101 Uno de los mantras constantemente repetido desde marzo de 2020 es que aquel tsunami que provocó la pandemia de la Covid-19 impactó a todos los niveles de la sociedad de forma profunda. De forma indirecta, la crisis sanitaria influyó en otras enfermedades; evidenció los graves problemas relacionados con la salud mental que afectan a la población; puso el foco en las grietas del sistema sanitario, y todo ello tuvo consecuencias para la economía, las políticas públicas, y un largo etcétera. Con las mismas, se habló y habló de lecciones y enseñanzas aprendidas, hasta el punto de que se hicieron eco de ellas las más altas instancias. Por ejemplo, en marzo de 2022, el Parlamento aprobó el establecimiento de un Comité especial sobre la pandemia de Covid-19: lecciones aprendidas y recomendaciones para el futuro. La comisión evaluó el impacto de la pandemia en los sistemas de salud, la campaña de vacunación, el impacto socioeconómico más amplio, el impacto en el Estado de derecho y la democracia, y la respuesta internacional a la pandemia. Organizó un exhaustivo proceso de consulta a través de audiencias públicas, talleres y misiones in situ, intercambiando opiniones con expertos, responsables políticos de instituciones de la UE y organizaciones internacionales, epidemiólogos, autoridades sanitarias nacionales, empresas farmacéuticas, trabajadores sanitarios e investigadores. El 5 de mayo de 2023, acogiendo con satisfacción la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de que la Covid-19 ya no constituye una emergencia de Salud pública de importancia internacional, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subrayó en una declaración que “la pandemia ha cambiado la UE para estar mejor preparados para afrontar futuras crisis sanitarias, con nuevas herramientas como la Autoridad de Respuesta y Emergencias Sanitarias (HERA)”. De la panemia de la Covid-19 a la la ‘tripledemia’ A poco de cumplirse el cuarto ‘aniversario’ de la llegada del SARS-CoV-2 a España, toda la atención que acaparaba el coronavirus en los medios de comunicación ha quedado diluida en favor de la gripe. La enfermedad más famosa de los inviernos ha vuelto con fuerza, acompañada del Virus Sincitial Respiratorio (VRS), tras permanecer en un segundo plano durante los años más duros de la pandemia. Ahora bien, aunque el famoso virus que llegó de Wuhan se haya evaporado de las portadas, se calcula que al menos 700.000 españoles siguen sufriendo sus consecuencias a diario. Son las personas que sufren covid persistente, una enfermedad crónica que se manifiesta en forma de más de 200 síntomas distintos y que desarrollaron en torno al 10% de los infectados por la Covid-19. La Red Española de Investigación en Covid Persistente (REiCOP) ha cumplido su primer aniversario promoviendo y contribuyendo al desarrollo y difusión de los conocimientos científicos acerca de la covid persistente y mejorando la asistencia sanitaria prestada a los pacientes afectados por esta enfermedad. La doctora Pilar Rodríguez Ledo, presidenta de REiCOP y de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), hace balance sobre cómo ha cambiado la situación de los pacientes y qué balance hace de los avances que se han realizado en este año al respecto. Y aunque esa valoración la realiza a distintos niveles, al ponerlos en la balanza, la especialista no se muestra muy optimista. Lo positivo que extrae Rodríguez Ledo del trabajo de estos 12 meses es que, “en la Red, pacientes y profesionales nos hemos compenetrado mejor y hemos conseguido avanzar juntos en distintas actividades e impulsando distintas iniciativas”. Desde el punto de vista científico, por otro lado, considera que se sigue investigando mucho. “Hay distintas evidencias que marcan y atestiguan la base científica de la entidad, con una clara persistencia del virus, unas alteraciones inmunológicas en los pacientes afectados, y una constatación de las repercusiones que tienen sobre su salud, sobre todo complicaciones de tipo cardiovascular y neurocognitivo, que les alteran la vida diaria. Especialmente de los contagiados en las primeras olas”, expone la experta. Respecto a los síntomas, poco han variado, “los más comunes siguen siendo los síntomas generales, como la astenia y los neurocognitivos”, expone.
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