im MÉDICO | 59 31 La doctora se detiene en aquellos avances que se ven en las incubadoras, pues actualmente cuentan con cámaras y son capaces de reproducir casi el mismo ambiente que donde se produce la fecundación de forma natural, manteniendo el ph y el cultivo en una situación muy parecida a la que ocurre naturalmente en el cuerpo de la mujer. “Esto permite a los embriólogos hacer un seguimiento indirecto durante el cultivo embrionario, que hoy en día normalmente dura cinco o seis días”. Hace 20 años, como las condiciones de cultivo no eran tan óptimas, “la transferencia embrionaria se realizaba dos o tres días después de la fecundación porque las incubadoras no daban para mantener los embriones en buenas condiciones. Hoy en día, casi en todos los casos, llegamos a hacer cultivos de cinco, seis y hasta siete días, si es necesario. Los embriones se van desarrollando y los embriólogos los vanmirando a través de la cámara”. Para laDirectoraMédica de FertilabBarcelona estono solamente permite ser muy respetuosos con los embriones, sino adquirir información que hoy en día se utiliza a través de la Inteligencia Artificial. “Si obtengo imágenes constantemente de cómo se está desarrollando un embrión a partir de una célula hasta 300 células, toda la transformación que tiene durante estos cinco o seis días, estas imágenes son grabadas y puedo calcular todos estos datos para tener una predicción de la posibilidad de embarazo de estos embriones. En función de la calidad de las imágenes, puedo hacer unos cálculos estadísticos de predicción de la calidad embrionaria”. Analizando estos avances en ginecología y fertilidad, la doctora también resalta la aplicación de test genéticos, sobre todo, en el diagnóstico preimplantacional de los embriones. “Si conozco una enfermedad genética o unamutación de la que los padres son portadores, puedo ir a testar el embrión para ver si es portador o es sano, y hacer una selección”. Explica que ahora están aplicando la genética de forma selectiva, es decir, seleccionando positivamente los embriones sanos respecto a los que tienenuna anomalía, “yestoesparaenfermedades hereditarias como la fibrosis quística, la talasemia o la sordera, por poner ejemplos conocidos, y tambiénparaanomalías de los cromosomas como puede ser el síndrome de Down, la trisomia 21. Estas son anomalías más relacionadas con la edadmaterna, la edad del óvulo. Así que podemos mirar ambas cosas cuando sea necesario. Normalmente, enmujeres que tienenmás de38años, aconsejamos aplicar de forma casi rutinariael test de los cromosomas paraevitar transferir al úterounembriónconunsíndromedeDown”, responde. La doctora relata que todos estos avances han cambiadomucho las formas de tratar a las pacientes en laboratorio, pero también “Es importante valorar el estatus de la microbiota, ya que el aparato reproductivo, sobre todo el femenino, está en equilibrio con bacterias ‘buenas’” en los resultados. “Somos muchomás efectivos y, dependiendo de la edad, estamos por encima del 50%de tasa de éxito cada vez que transferimos un embrión”. Genética y personalización Para la doctora, los avances se pueden resumir en la genética, la InteligenciaArtificial y lapersonalización. Cuandohablamosdepersonalización,“es estudiar, por ejemplo, unprotocolode estimulación ováricaadaptadoa lapaciente, basadoentodounperfilhormonal, a veces también test genéticos para ver la sensibilidad a lamedicación de cada paciente. Si junto los resultados de ecografías, el aspecto del ovario, los resultados hormonales para ver la reserva ovárica y, en ocasiones, un perfil genético de sensibilidad a la medicación, puedo construir un protocolo de estimulación adaptado”. En medicina, lo que no se puede hacer es cambiar la genética de una persona, “pero podemos estudiar protocolos adaptados y personalizados”. En cuanto a test genéticos, aclara que también se hacen a los hombres. “Nos focalizamos mucho en la mujer porque es la que tiene que pasar todo el proceso, pero el diagnóstico a través de herramientas de test genéticos es muy importante también sobre espermatozoides. Hay test que analizan el ADN de los espermatozoides para ver su vitalidad, su potencial y si pueden tener un riesgo elevado de transmitir alteraciones de los cromosomas”. En crecimiento por motivos sociales Federica Moffa destaca que, hoy en día, se dan dos factores importantes: primero, el retraso en la búsqueda de lamaternidad y de lapaternidad, pero sobre todode lamaternidad, quehaceque unamujer que a los 25 era fértil, si espera 10 añosmás, puedeque tengamás dificultades. “Hayuna infertilidaddebidaa labúsqueda tardíade lamaternidad. Encuantoaprobabilidaddequehayamás personas que necesiten acudir a tratamientos, es un hecho social”. Para contrarrestar este envejecimientode lapoblaciónquebusca tener unniño, hoy existenestrategias parapreservar su fertilidad. “Si a los 30 veo que no tengo en mi horizonte cercano un proyecto de reproducción y sé que mi fertilidad va decayendo, puedo decidir preservar mis óvulos. Lo ideal es preservar antes de los 35 o, como mínimo, hacerse unas pruebas para ver si la reserva o la situación es favorable y se puede esperar”. Y esto también se aplica a los hombres. La experta comenta que a veces hay parejas que tienen problemas, pero llegan tarde a descubrirlo. Por esto saberlo antes podría haber ayudado a aplicar estrategias de preservación. “La edad, sobre todo la femenina, es una de las causas del aumento de los tratamientos, y otra es la posibilidad de aplicar técnicas que pueden ayudar en cuanto a riesgo genético”. Relataque cadavez se tienemás integradohacer unmatchinggenético.“Podemosnoser estériles, perohacernosunapruebagenética para ver si somos compatibles y, si no lo somos, acudir a un centro donde podemos hacer pruebas sobre los embriones, por ejemplo”. En Fertilab hay una unidad de oncofertilidad porque cada vez hay más pacientes que sobreviven a un cáncer; también pacientes jóvenes, y que no tienen problemas de salud relacionados con éste, pero se quedan estériles o con una fertilidad reducida.
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