IM MÉDICO #63

26 NEUROLOGÍA Sesiones Científicas de Ciencias Cardiovasculares Básicas de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) y que conlleva una acción contra la glicoproteína asociada a la senescencia (SAGP). Se percibe su escepticismo. “Habrá que ver los resultados con tranquilidad”, puntualiza. “Si lo que vamos a medir es un resultado intermedio de su eficacia, como ha estado pasando con el beta amiloide con neuroimagen, con algunos anticuerpos monoclonales, algo que luego no se ha correlacionado con evento clínico, soy un poco escéptico”, confiesa. Advierte de que no se puede extrapolar esta experimentación animal al ser humano, cuando la enfermedad de Alzheimer lo que afecta fundamentalmente es a la cognición y se ha trabajado en seres donde esa cognición no existe. Repite que, al existir mucha mayor concienciación social y, aunque sea de manera privada, al haber una mayor oferta de recursos sociosanitarios, los cuidados y las intervenciones no farmacológicas sí han mejorado. Añade que “es interesante llevar a cabo un buen diagnóstico para tener un enfoque, con los fármacos de los que disponemos para tratar otras áreas, como la alteración conductual, adecuado”. La demencia es un diagnóstico sindrómico y hay distintas causas. Hay demencia vascular, enfermedad tipo Alzheimer, demencia frontotemporal, enfermedad difusa por cuerpos de Lewy. Éstas son distintas entidades, “con características en algunas ocasiones de biomarcadores y de neuroimagen distintas, y que todas cursan con demencia”. La demencia no deja de ser una pérdida de las habilidades cognitivas con repercusión funcional. Y “ninguna tiene un tratamiento eficaz”. Si bien, algunos de los síntomas, como son los conductuales, en algunas de las entidades, se pueden tratar con unos fármacos y en otras con otros. Por consiguiente, “hay que tener cuidado, porque algunos de los neurolépticos disponibles pueden tener un efecto deletéreo en enfermedad difusa por cuerpos de Lewy”. No son iguales todas las demencias. A efectos prácticos, en cuanto a inexistencia de un tratamiento eficaz curativo, ese rasgo común sí lo comparten. Para él, la pandemia del siglo XXI es la enfermedad de Alzheimer. En la Fundación Jiménez Díaz disponen de dos unidades superespecializadas con una tradición docente e investigadora de muchos años: la Unidad de Trastornos del Movimiento y la Unidad de Patología Cortical. Como característica diferencial, esta última tiene en su equipo, como miembro del staff, a una neuropsicóloga, algo que no es habitual en la red pública, puesto que es un perfil que suele estar financiado mediante becas de investigación. No todos los pacientes con demencia van a esta unidad, pero sí aquellos jóvenes, aquellos en los que existen dudas diagnósticas y es recomendable que formen parte de una atención por superespecialistas. Aparte, Pardo menciona la cefalea, una de las principales causas de absentismo laboral en Occidente, donde “un correcto diagnóstico y tratamiento es lo más adecuado”. Con todo, “estamos hablando de un espectro de entidades donde la figura del neurólogo es esencial, que hace que la especialidad goce de una excelente salud”. + LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS PUEDEN CONTRIBUIR AL AUTOCUIDADO ¿En qué sentido pueden ayudar las nuevas tecnologías al ámbito sanitario, tanto en prevención como tratamiento y rehabilitación de enfermedades neurodegenerativas? Javier Pardo responde que hay toda una batería de aplicaciones que pueden contribuir al autocuidado con alertas. Por ejemplo, un hogar inteligente que te informe de la situación de la calle, de si está lloviendo y te recomienda que salgas con un calzado adecuado para evitar resbalones. Aplicaciones que te den alertas, que te recuerdan que tienes que comer, “porque hay muchos pacientes que viven solos, que a veces desatienden su alimentación y se encuentran con algunos estados de nutrición malos”. Piensa que todo eso tiene sentido. “Si tú tienes apps que te puedan monitorizar la evolución en epilepsia o en cefaleas y favorecer el autocuidado en estas enfermedades que tengan o que acarreen mayor dependencia como Parkinson o Alzheimer, o los programas de neurorrehabilitación del ictus que puedas hacer en domicilio, etcétera, por supuesto que tienen todo un campo y eso ha de venir a ayudar”, sugiere el jefe de Servicio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz. “EL PRONÓSTICO, LA CALIDAD DE VIDA, LO QUE OFRECEMOS A LOS PACIENTES CON PARKINSON ES MUCHÍSIMO MEJOR AHORA QUE HACE 30 AÑOS”

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