im MÉDICO | 59 85 estas patologías. En especial, la enfermedad renal crónica (ERC). Esta es prevenible y, por eso, se enmarca en la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Pero la realidad es bien distinta: las tasas de prevalenciae incidenciade laERC “nodejandecrecer”, alcanzando unamortalidaddel 30%en laúltimadécada, recordóDe Sequera. Ya es, junto al Alzheimer, la patología quemás ha aumentado en la década de 2006 a 2016. Ese trabajode sensibilización tienepor horizontedesmontar que el deterioro renal es inevitable y solo asociado con la edad. “Hay que combatir este desconocimiento y alcanzar dos objetivos: el diagnóstico temprano y la detección”, insistió su presidenta. En este sentido, quizá sirva de aliciente que, entre las novedades anunciadas, se celebrase en este congreso la entrega del I Premio Periodístico de la S.E.N. Además, se empezó la emisión de un podcast impulsado por la propia sociedad y también se celebró el primer hackatón. Un trabajo en equipo Tomando el testigo de De Sequera, la médico adjunto Organización Nacional de Trasplantes del Ministerio de Sanidad, Beatriz Mahíllo Durán, señaló a la ERC como “un reto complejo” que necesita un abordaje transversal y multidisciplinar. Entre los ámbitos en los que aún hay margen de mejora, detectó que se puede incrementar el número de donantes de vivo (cuyos beneficios en pacientes renales han quedado sobradamente demostrados), yaque, aunqueEspañaes unode lospaíses líderes en donantes renales, “no es suficiente para atender a las listas de esperaque sedan, dada laprevalenciade laERCyel envejecimiento de la población”. Esa capacidad de colaborar entre distintos niveles asistenciales y especialidades es un mensaje que también reforzó Juan Francisco Pulido, presidente de Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN). “Somos unequipo. No solo trabajamos juntos, aportando las mejores opiniones, decisiones y experiencias, y si falta alguna visión, la toma de decisiones no será completa. La de las enfermeras debe ser tomada en cuenta y valorada en conjunto”, aseveró. Por loque ha pedido a los nefrólogos que otorguenmás recursos a la enfermería nefrológica para quepueda formarse “en cursos, jornadas y congresos tan importantes como este”. Misma perspectiva han defendido los pacientes renales que, en voz del presidente de la Federación Nacional de Asociaciones para la luchacontra las enfermedadesdel riñón (ALCER), Daniel Gallego Zurro, pedieron que se les trate desde un abordaje “multi e interdisciplinar para una mejor atención y calidad asistencial, en el que participen los pacientes. Estamos cansados de oír lodel paciente en el centro, pero nunca estamos en el centro del sistema”. Gallegoenfatizó la necesidaddemejorar los actuales sistemas de atencióndomiciliaria, especialmenteenenfermos crónicos; lamanera en la que se realizan actualmente los accesos vasculares (“el gran problema de la nefrología y la diálisis en España”, criticó); el cambio hacia una investigación “centrada en la persona” que detecte sus diferencias y particularidades. Y, sobre todo, reclamó mayor humanización en el trato diario de los profesionales a través de “conceptos tan simples como preguntar a los pacientes cómo se sienten”. Intercambio entre especialidades Tan importante como conocer las últimas novedades en el abordaje o los tratamientos en el área de Nefrología es tener un momento para la reflexión y el intercambio de ideas entre la especialidad y visiones externas a ella, como la de los médicos deAtenciónPrimaria (AP) o las asociaciones depacientes renales. De eso se ocupó unamesa redonda celebrada en el 52º Congreso de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) de Granada. Bajo la pregunta `¿Cómo gestionamos los nuevos retos de la nefrología?´, este acto moderado por Antonio Osuna Ortega, nefrólogo en el Hospital Virgen de las Nieves (Granada), y María Dolores del Pino y Pino, nefróloga en el Complejo Hospitalario Torrecárdenas (Almería), reunierona representantesde laSociedadEspañoladeMédicos Generales y de Familia (SEMG) y de la FederaciónNacional de Asociacionespara laLuchaContra las Enfermedadesdel Riñón (ALCER). De tal manera que algunos de los temas puestos sobre la mesa fueron la teleconsulta o telemedicina, el trabajo multidisciplinar en pacientes con enfermedad renal crónica en paliativos o la necesidad de establecer un flujo de comunicación más fluido entre médicos generales y nefrólogos. Sobre laprimera, yahayunparadigma enel Hospital Universitario Virgen de las Nieves (CHUG), ya que la zona metropolitana de Granada fue laquemás teleconsultas realizódesde juniode2020, como indicó Maríade losÁngelesGarcíaRescalvo, nefróloga en este centro. El plan elaborado se fundamentaba endos premisas: la de la comunicación entre todos los miembros de cabecera, ya fuesen directivos o no, y la de montar un plan formativo que sirviese para establecer criterios y decidir si debía ser atendido de manera telemática o presencial. Según señaló García, este ha conseguido ahorrar “entre un 30% y un 38%” de visitas innecesarias, y ya participan de él todas las unidades asistenciales del complejohospitalario, además deprogramarse reunionesmensuales entreNefrología, APy el paciente. En total, ya han sido más de 150.000 consultas, de las cuales 80.000 han sido presenciales, bien en el hospital de referencia o en los comarcales. Otra de las ventajas que señaló es la reducción del tiempo medio de respuesta con AP a 96 horas, mientras que en otras unidades como Dermatología o Cardiología, se sitúa en solo cuatro horas. Para mejorar la calidad de estos datos, García adelantóque se está trabajandoenencuestas de satisfacción con los profesionales y los pacientes. Algo en lo que incidió el resto de los profesionales también es que una buena telemedicina no debería abocar “una atención telemática permanente”, avisó Julio Pascual Santos, del Hospital 12 de Octubre (Madrid). En su opinión, el paciente “convencional” (con una edad avanzada), en el 80% de los casos, requerirá mantener “la visita convencional” con el especialista. En lamisma línea semostró presidentede laSociedadAndaluzade Médicos Generales y de Familia (SEMG Andalucía), Higinio Flores Tirado, quien subrayó la “brecha digital” como uno de los escollos que permitan avanzar hacia esa telemedicina. “Ocho de cada diez tiene 65 años o más y dos o más enfermedades crónicas que merman sus capacidades”, describió al paciente tipo que acude a las consultas deAP, un colectivoque tampoco quiere “quedarse atrás” en el camino de la digitalización.
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