IM MÉDICO #64.2 ESPECIAL DOLOR

21 El dolor, además de un síntoma, es una enfermedad que requiere de un modelo de atención holístico, que pasa de una versión biomédica a una nueva modalidad biopsicosocial. Adicionalmente, la demanda de atención del dolor muestra una tendencia creciente debido al envejecimiento de la población y una alta prevalencia de enfermedades crónicas. A día de hoy la prevalencia del dolor crónico está en el 17% en población con edad superior a los 70 años, pero puede llegar a afectar a entre el 50-80% de las personas mayores de 65 años. Todo ello implica importantes retos para nuestro SNS y para los profesionales sanitarios. Por todo ello, la Fundación Weber, en colaboración con Ferrer, publicó El libro blanco del Dolor Crónico en España, un documento cuyo objeto es contribuir a la mejora en el abordaje integral de esta enfermedad en España, así como ofrecer recomendaciones de actuación desde el punto de vista asistencial, económico y social. En este sentido, una de las conclusiones que se extraen del libro es que el dolor crónico es un importante problema económico y social de salud. Un dato significativo al respecto es que hasta el 79% de los pacientes con dolor crónico no están satisfechos con el manejo del dolor. No en vano, esta enfermedad puede convertirse en un proceso de difícil manejo, ya sea debido a la multifactorialidad de sus causas, a la dificultad diagnóstica, a la subjetividad de la evaluación, y a una no correcta organización de la atención. Recalca el documento, además, que “es importante no olvidar que el dolor crónico no tiene edad, y que cualquier acción llevada a cabo debe de contemplar la población pediátrica, adulta y geriátrica, independientemente de la causa que lo genere”. Estos elementos ponen de manifiesto que es necesario definir el abordaje del dolor desde un punto de vista global y universal. Visión global del dolor crónico O lo que es lo mismo, el tratamiento del dolor crónico, actualmente, solo puede ser concebido desde una óptica multidisciplinar. Un modelo que podría simplificar el abordaje del dolor crónico sería el definido por el psicólogo Carl Rogers, creador del modelo de atención centrado en la persona. Este contempla a la persona con o sin enfermedad asociada como el eje de atención, a partir de la cual se diseña y planifica la atención del cuidado. La base de este modelo se ha intentado adaptar en diferentes ámbitos al sanitario, como en el ámbito de la educación. Por lo que se refiere al ámbito sanitario, se dispone sobre todo de experiencias en geriatría, conceptualmente relacionadas con el envejecimiento. Promoción de la autonomía, protección y seguridad, cuidados sanitarios y personales, fomento de la interdependencia, trato respetuoso, oportunidades de contacto e integración social, estímulo a la realización personal, etc., son algunas de las variables que tiene en cuenta este modelo. Una vez identificada esta visión global de abordaje, la clave, de acuerdo al Libro blanco del Dolor Crónico en España, es identificar todas y cada una de las variables que pueden modificar la experiencia dolorosa definida directa o indirectamente por la propia persona con dolor. “Estas variables deben de estar categorizadas en diferentes áreas de actuación, ya sea desde la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la continuidad asistencial. La complejidad de atención del dolor crónico, a menudo, puede radicar más en la organización de la atención que no en el propio proceso, debido a una falta de visión global del problema”, indica. Impulsar la creación de equipos multidisciplinares sería una solución. Concepción Pérez, jefa de la Unidad del Dolor en el Hospital de La Princesa (Madrid) y una de las autoras del ‘Libro Blanco del Dolor Crónico en España’, explica que “las Unidades de Dolor son un elemento esencial en la atención de pacientes con dolor complejo oncológico o no, por lo que es primordial trabajar en la extensión de éstas a todos los Hospitales del SNS”. Para mejorar el acceso a las Unidades de Dolor se requiere de una revisión de los criterios de derivación directa y una mejor conexión entre los servicios de Atención Primaria y las Unidades de Dolor. En suma, el principal desafío para el modelo asistencial en el tratamiento del dolor crónico consiste en explorar las expectativas y necesidades genuinas de los pacientes para poder satisfacerlas y/o darles respuesta. En este sentido, es de vital importancia buscar modelos de atención centrados en la persona. Al respecto, los autores de la obra recalcan que es imprescindible enfocar la valoración del paciente de forma personalizada e integrando las dimensiones biopsicosociales, así como evaluar la efectividad de nuestras actuaciones para mejorarlas Además, la atención a los pacientes con dolor crónico tiene que ser transversal, accesible, no sectorizada, protocolizada y que cuente con planes de actuación específicos. Abordaje multidisciplinar del dolor: retos y oportunidades Los modelos multidisciplinares para el abordaje de pacientes con dolor crónico han demostrado ser eficientes. Aun así, se necesita seguir generando evidencia y profundizando en el análisis de la creación y funcionamiento de los mismos. Pero partiendo de la base de que la atención al paciente con dolor crónico ha de ser multidisciplinar, Luis Miguel Torres Morera, director de la UGC Anestesia-Reanimación del Hospital Puerta del Mar (Cádiz) y presidente de la Sociedad Española de Multidisciplinar del Dolor (SEMDOR); e Ignacio Velázquez Rivera, responsable de la Unidad del Dolor del Hospital de Guadix, dedican un capítulo del libro a desarrollar los retos y oportunidades que se presentan. De acuerdo con estos especialistas, a pesar de la elevada prevalencia en la población, y de los avances en su evaluación y tratamiento, el dolor continúa siendo un ámbito donde las áreas de mejora son importantes. Así, los retos pendientes se podrían concretar en los siguientes: la extensión a todos los centros hospitalarios del SNS de las Unidades del Dolor, una mayor proporción de Unidades del Dolor multidisciplinares, mejora de la conexión de Atención Primaria con las Unidades del Dolor, profundizar en la Humanización de la atención a las personas con dolor, y la valoración del dolor crónico desde una perspectiva holística, añadiendo la espiritualidad al modelo biopsicosocial. Por otro lado, desde el punto de vista normativo, diferentes normas de rango superior establecen la importancia de abordar determinadas condiciones de salud y enfermedades en el marco de planes y estrategias de salud. Entre ellos cabe

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