17 En su justificación como vía aérea a una mejor salud respiratoria, la Neumología trasciende la visión parcial de cada enfermedad para llegar a una comprensión de conjunto. A raíz de un mayor eco social logrado por obra de la pandemia, un mayor número de ciudadanos sabe ya que sus especialistas realizan procedimientos diagnósticos y terapéuticos concretos y de tanta importancia como la ventilación mecánica y el soporte respiratorio, la neumología intervencionista, la defensa de la función pulmonar e incluso los estudios del sueño, además de atender todo tipo de afección respiratoria, ya sea aguda o crónica, mediante consulta ambulatoria o monográfica, hospitalización en stricto sensu, de día o en las unidades de cuidados intermedios y críticos, siempre desde enfoques multidisciplinares que permiten a sus especialistas colaborar estrechamente con otros perfiles asistenciales como los cirujanos torácicos y las enfermeras y fisioterapeutas respiratorios, sin descuidar tampoco que, al igual que hay neumólogos para adultos, también los hay pediátricos, aspecto muy valorado por las familias. Desafíos inaplazables El asma bronquial en el día a día, o el cáncer de pulmón desde que debuta, son enfermedades respiratorias por derecho propio y, como tales, fenómenos severamente perturbadores de la salud respiratoria. Al igual que la apnea del sueño o las patologías vinculadas a la cronicidad como la fibrosis pulmonar o la EPOC, a las que cada vez se suman más pacientes y que, por tanto, requieren una medicina más personalizada y, dentro de ella una neumología de p recisión, que procura detectar los pacientes de mayor riesgo y con peor pronóstico para optar a un mejor beneficio clínico por intervención con criterio de continuidad asistencial. En esa dirección, la especialidad se aplica a disponer de biomarcadores, tratamientos anticoagulantes, terapias para la hipertensión pulmonar y las enfermedades pulmonares intersticiales. Con una tecnología que evoluciona hacia cuidados respiratorios intermedios más completos y con mayor competencia intervencionista. Para dar respuesta a antiguas necesidades y también para otras nuevas como las complicaciones embólicas que causa la Covid-19, por ejemplo. Inmunizar para prevenir En los primeros meses de 2024 ganó fuerza el neologismo de tripledemia por coincidencia temporal de los virus de la gripe, el virus respiratorio sincitial (VRS) y el patógeno responsable de la Covid-19, aunque ya en retroceso los tres a estas alturas del año. A lo que ayuda el diagnostico molecular capaz de contribuir a una detección adelantada y precisa de las infecciones víricas para frenar en lo posible la profusión de los contagios. Donde gripe y VRS ofrecen un mayor comportamiento epidémico que el SARS-CoV-2, además de unas tasas similares de ingresos en UCI y fallecimientos en las personas de edad. Aunque, como informó el Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA), en la segunda semana de este año se consolidó el descenso de actividad gripal en España, con un pico de incidencia en Atención Primaria en la última semana del año 2023 y un pico de hospitalización por gripe en la primera semana del año 2024. Al tiempo que la hospitalización por Covid-19 disminuyó especialmente en pacientes de 80 años o más edad, mientras que la de infección por VRS retrocedió en menores de un año, aunque siguió al alza en personas por encima de los 80 años. Mejora además el panorama en VRS con el anticuerpo monoclonal Beyfortus (nirsevimab) con indicación para la prevención de la infección por este virus respiratorio en lactantes y recién nacidos, ya que inhibe el proceso de entrada viral el paso de fusión de membrana, con lo que bloquea la fusión del patógeno con la célula del epitelio respiratorio. Mientras que, para las personas de edad, la FDA de Estados Unidos, aprobó por su alta eficacia la vacuna Arexvy de la compañía GSK y Abrysvo de Pfizer, en ambos casos para personas mayores de 60 años. En el caso de Nirsevimab, según previsiones del Ministerio de Sanidad para la temporada 2024/2025. parte de 200.000 dosis ya administradas en el país, con una cobertura media que llegó al 91,9%. De lo que se dedujo una reducción de hospitalizaciones
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