27 Según detalla el experto, una de cada 10 mujeres españolas en edad fértil sufre alguna disfunción ovárica, lo que conlleva más dificultades para lograr un embarazo. La más frecuente, y que marca sentencia, es la edad del óvulo. No obstante, a partir de los 35 años la cantidad y calidad de estos disminuye y las alteraciones cromosómicas aumentan. Por eso, de manera natural, a mayor edad, las mujeres se embarazan menos y abortan más. Actualmente la vitrificación de óvulos permite al menos mantener la probabilidad de embarazo con la edad biológica celular. Es un procedimiento que cada vez está teniendo más demanda entre la población. Perfil de la mujer Las mujeres mayores de 35 años que llevan un tiempo intentando quedarse embarazadas y no lo consiguen es el perfil que más acude a la fecundación in vitro (FIV). “En general, la media de mujeres de 35 a 38 años es más fácil encontrarla en centro públicos”. “En caso de lista de espera y edad de las mujeres en los centros ya privados, la media se sitúa entre los 39,5-40 años, ya que muchas han querido desarrollarse profesionalmente y acuden al centro ya con esa edad”. Así, es imprescindible que las mujeres dispongan de toda la información acerca de su fertilidad, desde edades muy tempranas, para evitar la esterilidad y las frustraciones que puede llegar a provocar. Muchas veces, mujeres que rondan la cuarentena, acuden a la consulta por un problema de infertilidad, y con un desconocimiento absoluto sobre cómo afecta la edad a la reserva ovárica y la calidad ovocitaria. Los principales problemas derivados del retraso en el proceso incluyen: una disminución en la reserva ovárica, una reducción en la cantidad de óvulos y un aumento en las alteraciones cromosómicas. Además, en el caso de los hombres, la calidad del semen también se ve afectada debido a factores relacionados con el estilo de vida y el cambio climático. “Pese a que hay mucha información que cada vez va canalizado mejor, todavía queda mucho por hacer y avanzar. Que famosas o influencers comiencen a mostrar la problemática, que hablen de vitrificarse los óvulos, etc.”, valora esta experto. La criopreservación ovocitaria y suplementación natural se han convertido en aliados para asegurar un poco más la fertilidad, pero, para Franco, “la recomendación es que toda mujer joven, cuando hace sus revisiones ginecológicas, revise su reserva ovárica mediante una eco o la hormona antimulleriana, que nos indica la reserva que tenemos. Si está bien, estupendo, y si con 30-32 no tenemos pareja o si la tenemos y queremos desarrollarnos profesionalmente, es ahí cuando vitrificar. La eficiencia de la vitrificación disminuye a partir de los 37 años. A esa edad la cantidad de óvulos que se deben vitrificar para ser eficientes es mayor”, detalla. Y es que, según cita, a partir de los 37 años es muy difícil que una mujer conciba de manera natural y, ya en los 38 años, se dispara el número de alteraciones cromosómicas. Por todo ello, si existe interés en realizar este proceso, lo recomendable es no esperar, porque cuanto antes se lleve a cabo, mejor será la calidad de los óvulos. “La demanda de tratamientos de fertilidad se ha incrementado notablemente en los últimos años y España es uno de los países más activos en esta área, manteniéndose en el Top 3 de países con más actividad y experiencia en reproducción asistida del mundo”, nos comenta este experto, quien añade: “Las novedades en este campo pasan por intentar en un futuro poder aplicar la inteligencia artificial y ser mas eficientes en procesos”. En casos de baja reserva ovárica, se están explorando estrategias para mejorar la calidad del ovocito a través de diversas investigaciones. Actualmente, desde el punto de vista embrionario, se puede controlar que un embrión no presente alteraciones cromosómicas, lo que representa el 70 % del éxito en la implantación. El 30 % restante depende de factores femeninos, los cuales se controlan cada vez más, incluyendo la ausencia de endometritis, el equilibrio de la microbiota y la regulación inmunológica. La combinación de todos estos factores, junto con la calidad embrionaria, permite aumentar significativamente las tasas de éxito. Según los datos del Registro Nacional de Actividad 2022-Registro SEF, en el 2022 se llevaron a cabo un total de 167.195 ciclos de fecundaciones in vitro (FIV) y 31.635 inseminaciones artificiales (IA), lo que supone un mantenimiento de las cifras tras el acusado incremento del 19 % que se obtuvo en el período anterior, tras la pandemia por Covid-19. Estas técnicas dieron lugar al nacimiento de un total de 39.546 bebés, un millar menos que en 2021. Para Franco, “el balance de estas cifras es que es una demanda creciente y que seguirá incrementándose en los próximos años por las circunstancias previas habladas”. Desde la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) han trabajado con las diferentes sociedades científicas involucradas en la fertilidad, así como con las asociaciones de pacientes y otros colectivos un consenso sobre fertilidad en España que ha trasladado en el último año a todas las fuerzas políticas del país, a la espera de un pacto nacional de fertilidad que promueva políticas que mejoren la realidad reproductiva en España y acaben con las desigualdades autonómicas. Como valora Franco, “es fundamental la iniciativa de la SEF debido al envejecimiento de la población, así como el descenso de la natalidad en picado. Concienciar y hacer políticas sociales, así como estrategias que permitan educar y facilitar el ser madre antes, es muy positivo”. De la inteligencia artificial, señala que “ha venido para quedarse, pero de momento es importante realizar estudios, así como validar cada algoritmo matemático. A nivel de laboratorio, permitirá estandarizar ampliamente los procedimientos a nivel mundial, facilitar el análisis de datos y, a su vez, impulsar la investigación para identificar áreas de mejora. Sin embargo, de momento, para poder usarla como herramienta diagnostica ya aplicable hay que esperar un poco”. ¿Qué queda por mejorar? Según Franco, como suele decirse, siempre hay margen de mejora. Así, algunos de los campos en los que todavía hay camino por recorrer sería en la baja reserva ovárica. Por otro lado, “conseguir que podamos obtener óvulos y que no tengan alteraciones cromosómicas sería fabuloso”, explica el experto, quien también añade que “la maduración in vitro de ovocitos facilitaría y ayudaría a ser más eficientes en los procesos”. Otros de los retos mencionados por Franco pasan por “establecer de manera rutinaria la IA y seguir investigando la comunicación entre embrión y endometrio”. Y sin duda, como conclusión, “es fundamental actualmente generar políticas sociales y de concienciación para ver la importancia que tiene la natalidad en un país. Sin nacimientos no existen relevos generacionales; y es algo que debemos tener en cuenta”. +
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