102 EVENTOS Y CONGRESOS Respecto al mecanismo de acción de este ACDs, tal como indicó, “se inicia con una unión a la proteína transmebranal CD79 en la superficie de la célula B, desencadenando su endocitosis mediada por el receptor para pasar a liberar el agente antimitótico monometil auristatina E (MMAE) que inhibe la formación del microtúbulo, frenando la división celular y provocando la apoptosis”. Así, de acuerdo con lo expuesto, Polatuzumab en combinación con bendamustina y rituximab (Pola-Br) “estaría indicado para el tratamiento de pacientes adultos con LCGBD en recaída o/refractario que no sean candidatos a un trasplante de células madre hematopoyéticas”. Durante su intervención, el Dr. Martín Moro citó, además, algunos estudios de datos de vida real como el observacional RE-MIND2, pre CAR-T en pacientes LCGBD R/R no candidatos a TAPH, que compara tafasitamab-lenalidomida frente a Pola-Br y que arrojó un resultado de una reducción de mortalidad del 58 % en aquellos tratados con Polatuzumab. Al respecto destacó la importancia de administrar el tratamiento “cuanto antes para obtener mejores resultados tanto en respuesta como en supervivencia”. “EL TRATAMIENTO TAFASITAMAB-LENALIDOMIDA PARA LCGBD R/R NO CANDIDATO A TAPH PODEMOS TRASLADARLO A LA PRÁCTICA CLÍNICA CON SEGURIDAD Y EFICACIA” Hasta ahora, para el paciente con un linfoma B difuso de célula grande en recaída o refractario, no candidato a CAR-T, eran muy pocas opciones de tratamiento, sin embargo, según explicó la Dra. Esperanza Lavilla, “la aparición de tafasitamablenalidomida ha permitido que más del 40 % de este tipo de pacientes obtengan una respuesta completa y que dicha respuesta dure en el tiempo”. “Se trata de un tratamiento que se tolera muy bien, aunque lo importante es alcanzar la respuesta completa para que el resultado sea lo más favorable”. Como señaló esta hematóloga, al respecto, “los pacientes que logran la respuesta completa se mantienen con un tratamiento que va a tener muy pocos efectos secundarios, consiguen que la respuesta sea duradera y que su enfermedad esté controlada durante un período más prolongado”. “En el ensayo clínico a cinco años todavía no han alcanzado la mediana de duración de respuesta y, por ende, de supervivencia, pero los estudios en vida real estos resultados se confirman”, tal como indicó. Para la Dra. Lavilla, uno de los factores clave que contribuyen a estos resultados “es una adecuada selección de los pacientes”. Bajo su criterio,“la población ideal es aquella con enfermedad menos agresiva, aunque eso no quita para que el beneficio se obtenga también en pacientes con enfermedad agresiva con menos porcentaje de respuestas”. Respecto a la aportación del estudio en vida real de GELTAMO, explicó que los pacientes incluidos “accedieron al tratamiento antes de su comercialización y también los que hemos tratado en las condiciones normales”. “Pese a ser una población de peores características, aun así, tiene un beneficio, si se consigue el 40 % de respuestas completas y la duración de la respuesta, y aunque el seguimiento es más corto se mantienen los datos de seguridad”. Asimismo, se mostró convencida de que la combinación tafasitamab-lenalidomida “es un tratamiento que podemos trasladar a nuestra práctica clínica diaria con seguridad y con eficacia”. En relación al uso de este fármaco como terapia puente al tratamiento con células CAR-T, como remarcó, “juega una importancia capital con respecto a los resultados globales de la administración de CAR-T”. Según reconoció, los estudios al respecto son muy heterogéneos debido a las características particulares de cada paciente que va a recibir el tratamiento. “La experiencia en la aplicación de Pola-Br, después de la leucoféresis, como terapia sistémica, arrojó resultados positivos de un 43 % con un 10 % de respuesta completa”. Con respecto a la etapa post CAR-T, el rescate con Polatuzumab después de la recaída con CAR-T, “se desprende de estudios en vida real con tasas globales de respuesta pueden alcanzar el 50 % y de respuestas completas de un 23 %”. CAR-T También en relación con otras terapias avanzadas como los CAR-T, uno de los intervinientes en este simposio, el Dr. Manuel Espeso, centró una primera parte de su presentación en los resultados en vida real de CAR-T para Linfoma de Células Grandes B Difuso, en base a dos líneas de terapia comercializada, Axi-cel y Tisa-cel, en pacientes refractarios que no responden en primera línea. Para ello, se apoyó en un estudio observacional de los Dres. Bastos-Oreiro, Gutiérrez, et al sobre evidencia del mundo real (REW), que compara la terapia con células CAR-T con la del estándar de atención (pSOC). Según los datos expuestos, se obtuvieron respuestas completas con pacientes refractarios (36 %), con Axi-cel (42 %) y Tisa-cel (30 %), mientras que en aquellos en recaída a los que se administró Axi-cel se observa una supervivencia libre de progresión del 70 % y 24 % con Tisa-cel. Otro de los trabajos a destacar de los mencionados por el Dr. Espeso en esta línea, en este caso una comparativa sobre pacientes ancianos, entre menores y mayores de 70 años, con una tasa de respuesta global en el primer mes del 84 % y del 90 %, respectivamente. “De lo que se desprende que en la edad no está el límite, sino en las condiciones en las que se encuentre el paciente”, tal como apunto.
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