracteriza la HPN provoca una amplia gama de complicaciones impredecibles y potencialmente mortales. Según la Dra. Ballesteros, “en concreto, los pacientes con HPN pueden experimentar una serie de síntomas, como fatiga, dificultad para tragar (disfagia), dificultad para respirar (disnea), dolor abdominal, disfunción eréctil, orina de color oscuro (hemoglobinuria) y anemia”. Aunque la consecuencia más grave de la hemólisis crónica es la trombosis, que puede dañar órganos vitales y causar la muerte prematura.14-20 Su diagnóstico puede suponer un reto debido al amplio espectro de signos y síntomas, que a menudo se parecen a los de otras enfermedades. De ahí que se puedan llegar a producir retrasos en su diagnóstico de entre uno a más de cinco años.21La detección de la hemoglobinuria paroxística nocturna se realiza mediante una evaluación clínica completa y una citometría de flujo de alta sensibilidad que permite determinar la ausencia de proteínas específicas de la superficie de los glóbulos rojos y glóbulos blancos.8 La transformación en el abordaje de la enfermedad con la inhibición de la acción del sistema del complemento La comprensión de la fisiopatología de la enfermedad debida a la activación incontrolada del sistema del complemento en la HPN mejoró significativamente su diagnóstico y tratamiento.22 El sistema del complemento está compuesto por tres vías: clásica, lectina y alternativa. Una vez activadas pueden desencadenar una cascada de reacciones moleculares que conducen finalmente a la activación de las proteínas C1 a C9.4-7 “La activación descontrolada de la proteína C5 de la cascada terminal del complemento es clave en la lisis de las células sanguíneas defectuosas debido a la ausencia de la actividad de las proteínas reguladoras del complemento que impiden la formación del complejo de ataque de membrana, siendo determinante para el desarrollo de la hemoglobinuria paroxística nocturna. Por ello, la investigación de tratamientos que bloquean la proteína C5 del complemento, permiten la inhibición de este mecanismo, y han conseguido transformar por completo el abordaje de la enfermedad”, comenta la Dra. Ballesteros. Estas terapias han mejorado la supervivencia en los pacientes, pasando del 65% a los 5 años del diagnóstico a una esperanza de vida similar de la población general.23,24 Mejorar la calidad de vida del paciente “Mejorar la calidad de vida de los pacientes para intentar que puedan llevar una vida normal, era una de las necesidades no cubiertas en el tratamiento de la HPN”, cuenta la Dra. Ballesteros, para explicar que el único tratamiento aprobado hasta hace aproximadamente un año, eculizumab, implicaba una pauta de administración intravenosa hospitalaria muy frecuente cada 15 días.30 Recientemente ha sido aprobado ravulizumab, también un inhibidor de la proteína C5 del complemento, pero con un mecanismo de acción que le confiere una acción prolongada, bloqueando el complemento de manera inmediata y sostenida, permitiendo un mayor control de la enfermedad y reduciendo la carga del tratamiento gracias a la administración cada 8 semanas*, con el impacto que ello supone en el día a día los pacientes y sus familias.17,19 Ravulizumab puede convertirse en el nuevo estándar de tratamiento para las personas que conviven con HPN.26,27 Esta terapia reduce en más del 70% el número de infusiones, lo que supone pasar de 26** con eculizumab a tan solo 7*. Esta mejora es determinante para normalizar la enfermedad y permitir a los pacientes convivir con ella, pudiendo centrarse en su vida más allá del tratamiento.18-19 Continuar investigando es clave para avanzar e innovar en el desarrollo de tratamientos eficaces, seguros y que sirvan para mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades raras. “Así, los estudios deben enfocar sus objetivos en cubrir las necesidades de los pacientes para que cuenten con opciones terapéuticas que permitan dedicar menos tiempo al tratamiento, reduzcan el impacto de la enfermedad y otorguen una mayor independencia y calidad de vida”, concluye la Dra. Ballesteros. *A partir de las 2 semanas posteriores a la dosis de carga, las 7 dosis de mantenimiento se administran una vez cada 4 o 8 semanas (dependiendo del peso corporal)25 **A partir de las 2 semanas posteriores a la dosis de cara, las 26 dosis de mantenimiento se administran una vez cada 2 semanas. La hemólisis intravascular crónica que caracteriza la HPN provoca una amplia gama de complicaciones impredecibles y potencialmente mortales

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