IM MEDICO #71

47 evidencia sobre su implementación en regiones con dispersión poblacional. Y ello es “debido a que gran parte de los programas de desfibrilación de acceso público se implementan en regiones urbanas, la evidencia científica existente proviene de los estudios realizados en ellas. La principal razón es que en este tipo de regiones existe mayor concentración de personas y, por ello, mayor probabilidad de parada cardíaca presenciada”. Y prosigue: “En España ya disponemos de evidencias de su uso en algunas regiones rurales de Galicia, así como de nuestro estudio. En otros países como Inglaterra o Japón, también disponen de datos similares. Mejorar la evidencia científica implica evaluación y seguimiento de los programas ya iniciados en las regiones rurales y determinar si es beneficioso extender las redes de desfibrilación en otras áreas similares”. ¿Qué puede hacer el sector sanitario al respecto? Queda patente que aún queda mucho por hacer. “Es fundamental iniciar y promover estrategias de formación poblacionales para la detección de las paradas cardíacas y actuación frente a las mismas. En nuestra región DIPSALUT (Organismo Autónomo de Salud Pública de la Diputación de Girona) ha promovido el proyecto de desfibrilación pública junto con cursos de formación de la población general y de primeros respondedores no sanitarios (bomberos, policía local etc.)”. Por otro lado, “también es de vital importancia que exista un registro nacional de la parada cardíaca que ayuda a poner el foco en los problemas existentes en la atención a la parada. No todos los países disponen de ello, pero desde 2012 en España existe el registro OHSCAR que ha ofrecido información sobre la asistencia a la parada extrahospitalaria prestada por los Servicios de Emergencias”. Como manifiesta, “el beneficio de los programas de desfibrilación pública depende principalmente de la implicación de la población en su uso, lo cual a su vez necesita que se promuevan estrategias para mejorar el reconocimiento de las paradas y remarcar la importancia de la pronta actuación. El uso de los desfibriladores por personal no sanitario que presencia una parada sigue siendo muy bajo en España. Para mejorarlo la población debe conocer la función de los DEAs en una parada y la sencillez con la que se pueden usar los dispositivos actuales”. Un estudio que salva vidas Como método para el estudio se realizó un registro prospectivo entre los años 2011 y 2022 de supervivientes de una parada cardíaca extrahospitalaria por ritmo desfibrilable que tras recuperación de circulación espontánea ingresan en una Unidad de Críticos Cardiológicos (UCC). Se dividió a la población en dos grupos, los que inicialmente fueron desfibrilados mediante desfibrilación pública y los que lo fueron por el SEM. Se evaluó la situación neurológica al alta hospitalaria, la mortalidad intrahospitalaria y en el seguimiento. El estado neurológico se evaluó mediante la escala Cerebral Performance Category (CPC): “Es una metodología de estudio que solamente incluye la parada cardíaca extrahospitalaria resucitada y que llega a ingresar en un hospital. Lo cual explica los números de supervivientes con buen pronóstico neurológico que objetivamos en nuestros resultados. Pero no pudimos disponer de los datos del total de las paradas extrahospitalarias que ocurrieron durante el período de estudio en nuestra región, lo cual nos limitó a utilizar la metodología descrita”. Como resultados se registraron un total de 457 supervivientes que ingresaron en su centro, de los que 152 tenían primer ritmo desfibrilable, 88 desfibrilados por el SEM y 64 mediante desfibrilación pública. La mortalidad intrahospitalaria fue del 22,2 % en el grupo de desfibrilación pública y 39,8 % en el grupo SEM. Con un seguimiento promedio de 516 días, la tasa de éxitus es de 32,1 % vs 65,3 %. En este sentido, el experto insiste: “Ya existen múltiples estrategias que buscan concienciar la población del grave problema que representa la parada cardíaca extrahospitalaria y la importancia de la pronta actuación en el pronóstico de la misma. En nuestra región, como mencionaba, DIPSALUT también ha promovido múltiples cursos en las escuelas de reconocimiento de las paradas, RCP básica y uso de los DEAs. En mi opinión, esta última es una estrategia particularmente clave dado que no sólo aportaría una potencial población adulta formada en RCP, sino también, de manera indirecta, es otra forma de concienciar a sus familiares cercanos que quizás no han tenido oportunidad de recibir esta formación”. Como detalla, “los datos del informe OHSCAR muestran que en España hay una incidencia anual de 24 paradas por cada 100.000 habitantes, con predominio de sexo masculino. El 70 % de las paradas fueron hombres y con una edad media de unos 60 años. Aproximadamente un 60 % de las paradas tienen lugar en domicilio, y los datos apuntan que solamente en el 40 % de los casos se inician maniobras de reanimación por testigos y el uso de los DEAs es alrededor de un 5 %”. Zonas en las que más lo necesitan de España Según el mismo informe, entre las comunidades autónomas que participaron, las que reportaron una incidencia anual más alta que el promedio fueron Cataluña, Castilla y León, Islas Baleares y Cantabria. “Sin embargo, el uso de los DEAs por la población es tan solo en 5 % de las paradas, por lo que antes de invertir recursos en redes de desfibrilación pública se debe valorar muy bien si se puede obtener más beneficio invirtiendo en campañas de concienciación y de formación a la población en la atención inicial a la parada”. Como conclusión ha mostrado que en su región con dispersión poblacional entre los supervivientes de una parada cardíaca extrahospitalaria que ingresaron en una UCC, los que inicialmente fueron desfibrilados mediante desfibrilación pública presentaron mejor estado neurológico al alta hospitalaria, menor mortalidad intrahospitalaria y en el seguimiento en comparación a los que fueron desfibrilados por los SEM.Y complementa:“En España la supervivencia con buen estado neurológico tras una parada cardíaca es alrededor de un 10 % y se ha mantenido similar en los últimos 10 años a pesar de mayor número de DEAs disponibles regulados por la legislación española”. Así, insiste, “resulta difícil determinar la disminución de mortalidad atribuible a la implementación de redes de desfibrilación pública, cuando su uso parece que sigue siendo tan bajo como muestra el último informe OHSCAR”. Como conclusión, resalta, “la situación actual de la parada cardíaca extrahospitalaria en España creo que se resume en alto porcentaje de paradas en domicilio y bajo porcentaje de maniobras de RCP y de uso de los DEAs por personal no sanitario. Con lo cual, para mejorar el pronóstico, se necesita fundamentalmente: formación de la población general para mejorar el reconocimiento de las paradas y rápidamente aplicar maniobras de reanimación, así como fomentar el uso de los DEAs cada vez más disponibles”. +

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