IM MÉDICO #63

25 servicios de emergencia, lidera el proceso”, subraya. Insiste en que “tener un neurólogo 24 horas al día los 365 días al año ha generado mucho trabajo, muchos puestos de trabajo y de ahí el crecimiento de la especialidad”. Le cuestionamos por la valoración que hace del primer año de inclusión en el Código Ictus de la Fundación Jiménez Díaz. “La organización del circuito ha sido ejemplar, todo el mundo muy implicado, desde Admisión con el preaviso a Enfermería con el triaje, el celador que transporta al paciente y a todos los especialistas, los neurólogos, los médicos de Urgencias, los radiólogos, los radiólogos vasculares intervencionistas. Todos los profesionales implicados en que este proceso, el ictus agudo, salga bien están funcionando perfectamente”, se congratula. Asevera que sus tiempos están siendo muy buenos, y que la evolución de sus pacientes también está siendo satisfactoria. Asimismo, “no deja de suponer un crecimiento académico para el servicio”. En el último año, han atendido a unos 700 pacientes de ictus. El Código Ictus les ha conllevado un volumen muchísimo mayor, con un incremento de más del 20%. Antes, al no haber Código Ictus extrahospitalarios, se iban a otros hospitales y sólo tenían los pacientes que o bien iban por sus propios medios a Urgencias, porque desconocían lo que tenían, o bien sufrían el ictus estando allí ingresados. Esto igualmente se traduce en mayor expertise. “La medicina es un oficio. Clava mejores clavos quien más clavos clava. Ve mejor a los pacientes quien más pacientes ve. Si ves más ictus, manejas mejor el ictus”, manifiesta. Cada vez más prevalentes Por otro lado, Pardo no obvia que hay dos enfermedades neurodegenerativas, el Alzheimer y el Parkinson, que están claramente asociadas al envejecimiento, y, por la situación demográfica en la que nos encontramos, donde el envejecimiento poblacional es un hecho, cada vez son más frecuentes. Se refiere a que cada vez están más presentes en la cotidianidad de las consultas. Reitera que “la necesidad de especialistas para atender este tipo de procesos es fundamental”. Comenta que el tempo en Alzheimer no se ha modificado en los últimos años y lamenta que, “en la actualidad, no tenemos fármacos que nos ayuden mucho a mejorar la evolución natural de la enfermedad”. Pero, “sí que es verdad que se está más pendiente, la sociedad ha avanzado, hay más cuidados, hay más recursos, etcétera. Y todo esto es una ayuda, por supuesto”. De esta manera, Parkinson y Alzheimer son dos cuestiones distintas en lo que a evolución se refiere. Pardo indica que, en sus casi 30 años de trayectoria profesional, ha asistido a un “cambio radical” en el Parkinson en el sentido de una farmacopea muchísimo más amplia, de intervenciones no farmacológicas, quirúrgicas, incluso con ultrasonidos. “El pronóstico, la calidad de vida, lo que ofrecemos a los pacientes con Parkinson es muchísimo mejor ahora que hace 30 años. Su planteamiento ha cambiado”, reflexiona. Apunta que se sigue investigando y que se están implantando nuevas técnicas de tratamiento. Por el contrario, en el caso de la enfermedad de Alzheimer, por desgracia, en estos 30 años ha visto la aparición de diferentes moléculas, aunque “todas ellas frustrantes”. “Las diferentes moléculas que han ido apareciendo han obtenido un éxito muy limitado y, en algunas ocasiones, con un perfil de riesgo-beneficio en el que pesaban más los hipotéticos efectos adversos”, expresa. Pone el ejemplo de Francia, donde se han retirado los fármacos que se utilizaban para tratamiento de la enfermedad de Alzheimer precoz. A su parecer, “en el caso de la enfermedad de Alzheimer, el avance ha sido mínimo”. Habrá que ver qué sucede en los ensayos de anticuerpos monoclonales, contra las placas amiloides, contra la proteína tau que, por el momento, “no han resultado muy satisfactorios”. Le planteamos que hay una primera candidata a vacuna del Alzheimer, presentada en las “EN LA ACTUALIDAD, NO TENEMOS FÁRMACOS QUE NOS AYUDEN MUCHO A MEJORAR LA EVOLUCIÓN NATURAL DE LA ENFERMEDAD DEL ALZHEIMER” EL SERVICIO CUBRE TODAS LAS ÁREAS DE LA ESPECIALIDAD Al ser la Fundación Jiménez Díaz un hospital universitario de máximo nivel asistencial, tiene todas las áreas de la Neurología cubiertas a través de unidades. Entre otras, una de Epilepsia (con una tradición investigadora, docente y asistencial de muchos años), una de Cefaleas, una de Enfermedades desmielinizantes, una de Ictus. La Neurofuncional tampoco es algo muy habitual en la red pública madrileña y española. Javier Pardo asegura que cuentan con un área de hospitalización potente, con guardia de Neurología y que, dentro de cada una de las subespecialidades, disponen de gente muy bien formada y con mucha experiencia en el manejo de estos pacientes. En su quipo son unos 29 en plantilla más diez residentes. Además de neurólogos, hay un neuropsicólogo. Algo pionero, único, en España, es que tienen una consulta específica y una atención específica de planificación de cuidados en pacientes neurológicos en aquellas patologías neurodegenerativas, aquellas patologías de final de vida o donde se estima que el final de vida está cercano, para adecuar ese final.

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