IM MÉDICO #60

im MÉDICO | 60 31 La huida de talentos es uno de los grandes retos de la investigación en España. Uno de tantos. El primero que pone sobre la mesa la doctora es “el cortoplazismo y la falta de financiación sostenida e independiente de los vaivenes políticos”. “Estamos ahora mismo en el 1,4% del PIB en inversión en investigación, muy lejos del 2,4% de Europa”, comenta. El exceso de burocracia es otra dificultad añadida, pues hace “muy difícil contratar y atraer talento nacional e internacional”. Aparte, la presidenta de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer destaca la integración de la investigación básica y clínica. “Tenemos tanto centros básicos como clínicos muy potentes, pero esa interacción entre los dos mundos no es tan sencilla”, apunta. También encuentra una gran barrera en la deficiencia en la participación con y desde la industria farmacéutica. “En otros países, una parte muy importante de la inversión en I+D+i procede de las empresas. En España, sin embargo, el tejido industrial es deficitario en ese sentido. Y tampoco tenemos una ley de mecenazgo que favorezca esa interacción con las empresas”, lamenta. Rompiendo una lanza a favor de las administraciones, la oncóloga reconoce que desde el Ministerio de Ciencia e Innovación se han movilizado fondos, pero el problema es que muchos de ellos son europeos, y por tanto, transitorios. “Se están comunicando muchas convocatorias, pero no se mantienen a largo plazo. Es un poco ir a golpe de proyecto, pero en ciencia hay investigaciones que requieren años. Nos preocupa qué va a pasar en dos o tres años”, admite. “En ASEICA llevamos muchos años reclamando que se doble la inversión en investigación, pero el propio Ministerio reconoce que hay recursos limitados y que se va a tardar más de diez años en conseguirlo”, cuenta, y añade: “Un tiempo que no nos podemos permitir, porque si ya no somos competitivos ahora, en ese plazo todavía menos. No parece posible que lo consigamos, a menos que haya un cambio de estrategia”. A pesar de todo, Soengas resume el contexto actual con una significativa y esperanzadora frase. “En cáncer nunca hemos estado mejor porque se avanza muy rápido”. En el melanoma, el tumor en el que ella y su equipo han conseguido importantes hitos, hace 15 años la supervivencia media era de un año y medio tras el diagnóstico y solo respondía el 15% de los pacientes. En este momento, explica, “la cifra asciende a entre el 50 y el 60% de los pacientes”. En la misma linea, ha habido grandes mejoras en todos los tumores, excepto en el de páncreas. Los grandes avances en el campo de la oncología Así pues, “se ha avanzado mucho a la hora de disponer de mejores herramientas para análisis y secuenciación de los tumores”. “Hace 10 años era costosísimo; ahora hay centros en EEUU que están secuenciando ya a todos los pacientes”, explica la investigadora, que detalla los grandes avances de los últimos años en oncología. “Tenemos la posibilidad de analizar las alteraciones genéticas de los tumores; de estudiar grandes cohortes de pacientes; se está intentando una de las grandes áreas de investigación, que es el tratamiento neoadyuvante en fases muy tempranas; se ha avanzado en técnicas de biopsia líquida y de identificación de componentes de células tumorales, etc.” Esas innovaciones han logrado que los tratamientos sean ahora más eficientes y menos tóxicos. “Y en la investigación básica se ha visto también cómo las empresas farmacéuticas han conseguido disminuir los tiempos y los costes de desarrollo de fármacos”, recuerda también Marisol Soengas, pero aclara que en ese sentido queda camino por recorrer. “Ahora, lo que esperamos es que eso revierta en el tratamiento al paciente, que es uno de los grandes retos que nos quedan. Tenemos terapias que empiezan a ser muy eficientes, pero a la vez muy costosas, como las inmunoterapias o las células CAR-T”. Otro descubrimiento que podría abrir un nuevo horizonte en el abordaje del cáncer es una potencial vacuna a medio plazo. A diferencia de las vacunas tradicionales no previene la enfermedad, sino que trataría el tumor una vez desarrollado en el organismo. La compañía BioNTech anunció en enero un acuerdo con el gobierno británico para administrar vacunas de ARN mensajero contra el cáncer a 10.000 pacientes en el marco de ensayos clínicos. “Todavía se tiene que validar de forma independiente, pero es cierto que la tecnología está ahí. Y esa es una de las grandes promesas, conseguir dirigir el sistema inmunitario conociendo las alteraciones genéticas de los pacientes”, valora Soengas. La experta cree que veremos desarrolladas estas terapias de modificación génica con ARN o con distintas tecnologías, así como “otros tipos de terapias de movilización de todo el sistema inmunitario que atacarán no solo a las células tumorales, sino además a las células durmientes que tenemos en el organismo”. “Son las que quedan de forma residual en distintos órganos y que no sabemos cuándo van a reactivar”, indica. Dado que previenen reactivación y palian en cierta medida los efectos secundarios, “se espera que sean tratamientos más crónicos y para prevenir recaídas”. Pero para que los pacientes puedan beneficiarse lo más pronto posible de todos esos avances, recalca la necesidad de invertir en investigación, y por eso la jefa del Grupo de Melanoma del CNIO da un toque de atención a los políticos. Les recuerda que “no es solo de forma egoísta, porque probablemente por número nos va a tocar, sino porque realmente es un avance para el futuro”. En este sentido, pide apoyo también tanto para la investigación básica como la investigación traslacional. El 18 de abril, ASEICA organiza una sesión sobre innovación junto con SEOM, donde enfatizará la necesidad de apoyar a los investigadores e investigadoras que quieran desarrollar propiedades intelectual, compañías, startups, etc. Y es que, concluye Soengas, “es muy complicada hoy en día la transferencia del conocimiento. Entonces, todo el desarrollo de patentes, diferenciar las patentes, colaboraciones con la industria, todo eso también se tiene que fomentar si queremos ser competitivos”. “Tenemos tanto centros básicos como clínicos muy potentes, pero esa interacción entre los dos mundos no es tan sencilla”

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=