IM MEDICO #71

35 La Esclerosis Múltiple (EM) es conocida como‘la enfermedad de las mil caras’. La razón de esta denominación, en palabras de Ana Belén Caminero, coordinadora del Grupo de Estudio de Esclerosis Múltiple y Enfermedades Neuroinmunológicas Relacionadas de la Sociedad Española de Neurología (SEN), es “la amplia variedad de síntomas que puede presentar, y lo impredecible de su evolución”. “Esta enfermedad autoinmune, inflamatoria y neurodegenerativa afecta al sistema nervioso central, específicamente a la mielina, una capa protectora que recubre las neuronas y permite la transmisión rápida de los impulsos nerviosos. Cuando la mielina se daña, los mensajes que envía el cerebro al resto del cuerpo pueden volverse lentos o interrumpirse por completo, generando una diversidad de manifestaciones clínicas”, desarrolla la especialista. De hecho, una característica fundamental es que no hay dos personas que la vivan de la misma manera. “Los síntomas pueden variar no solo entre individuos, sino también en la misma persona a lo largo del tiempo”. Así, “algunas experimentan problemas de visión, otras debilidad muscular, trastornos de sensibilidad, problemas de control vesical, fatiga extrema, problemas de coordinación o alteraciones cognitivas”, añade. En algunos casos, además, estos síntomas pueden aparecer de manera intermitente y, en otros, de forma continua, “lo que crea una verdadera incertidumbre sobre el curso que tomará la enfermedad”, asegura Caminero. Asimismo, los brotes o recaídas (momentos en los que los síntomas empeoran repentinamente) también añaden un componente de imprevisibilidad, según indica la neuróloga. “Estos episodios pueden ser seguidos por periodos de remisión, donde los síntomas disminuyen, lo que complica aún más la comprensión y el manejo de la enfermedad”. “Es precisamente esta diversidad de síntomas, su imprevisibilidad y la forma tan distinta en que afecta a cada persona, lo que le ha ganado a la esclerosis múltiple el nombre de ‘la enfermedad de las mil caras’”, insiste. Aun con todo, cabe resaltar que el panorama de las personas con esclerosis múltiple ha cambiado “de manera significativa” en los últimos años. “Aunque sigue siendo una enfermedad crónica y no tiene cura, los avances en investigación, tratamientos y el abordaje integral de la enfermedad han transformado notablemente la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes”, destaca Caminero. Mientras que en el pasado el diagnóstico implicaba “un pronóstico incierto y a menudo desalentador”, con una alta probabilidad de discapacidad progresiva, hoy en día, “gracias a la introducción de tratamientos modificadores de la enfermedad, este escenario ha mejorado de forma considerable”. “Estos tratamientos no solo ralentizan la progresión de la enfermedad, sino que también reducen la frecuencia y la gravedad de los brotes. Esto permite a los pacientes mantener su funcionalidad durante más tiempo y llevar una vida más activa y autónoma”, expone Caminero. Además, “los avances en la detección temprana de la esclerosis múltiple, apoyados por herramientas como la resonancia magnética y mejores criterios diagnósticos, permiten comenzar los tratamientos en las primeras etapas, lo que ha demostrado ser clave para mejorar el pronóstico”. “También se ha avanzado en la comprensión de la naturaleza inflamatoria y neurodegenerativa de la enfermedad, abriendo nuevas líneas de investigación para tratamientos más efectivos y personalizados”, añade. En cuanto a la supervivencia, señala, diversos estudios han mostrado que la expectativa de vida de los pacientes con esclerosis múltiple ha aumentado, acortándose la brecha con la población general. “Esto se debe, en parte, a los fármacos que han reducido las complicaciones graves asociadas con la enfermedad, pero también a la mejora en los cuidados médicos generales, el manejo de síntomas, la rehabilitación y las recomendaciones sobre mantenimiento de la salud cerebral global, que conllevan cambios en los hábitos de vida, hacia costumbres más saludables”, sostiene. En paralelo, la calidad de vida de los pacientes también se ha beneficiado de un enfoque multidisciplinario en el tratamiento.“Hoy, los pacientes con esclerosis múltiple reciben atención no solo de neurólogos, sino también de especialistas en rehabilitación, psicólogos, fisioterapeutas y trabajadores sociales, lo que les permite abordar los síntomas de manera integral y mejorar su bienestar físico y emocional”, desgrana la experta. No obstante, aclara que, aunque los avances son prometedores, la esclerosis múltiple sigue representando un reto importante para los pacientes y sus familias.“La variabilidad de la enfermedad, tanto en síntomas como en evolución, implica que no todos los pacientes responden igual a los tratamientos”. Sin embargo, remacha Caminero, “la investigación científica continúa buscando nuevas terapias que ofrezcan aún mejores resultados y, tal vez, una cura definitiva en el futuro”. “LA ESCLEROSIS MÚLTIPLE ES CONOCIDA COMO ‘LA ENFERMEDAD DE LAS MIL CARAS’ DEBIDO A LA AMPLIA VARIEDAD DE SÍNTOMAS QUE PUEDE PRESENTAR, Y A LO IMPREDECIBLE DE SU EVOLUCIÓN” ANA BELÉN CAMINERO COORDINADORA DEL GRUPO DE ESTUDIO DE ESCLEROSIS MÚLTIPLE Y ENFERMEDADES NEUROINMUNOLÓGICAS RELACIONADAS DE LA SEN (Nº COLEGIADA: 050002120)

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