35 a nivel científico. Ahora bien, “que sabemos que es algo que es relativamente frecuente y que es un hábito muy variable; hay personas que duermen siestas cortas, y otros, más largas. Y sus efectos no son los mismos, varían en función de la duración”. Claves para que la siesta sea realmente saludable Entonces, ¿cómo debe ser la siesta para que sea saludable? Jesús Díaz Gutiérrez expone que hasta ahora la mayoría de los estudios que habían evaluado los efectos de esta costumbre se habían centrado en aspectos neuropsicológicos. Sin embargo, apunta que “cada vez estamos viendo que influye más en el sistema cardiovascular”. Así, “un tiempo excesivo de sueño se podría asociar a mayor enfermedad cardiovascular y mortalidad, lo que se explicaría porque podría ser marcador de otras patologías, problemas de salud, mal descanso nocturno o hábitos de vida que podrían aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular”,detalla el investigador. En cambio, una siesta corta (menos de 30 minutos al día) se asocia a menores factores de riesgo cardiovascular. “Esas variaciones circadianas parecen que pueden influir en el riesgo del desarrollo de fibrilación auricular. En concreto, siestas más largas pueden interrumpir el balance entre el sistema nervioso simpático y parasimpático. Pueden activar diversos mecanismos hormonales: el cortisol, subir los niveles de catecolaminas, marcadores proinflamatorios, etc.”, prosigue el especialista. Todos estos mecanismos están muy relacionados con el desarrollo de fibrilación auricular, mientras que “una siesta corta podría mejorar el ritmo circadiano e incluso disminuir los niveles de presión arterial, teniendo esto un impacto positivo en nuestra salud cardiovascular”. La investigación presentada en Málaga en el marco del Congreso SEC23 de la Salud Cardiovascular viene también a confirmarlo. El primer firmante del estudio cuenta los detalles, especificado que han realizado “un estudio de cohortes llamado Proyecto SUN (Seguimiento Universidad de Navarra)”. El proyecto arrancó en 1999 impulsado por el Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAV, y desde entonces, apunta Díaz Jimenez, “ha reclutado a graduados universitarios españoles a los que se les ha ido siguiendo, les hemos ido preguntando sobre sus hábitos de vida y hemos ido viendo qué pasaba con ellos a lo largo del tiempo, si desarrollaban diferentes enfermedades, entre ellas la fibrilación auricular”. Después de analizar el tiempo que dedicaban a dormir y los eventos de fibrilación auricular, los resultados ponen de manifiesto que “los participantes que dormían una siesta inferior a 30 minutos al día, tenían un menor riesgo de fibrilación auricular en comparación con los que dormían más”, avanza el especialista. De la misma forma, añade que “en este mismo modelo también vimos que quienes dormían entre seis y ocho horas por la noche tenían un menor riesgo de fibrilación auricular, existiendo una posible interacción entre ambos”. Higiene del sueño y otros hábitos que influyen en la salud cardiovascular El objetivo de los investigadores al embarcarse en el proyecto era “estudiar estilos de vida que estuvieran relacionados con el desarrollo de fibrilación auricular”, comenta el líder del mismo. En este sentido, indica también en relación a la motivación que, “a día de hoy, sí que sabemos por estudios previos que puede haber una relación entre los patrones de sueños y esta arritmia, pero la siesta, que es un hábito muy extendido en nuestra cultura, no se había estudiado hasta ahora específicamente en su relación con la fibrilación auricular”. En cuanto a valorar los hallazgos, el especialista afirma que no deja de ser sorprendente “que una siesta corta y un buen descanso nocturno puedan asociarse con un menor riesgo de fibrilación auricular”. A su vez, “esto sugiere la necesidad de promover un sueño de calidad para prevenirla, mediante una breve siesta y durmiendo por la noche entre seis y ocho horas”, apunta. Además, “aparte de todos esos hábitos de vida que ya sabemos que están relacionados con el sistema cardiovascular, tales como el tabaquismo, la obesidad, el consumo de alcohol o patrones nutricionales. Este es un factor más de estilo de vida a tener en cuenta”. Para mejorar la higiene del sueño, Jesús Díaz Gutiérrez recuerda los consejos que típicamente se recomiendan. En términos generales puede ayudar “intentar tener unas horas antes de acostarse de relajación y de desconectar, no trabajar, o hacer ejercicio físico intenso”. “QUIENES DORMÍAN ENTRE 6 Y 8 HORAS POR LA NOCHE TENÍAN UN MENOR RIESGO DE FIBRILACIÓN AURICULAR, EXISTIENDO UNA POSIBLE INTERACCIÓN ENTRE AMBOS” Y otra medida muy importante que destaca es “desconectar de las pantallas, que hoy día estamos continuamente pegados al teléfono y eso interrumpe los ciclos circadianos”. Por último, el investigador adelanta que el paso siguiente que les gustaría dar es“replicar los resultados del trabajo en otras poblaciones y realizar más estudios y análisis que los confirme, además de valorar si es lo mismo no dormir siesta que dormir la siesta corta”. Asimismo, agradece “a todo el equipo que ha colaborado en el estudio del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAV y que han trabajado todos estos años en mantener el estudio, en conseguir financiación y retener a los voluntarios”. Y por supuesto, concluye, “también a los participantes, más de 20.000 personas que de manera desinteresada han contribuido al avance de la ciencia con las aportaciones de sus datos”. +
RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=