IM MEDICO #68

65 Se espera que la población mundial aumente en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, de 7.700 millones en la actualidad a 9.700 millones en 2050, según un nuevo informe de Naciones Unidas. “La población mundial está envejeciendo y el grupo de edad de 65 años o más es el que crece más rápidamente. Se estima que, para 2050, una de cada seis personas en el mundo (16% de la población) tendrá más de 65 años, lo que supone casi el doble de las que existían en 2019, una de cada 11 (9%). Este notable incremento de los adultos mayores en nuestras sociedades se debe, por un lado, al aumento de la esperanza de vida y, por otro, a la disminución de la tasa de natalidad”, reza el informe. La longevidad alcanzada por los seres humanos de manera prácticamente global, nos invita a considerarlo como un gran éxito. Sin embargo, este incremento de adultos mayores en nuestras sociedades ‘avanzadas’ se ha ido traduciendo en un rechazo a estos adultos mayores por suponer un ‘costo’ elevado para el ‘sector productivo’ de la población. Este rechazo inicial se ha ido convirtiendo, con el tiempo, en una actitud claramente discriminatoria hacia las personas mayores. Tal es el alcance de esta discriminación que, desde hace unos pocos años, cuenta con un término propio para definirla incluido en el diccionario de la Real Academia Española: edadismo. El edadismo como problema de salud “El edadismo está muy extendido y es una práctica insidiosa que tiene efectos nocivos sobre la salud de los adultos mayores (la discriminación de los mayores afectados por la Covid-19 en prácticamente todo el mundo y la importante tasa de mortalidad en las residencias de mayores son ejemplos trágicos de edadismo)”, denuncia la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). El envejecimiento poblacional es, en efecto, un reto económico, pero también plantea importantes desafíos en distintas dimensiones de la sociedad (medicina, servicios, vivienda, protección social, familias, etc.) para garantizar el bienestar de las personas mayores. Para afrontarlos, deben darse respuestas desde una perspectiva transversal. Por esa razón, el centro de análisis Funcas, ha publicado un informe sobre los retos del sistema sanitario español ante la transición demográfica, la cual se caracteriza por el envejecimiento progresivo de la población, el aumento de la tasa de dependencia, la baja tasa de natalidad y la alteración de los flujos migratorios. De este modo, “la transición demográfica repercute en la salud poblacional intensificando la transición epidemiológica hacia las enfermedades no transmisibles y asociadas al envejecimiento”, explican a modo de introducción. Segun las proyecciones del INE (Instituto Nacional de Estadistica, 2022), en 2050, en Espana, habra practicamente el doble de personas mayores de 70 anos que ninos en edad pediatrica, y mas del 29% de la poblacion residente habra nacido en el extranjero. Esa transición demográfica supone la intensificación de la transición epidemiológica hacia las enfermedades no transmisibles y las asociadas al envejecimiento. La salud se deteriora con la edad y aparecen comorbilidades y aumentos de discapacidad, dependencia y pérdida de autonomía funcional en edades avanzadas. Por ejemplo, a los 90 años, la tasa de personas con discapacidad multiplica por 24 la de los 25-34 años. De este modo, la transición demográfica tiene consecuencias directas sobre la salud y sobre el sistema sanitario. Ahora bien, la evidencia sugiere que en España se está consiguiendo avanzar hacia un envejecimiento saludable. La esperanza de vida en buena salud a los 65 años está mejorando tendencialmente, y la encuesta de discapacidad, autonomía personal y situaciones de dependencia de 2020 muestra una disminución muy notable del porcentaje de personas de edad avanzada con limitaciones de actividad, comparada con la de 2008. Cuatro retos de la transición demográfica En estas circunstancias, el documento, firmado por Camila Regueiro-Ons y Beatriz González López-Valcárcel, identifica cuatro grandes desafíos que el sistema sanitario ha de enfrentar ante la transición demográfica. El primero es el envejecimiento saludable, con especial atención al papel de la prevención. “Este es el reto central del sistema sanitario, pues se trata a su vez de uno de los grandes determinantes de la necesidad de recursos, personales, materiales y financieros, y su organización”, subrayan.

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