im MÉDICO | 56.2 45 Baja prevalencia, pero en auge Este grupo de patologías también presentan un panorama muy diverso en cuanto a su afectación en la población. Las hay relativamente frecuentes, como la artritis reumatoide (una enfermedad autoinmune sistémica en su concepto, aunque se manifieste en las articulaciones), que afecta a entre el 0,5% y el 1% de la población. Por otra parte, está el grupo de patologías englobadas bajo el nombre de espondiloartropatías, con una prevalencia conjunta mayor que la de la artritis reumatoide, llegando a hasta el 1,5% de la población. Y conunaprevalencia intermediadel 0,2%de lapoblaciónestaría el lupus eritematoso. Lo que ocurre en esta enfermedad es la complejidad para realizar estudios epidemiológicos debido a la gran variedad de cifras que se obtienen, dificultando esclarecer una incidenciamedia. De hecho, esta patología se desarrolla con distinta intensidady sintomatologíadependiendodel factor étnico, como semostró en el último Congreso Europeo del Lupus en Estocolmo, en el que estuvo Calvo como parte de la delegación de la Sociedad Española de Reumatología (SER). “Hay muchas más enfermedades”, matiza el también profesor de laUniversidaddel PaísVasco (UPV-EHU). Entre ellas, la esclerodermia; lasmiopatías inflamatorias (unas diez vecesmás infrecuentes que el lupus, consideradas por eso como enfermedades raras); síndrome de Sjögren; las vasculitis… “todas tienen en parte el denominador común de un desarreglo del sistema inmunológico, que es lo que condiciona la enfermedad”. También se repite esa complejidad al determinar cómo ha evolucionado en los últimos años la incidencia de este grupo de patologías reumatológicas. De ahí que Calvo hable “de forma muy genérica” de que la artritis reumatoide habría registrado “un cierto declinaje en cuanto a frecuencia”; no así con el lupus. Pero si se ponderan globalmente, “el problema de las ERAS sí que está creciendo en las últimas décadas”. En busca de una adherencia plena La apariciónde estas enfermedades crónicas suele ser temprana, en las décadas de los 20 o los 30 años, dándose también casos en épocas infanto-juveniles. Por su cronicidad, el tratamiento indefinido presenta el primer escollo: la constancia en la toma de los fármacos, que se ve alterada por el “aburrimiento” si el paciente se encuentra bien en un largo periodo. Algo que preocupa aún más a Calvo es que este decida dejar demedicarse por su propia cuenta, sin tratar de hablarlo con su especialista: “Eso en el mejor de los casos, que te diga que no lo toma tras años yendo a consulta. En otros, ingresa el paciente con todo desbaratado”, lamenta. Los más comunes, cuando se trata de casos leves, son antiinflamatorios, aunque “lagranmayoría” requierede corticoides que, si bien son lamedicaciónpor excelencia, tienen la contrapartede la toxicidad y las morbilidades asociadas; otra vía es la de los inmunosupresores clásicos (usados también en oncología), pero con un riesgobastante altopor las “graves consecuencias” quepueden provocar; en último lugar estarían las terapias dirigidas como los anticuerpos (por ejemplo rituximab) que eliminan gran parte de la población de células B, dejando al sistema inmunológico del pacientemás expuestoabacterias oagentespatógenos externos. A eso se suma el alto coste de los fármacos para contrarrestar los efectos de las ERAS. Los reumatólogos elaboran sistemas de optimización de fármacos para evaluar tanto costes como potenciales toxicidades asociadas a un tratamiento a largoplazo. De hecho, la pandemia de Covid-19 tampoco puso difícil mejorar esa adherencia. La medicación asociada a enfermedades reumatológicas resultó descubrirse como efectiva frente al virus y, según resultados de un estudio llevado a cabo en el hospital de Calvo, “los pacientes conERAS ingresabanmás frecuentemente, pero sin aumento de mortalidad”. Ahora bien, aquellas personas tratadas con rituximab (un anticuerpo que ataca a los linfocitos que producen la enfermedad autoinmune) presentaban unmayor riesgo ante el SARS-CoV-2 y, además, “han tenido problemas para que desarrollen inmunidad con las vacunas”. El papel de EASSER El grupo que actualmente coordina Calvo tiene, entre sus principales objetivos, atraer la atención por parte de la sociedad sobre este tipo particular de enfermedades y aumentar el directorio de especialistas que integran EASSER, que estima entre 100 y 150 reumatólogos, aunque son muchos más los que “muestran interés” por las ERAS. De los integrantes del grupo de la SER han surgido iniciativas como el registro RELESSER, que actualmente es el registro en la fase transversal más numeroso a nivel europeo sobre lupus, entre otros registros impulsados desde este grupo de trabajo donde también se estudian otras como el síndrome de Sjögren, las miopatías inflamatorias, la esclerodermia, la vasculitis… y cada uno, liderado por un miembro de la EASSER.
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