83 Aunque la inteligencia artificial (IA) no pretende hacer prescindibles las especialidades médicas, ni tampoco suplir la realización de los ensayos clínicos que permiten disponer de nuevos tratamientos, también es cierto que precisa de un mayor desarrollo y rodaje para que las máquinas no confundan un melanoma con una mancha de café o la clavícula como una lesión de neumonía en una placa de tórax, como ha ocurrido en ocasiones. No obstante, el potencial de dicha capacidad de procesamiento hoy posible se deberá seguir guiando por el sentido de humildad que recuerda que el cerebro humano es algo que no se puede replicar, y menos aún después del largo proceso formativo y en la práctica clínica que desarrollan los médicos. A pesar de lo cual es indudable que las posibilidades de la IA hoy se presentan como casi infinitas al poder extraer una enorme información de resonancias, endoscópicas y analíticas de fluidos y otros parámetros de presión arterial, electrocardiografía y demás dispositivos, sin olvidar los wearables de lectura personal. IA, Machine and Deep Learning El doctor en ciencias de los materiales Josep A. Planell, catedrático emérito de la Universitat Oberta de Catalunya, estimó recientemente que lo mejor de la IA es su nombre porque, aunque en su actividad quiere remedar parcialmente lo que hace el cerebro humano, el machine learning es un aprendizaje recursivo y progresivo a partir de los datos que mejoran la experiencia acumulada con el tiempo. Mientras que el deep learning se encarga de resolver tareas específicas como hacen los dispositivos Alexa de los domicilios o los Siri en los teléfonos móviles al igual que hacen también los traductores automáticos, los coches autónomos, los chatbots, el coloreado de imágenes y el reconocimiento facial con el debate de la protección de datos al fondo, o como la personalización del entretenimiento a través de pantallas. Aunque estas tres capacidades tecnológicas de las máquinas tienen en común la necesidad de información y son deudoras de la ciencia de datos encauzada a través de las matemáticas y la estadística. Concita todo ello, según el catedrático, un considerable poder de uso de la información en medicina como se aprecia fundamentalmente en Cardiología, además de Dermatología y otras especialidades en las que está más desarrollada. Ejemplos de ese cuidado del corazón, la red vascular y valvular, y frente a las patologías que les acechan, el catedrático señaló la guía del intervencionismo mediante aparataje y guías y simulación con gemelos virtuales que permiten plantear las cirugías sin daño para el paciente, y con el objetivo de lograr aprobaciones por parte de la FDA de Estados Unidos, primero, y luego por parte de la EMA. En paralelo a la revisión académica que se hace hoy de los datos clínicos y de pruebas médicas de los pacientes para construir una imagen médica sobre la que establecer protocolos. Realidades ya constatadas con resultados obtenidos en biomecánica de las prótesis, por ejemplo, y no tanto así en cuestión de biomateriales. Con Europa hemos dado En préstamo estilístico cervantino, las vías de trabajo para la aplicación de la IA a la medicina se encuentran, antes que tarde, con un celo regulatorio que en el caso de Europa es supranacional. Hasta la fecha el paso más firme en esta dirección fue la publicación de la resolución legislativa del Parlamento Europeo del pasado 13 de marzo de 2024 sobre la propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo para el establecimiento de normas armonizadas en materia de inteligencia artificial, bajo la denominación de Ley de Inteligencia Artificial y con fecha del 21 de abril de 2021; que conllevó la supresión de los tres actos legislativos realizados ese mismo año en por la UE sobre la cuestión. Dicha ley, en proceso de aprobación y entrada en vigor, tiene como objetivo jurídico regular el uso de los sistemas de IA en el continente, bajo los principios de la seguridad personal y digital, con el respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos, pero también sin renuncia al impulso de la innovación tecnológica. El reglamento recibió el respaldo mayoritario de la Eurocámara en diciembre de 2023, tras las negociaciones efectuadas por los estados miembros.
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