IM MÉDICO #60

im MÉDICO | 60 55 La aguda se trata con antibióticos como, por ejemplo, fosfomicinatrometanol, trimetoprim/sulfametoxazol, nitrofurantoína, cefixima o cefuroxima, dependiendo de cada caso. “La utilización de probióticos en la cistitis es cada vez más frecuente y está ganando aceptación como un coadyuvante a la terapia antibiótica convencional, ya que ayuda a disminuir el número de recidivas”, declara. Añade que, actualmente,“existe evidencia del efecto del arándano rojo y la D-manosa como tratamiento coadyuvante o preventivo de las infecciones, debido a la efectividad de estos compuestos en la eliminación de gérmenes adheridos en la vejiga urinaria”. ¿En los casos que requieren la intervención de las vías urinarias hace necesaria la aparición del especialista de urología? Responde que, “cuando la cistitis se agrava por factores como ITU reciente, insuficiencia renal, catéter, trasplantados, diabéticos, alteraciones anatómicas, uropatía obstructiva, etcétera, es necesario derivar al especialista, ya que será necesario una evaluación diagnóstica más amplia”. Advierte de que“la presencia de fiebre importante, sangre en la orina u uropatía obstructiva, nos debe hacer pensar en una mayor gravedad de la patología y, por tanto, se debe derivar al especialista”. Comenta que ciertos cambios en el estilo de vida pueden reducir el riesgo de cistitis: “Mantener una buena hidratación; no aguantar las ganas de orinar e intentar orinar con frecuencia vaciando totalmente la vejiga; establecer un buen hábito de limpieza tras la defecación; la ducha es más recomendable que el baño; no utilizar métodos anticonceptivos de barrera, sobre todo los espermicidas; no utilizar jabones agresivos ni desodorantes en spray; y evitar el estreñimiento, para impedir el crecimiento de bacterias que contaminen posteriormente la zona anal y perianal”. “Las cistitis se producen en su mayoría como consecuencia de la infección por una bacteria de origen intestinal” Factores de riesgo de la cistitis • Virulencia del germen por la presencia de fimbrias (adhesinas), formación de biofims o presencia de toxinas. • Alteración del pH vaginal (aumento del pH). Provocado por el uso de medios anticonceptivos de barrera y espermicidas, favoreciendo la reducción de la población de lactobacilos vaginales. • Uso de antibióticos que modifica la microbiota vaginal. • Antecedentes de infecciones urinarias previas o en la infancia. • Antecedentes maternos de infección urinaria. • Actividad sexual. Una mayor frecuencia de las relaciones sexuales se asocia a una mayor frecuencia de ITU. Es un factor importante en mujeres jóvenes y con actividad sexual. • Menopausia en relación a los niveles de estrógenos (su déficit aumenta el pH vaginal y disminuye el flujo vaginal). • Estancia prolongada en residencia. • Incontinencia urinaria. • Sondaje del tracto urinario. Junto con estas medidas generales, “el tratamiento preventivo de la cistitis se basa en antibióticos”. Hay que tener en cuenta que aproximadamente un tercio de las mujeres afectas de infección urinaria presentarán recurrencias. “Normalmente se utiliza una dosis antibiótica única o continua según cada caso, además se deben cumplir las recomendaciones generales antes descritas”, informa. Insiste en que, en los últimos tiempos, se están utilizando otros tratamientos para prevenir las recurrencias como son la vacuna oral, vacuna vaginal, estrógenos de sustitución, probióticos, D-manosa y el arándano rojo que presenta propiedades para prevenir la cistitis de repetición. Con todo, “la profilaxis antibiótica reduce la reinfección. Sin embargo, no soluciona la predisposición que exista a la infección recurrente”, avisa. De acuerdo con el Dr. Carvajal, el uso de probióticos con lactobacilos vaginales que sean capaces de restituir la microbiota vaginal normal tendrían un papel en la prevención de ITU recurrente. “Los resultados de los estudios realizados con arándano rojo (rico en proantocianidinas) por vía oral muestran una reducción pequeña en el riesgo de ITU recurrente sintomática”, apunta. “La D-manosa es efectiva en el tratamiento de las infecciones urinarias recurrentes. De hecho, se estima que es más efectiva si se asocia a PACs (proantocianidinas) procedentes de los arándanos”, expone. Remarca que una gran cantidad de estudios han demostrado que la D-manosa consigue reducir el riesgo de infecciones urinarias recurrentes (ITU-R). Principalmente, la D-manosa se usa para evitar las recurrencias de cistitis producidas por E. coli, ya que se trata de la infección urinaria más frecuente.

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