32 NEUROLOGÍA ALAN JUÁREZ BELAÚNDE COORDINADOR DEL GRUPO DE ESTUDIO DE DOLOR NEUROPÁTICO DE LA SEN (Nº COLEGIADO: 284505663) Alrededor de un 28 a 30 % de la población puede sufrir algún tipo de dolor. Con respecto al dolor neuropático, la prevalencia se situaría alrededor del 7 a 10 %. Esta dolencia causada por una lesión o enfermedad en el sistema nervioso somatosensorial, se asimila como un síntoma de una enfermedad neurológica todavía sumamente desafiante. Como expone Alan Juárez Belaúnde, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurologia (SEN), “tanto la dificultad en descripción por parte de quien lo sufre, como la de interpretación y diagnóstico por el médico, pueden generar más que un infradiagnóstico, un retraso en su reconocimiento y, por tanto, un retraso en su temprana actuación”. A nivel de datos, el grupo de estudio que coordina Juárez Belaúnde, reconoce que cada año el dolor es motivo del 40 % de las consultas de Atención Primaria, y aproximadamente el 20 % de estos pacientes ya ha experimentado el dolor durante más de seis meses. Además, “el 40 % de los pacientes que sufre el dolor de característica neuropática crónica describe no estar satisfecho con su manejo; el 33 % no tienen una adecuada respuesta al tratamiento farmacológico, y menos del 20 % recibe un tratamiento integral para su afectación”, señala. Ante este escenario, el Grupo de Estudio sobre Dolor Neuropático de la SEN describe fundamentalmente tres asignaturas pendientes en cuya solución el sistema habría de centrarse. En primer lugar, el coordinador comenta que “el dolor neuropático es una necesidad médica mal cubierta por las terapias disponibles en la actualidad”. Con lo cual, “es muy importante apostar por la investigación, no solo la que desarrollen instituciones académicas o laboratorios farmacéuticos para obtener nuevas moléculas o terapias neuromoduladoras más efectivas, sino que dicha investigación se promueva desde cualquier nivel asistencial que atiende pacientes con dolor: Atención Primaria, consultas específicas, unidades del dolor, idealmente con una perspectiva traslacional”, remarca. En segundo lugar, “aunque desde la fundación de la primera unidad del dolor en España, a inicios de los años 80, ha habido una expansión de dichos dispositivos asistenciales, siguen siendo insuficientes, y, sobre todo, alejados de una atención multidisciplinar y con perspectiva biopsicosocial”, señala Juárez. Así, sostiene, “los pacientes tardan en ocasiones años en llegar a ellas, y se conciben como un recurso final, meramente paliativo, cuando serían más útiles si pudieran tratar al paciente al inicio de su cuadro doloroso, en contacto con Atención Primaria u otras especialidades que atienden al paciente, entendiendo la individualidad de cada sujeto y disponiendo de diversos tratamientos (no solo farmacológico o intervencionista) y especialistas sanitarios (no solo médicos)”. Por último, señala que, “si bien el dolor es la causa más frecuente para acudir a un médico, y quizá la razón última de nuestra existencia como profesión, hay un déficit formativo tanto en la carrera como en la especialización; déficit que el paciente confunde con incomprensión y desinterés, y que, el desarrollo de un área de capacitación específica en dolor, accesible desde cualquier especialidad involucrada en la atención de estos pacientes, y cursos de formación continuada, podrían paliar”. En resumidas cuentas, Juárez Belaúnde insiste en la necesidad de más investigación, de más formación y de una organización en la que el paciente esté realmente en el centro de la asistencia, “evitando el largo peregrinaje para buscar atención, teniendo en cuenta que el dolor neuropático impacta en la calidad de vida y en todas las actividades, laborales o cotidianas”. Con todo, para finalizar envía un mensaje“de esperanza”. “Estamos mejor que hace cuarenta años, cuando el dolor no se concebía como una enfermedad en sí misma y, por ello, hay que transmitir a los pacientes que, aunque ahora solo podemos paliar parcialmente su sufrimiento, el futuro nos va a deparar nuevas posibilidades para el manejo de este problema de salud”. “EL DOLOR NEUROPÁTICO ES UNA NECESIDAD MÉDICA MAL CUBIERTA POR LAS TERAPIAS DISPONIBLES EN LA ACTUALIDAD”
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