IM MEDICO #68

73 Los mayores, los olvidados en las estrategias de salud mental A raíz de la Covid-19 se tomó más conciencia de la necesidad de cuidar la salud mental de la población. Sin embargo, la geriatra es de la opinión de que, “de todos los grupos poblacionales, el de las personas mayores es al que menos atención se les presta en este sentido”. Por ejemplo, “de la alta prevalencia de problemas de ansiedad y depresión en las personas mayores (aumenta con la edad), es probablemente el grupo poblacional al que menos esfuerzos se dedican desde los planes de salud mental”. A pesar de ello, bajo su experiencia, “veo cómo los familiares y cuidadores de personas mayores son conscientes de la importancia de la salud mental de sus mayores y están altamente sensibilizados”. Aproximadamente el 14% de los adultos de 60 años o más viven con un trastorno mental, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). A entender de la geriatra, “el principal problema de salud mental son los problemas adaptativos con expresión ansioso depresiva, así como los problemas cognitivos asociados a la enfermedad mental crónica”. En cuanto al papel del geriatra, como profesional en la primera línea de la atención, a la hora de intervenir para ayudar a mejorar esta situación, la portavoz de la SEGG explica que, ”además de entender y atender a las personas que valoramos en cualquiera de los niveles asistenciales, creo que el geriatra tiene una función fundamental que es la educación poblacional”. “Es importante transmitir una visión positiva del envejecimiento, hacer entender que no es una enfermedad. Hay que normalizar el envejecimiento, desdramatizar el deterioro muchas veces inherente”, recalca, aunque añade algunos matices. “No digo que no tengamos que prevenir el deterioro, que no tengamos que tratar las patologías, que no tengamos que paliar sus consecuencias. Hasta ahora, hemos mandado mensajes erróneos, parece que si haces ejercicio y comes bien no vas a enfermar o envejecer nunca”. Esto, bajo su punto de vista, “ha generado falsas expectativas, y que las personas no estén preparadas ni asuman las consecuencias del envejecimiento, lo cual puede ser una de las causas del aumento de patología mental”. En este sentido, Belén González menciona los principales retos que afronta la Atención Primaria a la hora de detectar las patologías de salud mental en las personas mayores. A su juicio, “los equipos de Atención Primaria están sensibilizados ante los problemas de salud mental, pues están en la primera línea de atención”. Piensa, por tanto, “que el reto fundamental es romper barreras, normalizar la enfermedad mental y el envejecimiento, hablar abiertamente de ello, poner nombre a las patologías para poder abordar los problemas de manera sana y positiva. Y con ello, poder ponderar la gravedad del problema mental y se podrán activar los recursos necesarios”. Asimismo, considera fundamental que los planes de atención a personas mayores tengan en cuenta otros factores como son la soledad no deseada y el aislamiento social que sufren algunas personas mayores, pues “son factor de riesgo para desarrollar problemas de salud mental”. Pero también, al contrario, subraya, “los problemas de salud mental son factores de riesgo para el aislamiento social y la soledad”. Además, muchas personas mayores son también cuidadoras de otras mayores que sufren patologías crónicas. Muchas desarrollan el síndrome de sobrecarga de cuidador, apunta la especialista, síndrome que muestra la manifestación de un desgaste emocional y físico. “La sintomatología es variada, siendo muy prevalentes los síntomas ansioso depresivos, los trastornos del sueño y el dolor. Es muy prevalente en personas cuidadoras de personas con procesos crónicos, sobre todo si llevan de la mano algún grado de discapacidad. El riesgo a desarrollar este síndrome es mayor en personas mayores”, expone la geriatra. Medidas de prevención y promoción necesarias Así pues, en opinión de la especialista, son varias las estrategias de prevención y de promoción de la salud mental de los adultos mayores que se deberían promover. Entre ellas, “sensibilizar, concienciar y mejorar la información sobre salud mental a la población general a través de acciones promovidas por instituciones públicas, medios de comunicación y entidades sociales; mejorar la detección de las personas en riesgo por su situación social, soledad, viudedad, pérdidas vitales, etc.; y dotar a los y las profesionales de herramientas que posibiliten la identificación de patología mental”. “ES IMPORTANTE TRANSMITIR UNA VISIÓN POSITIVA DEL ENVEJECIMIENTO, HACER ENTENDER QUE NO ES UNA ENFERMEDAD” Del mismo modo, cree necesario “promover la formación de los profesionales en aspectos de salud mental; mejorar las herramientas de comunicación entre profesionales y de los profesionales con los usuarios, así como la accesibilidad a recursos de salud en general, y de salud mental en particular”. “Aprovechar los recursos tecnológicos de apoyo a la autonomía y de control para mejorar la atención de estas personas (gerotecnología)”, es otra medida a tener en cuenta. Además de “la sensibilización social y de los profesionales que atienden a personas mayores en la normalización del envejecimiento y la importancia de seguir manteniendo el bienestar psicólógico de las personas, independientemente de la edad, situación funcional y cognitiva”. Por último, la doctora destaca la relevancia de trabajar para que las personas mayores tomen conciencia y acepten su propio envejecimiento, sin tener falsas expectativas. “Que tomen conciencia de la importancia de satisfacer sus necesidades psicológicas, basadas en 3 pilares: la ocupación y el sentimiento de utilidad; cuidar y cuidarse y el sentimiento de seguridad; estar bien afectivamente, es decir, querer y sentirse querido”. A modo de conclusión, la geriatra lanza una reflexión. “Tradicionalmente se dice que la adolescencia es la etapa más dura de la vida por la dificultad que tiene conseguir el equilibrio entre los cambios biológicos/ psicológicos y la adquisición de la autonomía para el funcionamiento en sociedad”, comenta. Ella, sin embargo, piensa que más difícil que la adolescencia es el envejecimiento, “cuando te tienes que adaptar a cambios biológicos/psicológicos, patológicos, familiares, laborales y sociales en unas condiciones más limitadas”. +

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