117 Así, durante “tres días apasionantes”, como los definió Fina Lladós, directora general de Amgen y miembro de la Junta Directiva de AseBio y del Patronato de Biocat, se logró situar al sector biotecnológico como motor del nuevo modelo de salud y elemento clave para lograr la autonomía estratégica de España y la UE en materias como la economía, la alimentación sostenible y la transición industrial verde, algunos de “los principales retos de nuestro tiempo”. Reindustrialización urgente De ahí que se vea con urgencia la reindustrialización del espacio comunitario para que compita con los principales mercados, como son Estados Unidos (EEUU) y China, y así sea menos vulnerable a los vaivenes de la economía mundial. Y es este argumento el que defendió Ion Arocena, director general de AseBio. Las compañías farmacéuticas también podrían contribuir al objetivo, planteó Manuel Zafra Rubio, presidente de Merck en España. “Deberían tener un rol de liderazgo” porque de ellas depende “el bienestar y la salud de 746 millones de europeos”. El sector reinvierte más del 12% de sus beneficios en I+D con la idea de desarrollar nuevos fármacos y potenciar la innovación. Pero hace falta más, advirtió. La brecha no para de crecer: si en 2001 la diferencia entre lo que invertían Europa y EEUU era de 2.000 millones, en 2025 será de 25.000 millones. Pymes, startups y spinoffs tienen un rol relevante en el ecosistema biotech, de lo que también quedó constancia en el transcurso de BioSpain 2023. De ahí que se abordase la manera de explorar nuevas modalidades de cooperación, desde las colaboraciones o fusiones en el desarrollo de determinadas áreas de investigación y fabricación de productos y hasta realizar estrategias de inversión efectivas. Reforma de la Ley Farmacéutica Mucho se habló también de la propuesta de reforma emitida por la Comisión Europea (CE) sobre la futura Ley General Farmacéutica que aún tiene que aprobarse. Presentada el pasado abril, contempla una actualización de la normativa que, hasta ahora, ha sido muy efectiva en impulsar este potente nicho económico, pero que ha quedado desfasada en aspectos como el fomento de las innovaciones o el acceso de estas a los pacientes. “Hay que ser muy cuidadosos”, avisó Arocena, respecto a modificar leyes que “han funcionado muy bien”. De tal manera que el marco de incentivos vigente no sufra alteraciones “sustanciales”. Por eso, desde el sector trabajarán para que la normativa sea “lo más incentivadora posible”. En este sentido, Vlad Olteanu, director de Asuntos Públicos de Salud de Europabio, puso el foco sobre las barreras legislativas que aún existen en la UE y no, por ejemplo, en los mercados chino y estadounidense, con regulaciones más flexibles en este sentido. En su opinión, los legisladores deberían crear unas condiciones adecuadas que aseguren que se puede “producir con garantías” y lo más cerca posible de los pacientes, asegurando el suministro y el acceso a los fármacos. Ralentización en España La industria biotecnológica española afronta además un año de reflexión tras reducir la inversión captada en 2022 a 140 millones, respecto a los 180 que logró obtener en 2021. Arocena adelantó que es esperable una “cierta ralentización” a la hora de levantar capital, aunque confía en un sector “potente” que durante la crisis sanitaria ya supo “recapitalizarse”. De entre sus fortalezas está que es “intensivo en ciencia y contratación de investigadores”, alcanza un impacto relevante en creación y mantenimiento de puestos de empleo y, además, cuenta con unos salarios más altos que la media del resto de actividades económicas. Nuestro país es, indicó, la octava potencia en biotecnología a nivel mundial. Sólo en el año 2021 el impacto en PIB de las empresas biotecnológicas ascendió a los 11.183 millones de euros, lo que supone el 1% de la economía española. De hecho, en producción científica en este campo representa el 1% del total y el 2,6% de la producción mundial en esta área. Además, la biotecnología española se cita un 20% más que la media mundial. Datos que sitúan en este ámbito a España como la novena potencia en términos de producción científica. Inversión en innovación “Seguimos pensando que este es un buen sector en el que invertir, y en el que seguiremos invirtiendo”, aseguró Karen Wagner, socia ejecutiva del fondo Ysios Capital, compañía cuyo modelo de negocio se centra en empresas innovadoras del sector salud. El desarrollo de nuevas moléculas o la búsqueda de nuevas dianas terapéuticas requieren de grandes inversiones. Por eso Wagner ve en las “sinergias” entre grandes y pequeñas compañías un valor añadido, para acceder a plataformas tecnológicas o bien conseguir licencias que permitan desarrollar las investigaciones. Para las venture capital como Ysios, el cómo generar valor es la meta a alcanzar. En estos últimos años este se puede encontrar, por ejemplo, en el desarrollo de pequeñas moléculas, que englobaron casi la mitad (40%) del desarrollo de moléculas en el último año. El CEO de la biofarmacéutica catalana Oryzon Genomics, Carlos Buesa, recordó que es necesario facilitar la participación de los fondos de inversión o capital riesgo para que se acelere además esta materialización de las innovaciones en beneficio de los ciudadanos europeos. ‘Vida a la Biotecnología’ AseBio presentó en el congreso la campaña ‘Vida a la Biotecnología’, con la idea de sensibilizar sobre la relevancia estratégica de la biotecnología para garantizar el bienestar de nuestra sociedad y el impacto de esta industria Deep tech en la economía, la vida de las personas y la sostenibilidad del planeta. Además, la entidad hizo público un llamamiento que consta de seis puntos con el fin de dar un impulso a la industria que hace 70 años vivió la mayor disrupción del siglo pasado: el momento en el que se descubrió la estructura del ADN.
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