7 Uno de los grandes retos actuales es comprender mejor el funcionamiento del cerebro. “Un elemento básico que tienen en común todas las neurotecnologías es su necesidad de interaccionar directamente con las células nerviosas”, explicó a mediados de octubre el Prof. Eduardo Fernández Jover, director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche y del Grupo de Neuroingeniería Biomédica del CIBER-BBN, con motivo de su participación en la Semana Cajal organizada por la Real Academia Nacional de Medicina de España. Este experto aseguró que, posiblemente, el cerebro sea el gran desafío científico y tecnológico del siglo XXI. “El desarrollo y la fabricación de nuevos sistemas de microelectrodos con dimensiones cada vez más similares a las neuronas están permitiendo que estos dispositivos puedan ser considerados como una alternativa clínica real para interaccionar con el cerebro y recuperar algunas de las funciones perdidas”, afirmó. Reconoció que la neurotecnología se encuentra todavía en sus fases iniciales. Sin embargo, comentó que “ya se está posibilitando encontrar terapias efectivas para algunos trastornos neurológicos que tienen un efecto devastador en la población”. En concreto, el Prof. Fernández lidera una investigación pionera en el desarrollo de un nuevo sistema que podría ayudar a las personas ciegas o con baja visión residual a mejorar su orientación y movilidad e, incluso, de una manera más ambiciosa, a percibir el entorno que les rodea para orientarse en él. Apuntó que “este dispositivo sería útil para muchas personas, por ejemplo, con degeneración avanzada de retina, glaucoma, afectación del nervio óptico”. Este tipo de tecnología es “una necesidad para el futuro”. Eso sí, aunque sus resultados son “prometedores”, no desean generar “falsas expectativas”. Los grandes avances tecnológicos en la neurología, neurotecnología, inteligencia artificial (IA) y bioingeniería están permitiendo el desarrollo de nuevas alternativas terapéuticas para la recuperación funcional de muchos pacientes con daños congénitos o adquiridos en el sistema nervioso. “Estas enfermedades suelen afectar principalmente a las funciones motoras o cognitivas, pero también pueden existir daños a nivel sensorial que limitan la visión, la audición o el tacto, generando problemas a nivel laboral, profesional o familiar”, dijo. Por ello, recordó que ya existen dispositivos electrónicos que restituyen la audición, controlan el temblor en pacientes con Parkinson o recuperan el habla en personas con daño cerebral. Consideró que el futuro es “muy esperanzador” y que la investigación científica “revolucionará muchos campos de la medicina”. Cuidar y mantener sano Los neurólogos son los responsables de cuidar el cerebro enfermo, pero también de mantenerlo sano. El envejecimiento de la población y la carga de las enfermedades neurológicas, como el Alzheimer o el Parkinson, entre otras, plantean retos significativos que el sistema sanitario debe abordar. La neurología en nuestro país se encuentra en un momento de crecimiento. La irrupción de ChatGPT a finales de noviembre de 2022 ha supuesto un antes y un después en el concepto que la sociedad tiene de la IA y de su enorme potencial. En la Sociedad Española de Neurología (SEN) interesa la relación entre la IA y su especialidad desde hace bastante tiempo, ya que la permite ir más allá que el ojo humano. “La IA empezaba a ser buena para hacer predicciones pronosticas. Los modelos de ´machine learning´ nos dan perfiles de pacientes que van a responder a tratamientos, y podemos hacer predicciones de mayor precisión”, sopesó el Dr. David Ezpeleta hace un año, en la última Reunión Anual de la SEN. Informó entonces de que, en los cinco años previos, había aumentado en más de un 600 % el número de dispositivos médicos de IA y aprendizaje automático aprobados por la FDA. Ayudan a que los procesos diagnósticos y las tomas de decisiones sean mejores. Manifestó que el neurólogo “tendrá que adoptar la tecnología, demostrar que es válida y ponerla en marcha”. Habrá IA específica para resonancias magnéticas, ictus, etcétera, por lo que habrá que estar “muy atento a lo que viene”. El futuro parece brillante y, en palabras del Dr. Javier Camiña, en la misma Reu-
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