im MÉDICO | 60.2 13 obliga a pensar diferente, y ahí, sinceramente, creo que en general a la sociedad y a los profesionales nos falta formación, además de un pensamiento diferente”, reflexiona. Y subraya también: “No solo es poner informática a lo que veníamos haciendo, sino hacer nuevas preguntas, buscar otras soluciones y luego ya veríamos que solución digital propondríamos, no al revés. Los profesionales sanitarios trabajamos para personas que tienen problemas de salud, lo que significa un diálogo permanente, un cambio de cultura. Ahí estamos en este momento, no en un desarrollo tecnológico sin parangón”. Crece la brecha sociosanitaria Todos estos cambios, además, están aumentando la brecha digital. O más bien, según el especialista, la brecha social. “Hemos hecho muchos estudios de lo que supone la brecha digital; no existe. Todo el mundo tiene un teléfono inteligente, hasta en situaciones de pobreza”. Bajo su experiencia, tampoco hay que dar por hecho el pensamiento digital de los nativos digitales, pues lo utilizan para los viajes, el ocio, etc., pero no para servicios de salud. Por eso advierte que, “si no se hace frente a todo esto, estamos aumentando la brecha entre ricos y pobres. Y hablo globalmente. En nuestra sociedad, en el Sudeste asiático, en Latinoamérica, por ejemplo, se está viendo que quien puede acceder a todo esto va a tener beneficios en salud individual y colectiva, y quien no, se va a quedar por detrás”. Pero no porque no tenga acceso a un dispositivo móvil, “sino porque su sistema sanitario o sus políticos no entiendan este cambio y hagan las cosas igual que siempre”. Para Jaime del Barrio, la diferencia socioeconómica va a marcar un antes y un después. “Nunca como ahora hemos tenido tantas soluciones para problemas de salud, y nunca como ahora está aumentando tanto la desigualdad. Ahora mismo el mundo tiene una mayor concienciación de todo lo que ha supuesto el acceso a la salud, y, sin embargo, paradójicamente, las desigualdades sanitarias están aumentando”. Además, al tiempo que vivimos 20 años más de media, crece mucho más la demanda de servicios sanitarios. En opinión del presidente de la ASD, no es cuestión de poner más oferta sanitaria, sino de cambiar las formas en las que se hacen las cosas. De hecho, “la propia OMS dice que entre un 20 y un 30% de lo que hacemos actualmente es ineficiente en cuestión de recursos humanos, de procesos, de materiales, etc.”. “Tenemos que optimizar muchísimo los costes sanitarios y reducir el despilfarro, modernizar infraestructura, no seguir invirtiendo en tecnología obsoleta. Todo esto se sigue haciendo”, subraya. “La tecnología está aquí, es imparable”, y por eso, concluye ,“lo que tenemos es que hacerla accesible y usable, y para eso hay que cambiar los modelos y las formas de funcionar”. Pero ¿por qué ahora se habla tanto de ella? A su modo de ver, “probablemente porque en los últimos años el desarrollo tecnológico ha sido exponencial”. Y además vaticina que la Inteligencia Artificial va a suponer un salto cualitativo mucho mayor. Regular las aplicaciones para que sean fiables Hace unas semanas, la Asociación Salud Digital organizó la VIII Jornada ASD, titulada ‘Salud digital basada en valor: más allá de lo digital. De la teoría a la práctica’. En ella hablaron, entre otros temas, de que existen más de 200.000 aplicaciones en salud y de que más del 50% de los pacientes acude a internet y a las redes sociales para informarse sobre salud antes y después de acudir al médico. Sobre cómo puede distinguir las herramientas fiables de las que no, el presidente de la entidad responde rotundo que, de momento, “de ninguna manera”. “Cualquier paciente debe consultar con un profesional”. En este sentido, Jaime del Barrio distingue ciudadano de paciente y explica que “el 100% de lo ciudadanos, de alguna manera, buscamos aplicaciones para temas de salud, calidad de vida, bienestar, etc.”. En estos dos ámbitos hay todavía más apps, unas 300.000 debido a que se trata de un mundo global, no hay barreras. “Son 200.000 más o menos las que tienen un determinado tipo de reconocimiento, más que nada por la usabilidad, no por la aprobación regulatoria, que todavía está pendiente”, apunta el especialista. Dicho de otro modo, “estas herramientas sobreviven porque vemos que la gente las descarga y las usa, que son dos cosas diferentes”. En concreto, “el 70% de ellas se engloban en el ámbito de deporte, calidad de vida, bienestar, etc.; y el 30%, en diagnóstico y seguimiento de enfermedades”. Eso sí, falta una autoridad regulatoria que las apruebe, y revela que ahora mismo en el mundo “solo la FDA estadounidense y Alemania, a través del DIGA, han dado el visto bueno a apps que pueden ser autorizadas y prescritas por los médicos, como si fueran un medicamento, después de ellos mismos testarlas y validarlas”. Ahora bien, apostilla que “el DIGA alemán por ahora solo ha aprobado 21 de ese universo de 300.000. “En Europa estamos pendientes de esta regulación, incluida España”, agrega. “¿Las aplicaciones de salud van a ser un aliado estratégico del profesional sanitario a la hora de seguir al paciente? Rotundamente sí”, plantea Del Barrio. Pero ahora mismo, señala, “no podemos recomendar ninguna, porque ninguna tiene la aprobación de la autoridad regulatoria. Y para que eso ocurra tienen que ser seguras, eficaces, cumplir con criterios éticos y legales y con cuestiones de ciberseguridad”. Queda claro pues que la tecnología está yendo mucho más rápido que las autoridades regulatorias. Esto no es nuevo, indica el experto, lo que ha cambiado ahora mismo es que es global. “Cualquier cosa que ocurra impacta al otro lado del mundo. Ejemplo de ello es el ChatGPT, que tiene 100 millones de usuarios. Antes se aprobaba una tecnología y con ella tirábamos tiempo; ahora, sin embargo, la tecnología tiene un horizonte de meses”, desarrolla. Con lo cual, ha cambiado la manera en la que esto tiene lugar, y sobre todo el potencial, la capacidad es ilimitada. En palabras del presidente de la ASD, “hoy en día surgen cuestiones técnicas, e incluso éticas, que hasta hace muy poquito no nos podíamos imaginar”. “Estamos en un escenario completamente disruptivo que nos “¿Las aplicaciones de salud van a ser un aliado estratégico del profesional sanitario a la hora de seguir al paciente? Rotundamente sí”
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