IM MEDICO #70

71 los pacientes, empeorando la calidad de vida por síntomas como cansancio, pérdida de peso o dolor en las articulaciones. Como señala el nefrólogo de la Clínica Universidad de Navarra, “la calidad de vida se ve muy limitada”. “Es importante destacar que se ve muy limitada por la propia enfermedad, debido a que ataca cualquier célula del cuerpo, con lo cual puede cursar síntomas prácticamente cualquier órgano, pero, además, por la propia medicación”, prosigue explicando. Los efectos negativos de los tratamientos contra el lupus En la actualidad, esta patología se trata con antiinflamatorios, corticoides o inmunodepresores. “Al tener bajas las defensas, muchas veces usamos terapia inmunosupresora, la cual no pocas veces produce efectos secundarios. Ejemplo de ello son los corticoides, que pueden producir obesidad, estrías, acné, irritabilidad, y también un riesgo alto de enfermedad cardiovascular, a pesar de tratarse de pacientes jóvenes”, detalla el doctor. Asimismo, 6 de cada 10 pacientes van a llegar a padecer una enfermedad renal difícil de controlar. De ellos, indica, “hasta un 30 % podrían ser refractarios al tratamiento y necesitar trasplante o diálisis solo 15 años después del diagnóstico”. Esta consecuencia grave de la enfermedad es la nefritis lúpica refractaria, una inflamación de los riñones progresiva y resistente al tratamiento convencional que puede provocar enfermedad renal crónica y precisar, como ha mencionado el experto, diálisis o trasplante. Para combatir esta afección, la Clínica Universidad de Navarra lidera, junto a la Fundación Jiménez Díaz, un proyecto cuyo propósito es encontrar una línea segura y eficaz de tratamiento para esta grave enfermedad. José María Mora sostiene que “uno de los puntos fuertes de la investigación es que se trata de un estudio nacional y multicéntrico, con más de 40 centros incluidos.” Así pues, aclara, “aunque lo coordinamos nosotros, queremos que todos los investigadores se sientan partícipes de él”. De igual manera, el doctor lo califica de “revolucionario”, argumentado que “si bien el tratamiento no va destinado a todos los pacientes, sí que se va a beneficiar el grupo que no responde a ningún tratamiento y que sufre una peor calidad de vida, una disminución de la fertilidad, unos costes económicos para el sistema muy altos (pueden ser hasta de 60.000 euros al año), etc.”. Además, cabe reseñar que la expectativa de vida de estos pacientes es muy corta: una mujer joven en diálisis tiene una reducción de la esperanza de vida de 44 años, que mejora a 22 si se trasplanta el riñón. En este contexto, “el tratamiento actualmente en vías de investigación ha mostrado, de manera preliminar, una remisión completa de la enfermedad sin necesidad de utilizar otros medicamentos”. “Pero es preliminar”, apostilla el especialista, “pues hasta ahora hay muy pocos pacientes tratados en todo el mundo, y el seguimiento es de menos de tres años”. Ahora bien, es algo muy novedoso y el fin del estudio es precisamente poder demostrarlo. La nueva terapia en desarrollo, más eficaz que en pacientes hematológicos En cuanto al funcionamiento, Mora desarrolla que “esta alternativa, en lugar de bajar las defensas e inmunodeprimir al paciente, permite modular o entrenar, por decirlo así, las propias células para que sean ellas las que ataquen la enfermedad”. Entonces, “consiste en el empleo de una terapia génica mediante células CAR-T, un tipo de terapia inmunológica que utiliza células T del propio paciente, las células de defensa del organismo, modificadas genéticamente en un laboratorio”. De esta manera, se combate la enfermedad. Según el nefrólogo, “su eficacia está ya muy demostrada en los más de 35.000 pacientes hematológicos tratados en todo el mundo, siendo un tratamiento que, por su eficacia y seguridad, ha cambiado por completo este campo de la oncología”. Lo novedoso es que con esta investigación se está empezando a utilizar también en pacientes con enfermedades autoinmunes donde el sistema inmunológico también está alterado. “En los primeros pacientes la respuesta clínica es excelente, y la tolerancia está siendo muy buena igualmente, incluso mejor que la que se conoce en pacientes con tumores hematológicos”, asegura el especialista de la Clínica Universidad de Navarra. En paralelo, han creado un consorcio llamado CART-NEL, que funciona de manera in- “LOS PACIENTES MÁS PREVALENTES SUELEN SER MUJERES, CON UNA RELACIÓN 9 A 1 RESPECTO A LOS VARONES. ADEMÁS, EN EDAD FÉRTIL” dependiente a la industria farmacéutica y busca impulsar terapias innovadoras desarrolladas en los laboratorios nacionales. Respecto a esta iniciativa, José María Mora avanza que “el equipo de investigadores está formado por profesionales de distintas especialidades e incluye la participación conjunta de tres redes de investigación nacional (RICORS 2040-Kidney Disease-, Red de Enfermedades Inflamatorias y RICORS TERAV para Terapias Avanzadas). Actualmente más de 120 investigadores forman parte del consorcio, y cada vez se van sumando más”. Está previsto que el proyecto, que cuenta con una financiación de más de un millón de euros concedida por el Instituto de Salud Carlos III, se desarrolle durante cuatro años. Así las cosas, comenta el doctor, “lo que queremos es poder llegar a la totalidad del territorio de nacional para que cualquier paciente que se pueda beneficiar sepa de su existencia, a la vez que pretendemos generar conocimiento de la enfermedad, así como de los nuevos tratamientos”. “Es una manera de unir fuerzas entre nefrólogos, traumatólgos, médicos internistas, inmunólogos, especialistas en terapias avanzadas, biólogos, bioquímicos, etc., para que así, juntos, podamos ir conociendo qué es lo que ocurre en estos pacientes, por qué un fenotipo es más refractario al tratamiento que otro”, subraya. De esta manera, “pudiendo analizar cómo se comportan biológicamente las células, podremos generar conocimiento a nivel nacional a partir de un biobanco al que tengan acceso todos los investigadores, y ser más efectivos en la búsqueda de la cura y de un tratamiento más definitivo y más seguro para los pacientes”. Eso es clave, concluye: “No solamente tratarlos, sino que los tratamientos que les ofrezcamos minimicen los riesgos de la medicación”. +

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